jueves, 15 de agosto de 2013

7.000 MILLONES DE HABITANTES EN ESTE PLANETA YA NO NOS ENTENDEMOS.HAY QUE REBAJAR LA POBLACIÓN

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Ante su incapacidad para evitar que el Gobierno interino egipcio, controlado por los militares, lanzase una sangrienta campaña para desalojar a los seguidores del depuesto presidente Mursi, los gobiernos occidentales se consuelan condenando la masacre y buscando formas de influir a posteriori.
EEUU y la Unión Europea intentaron facilitar una solución política pacífica al bloqueo entre el Ejército y los Hermanos Musulmanes, pidiendo hasta el último minuto que se evitara la violencia. "¿Qué otra cosa se podría haber hecho?", se pregunta Menzies Campbell, un legislador de los liberal-demócratas británicos, socio en la coalición de gobierno. "Más que el fallo de la diplomacia occidental, enfatiza su impotencia".
La incapacidad para influir sobre el General Abdel Fattah al-Sisi y el 'establishment' militar deja a Occidente en un dilema sobre cómo encajar sus principios democráticos con el crucial interés por la estabilidad en la nación más poblada del mundo árabe y que controla el corredor comercial del Canal de Suez.
Un seguidor de Morsi, en las calles de El Cairo. | AFPUn seguidor de Morsi, en las calles de El Cairo. | AFP
"Occidente necesita encontrar una forma equilibrada de suspender la ayuda y los beneficios económicos que muestre a la clase política no militar, incluida la comunidad empresarial, que les saldrá caro", dice Daniel Levy, director de Oriente Próximo en el Comité Europeo de Relaciones Exteriores (European Council on Foreign Relations), un 'think tank' de estudios políticos.
EEUU, que ha mantenido una alianza estratégica con El Cairo desde que el presidente Jimmy Carter orquestó el primer tratado de paz árabe-israelí entre Egipto y el Estado Judío en 1979, ha condenado la violencia y apelado a la contención y la búsqueda de una solución política. El presidente Barack Obama ha condenado los pasos tomados por el gobierno egipcio y ha anunciado la cancelación de las maniobras militares conjuntas, en un golpe simbólico al honor de las fuerzas armadas egipcias.
Ante la creciente presión del Congreso para recortar la ayuda militar anual de 1.300 millones de dólares a Egipto, el presidente dijo estar estudiando tomar nuevas medidas si fuera necesario. Esta ayuda, fundamentalmente destinada a la venta de armas, palidece comparada con los 12.000 millones que la monarquías de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes y Kuwait prometieron a El Cairo en cuanto el ejército depuso a Mursi el 3 de julio.

La cuestión económica

"La reacción correcta de EEUU ahora sería vigilar muy de cerca al Ejército, diciéndole que cesarán [de suministar] el dinero mañana", dice Campbell, un veterano miembro del comité de asuntos exteriores de la Cámara de los Comunes británica. "Eso no supondrá ni la más mínima diferencia a la capacidad del Ejército, pero estaría diciendo: ¿te das cuenta de que todo este apoyo estaría en peligro?".
La administración Obama tiene pocos más resortes que tocar, al haber enfadado a los gobiernos conservadores del Golfo apoyando las revueltas de la Primavera Árabe y dada la conocida aversión del presidente demócrata a la intervención de EEUU en Oriente Próximo.
Washington y los aliados europeos podrían detener los préstamos del FMI a Egipto, pero las conversaciones sobre un paquete de 4.800 millones de dólares ya se habían roto bajo el Gobierno de Morsi y el nuevo Ejecutivo interino ya ha dicho que garantizar los fondos del FMI no es su prioridad.
La visita de los senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham al Cairo, que pretendía ayudar a que Egipto recuperase el camino no sólo fracasó, sino que permitió a los militares azuzar a la opinión pública contra la "intervención extranjera". Washington parece haber acabado mal con ambas partes de la dividida sociedad egipcia, acusado por muchos de haber apoyado a Morsi mientras es acusado por los Hermanos Musulmanes de ser cómplice de un golpe militar contra el presidente elegido democráticamente.

¿Guerra civil?

En Europa, el presidente galo, François Hollande, pronunció las palabras más duras de condena tras la masacre del miércoles. El mandatario citó personalmente al embajador egipcio (un movimiento diplomático raro) para condenar el uso de la fuerza y reclamar "un cese inmediato de la represión", advirtiendo que debe hacerse lo posible para "evitar una guerra civil".
París también aseguró que llevará la masacre a Naciones Unidas, aunque fuentes diplomáticas galas reconocieron que Rusia y China -que han bloqueado las acciones del organismo contra el presidente sirio- probablemente también bloqueen cualquier acción del Consejo de Seguridad sobre Egipto, esgrimiento que se trata de un asunto interno.
El ministro sueco de Exteriores, Carl Bildt, aseguró por su parte que la capacidad de la UE para influir en lo que está sucediendo en Egipto está sumamente limitada, a la vista de que el poder en El Cairo se propone mantener la línea dura.
Según explica, la UE necesitaría revisar sus programas de ayuda a Egipto, pero las sanciones económicas probablemente tendrían escaso impacto. Tampoco ve espacio para la mediación europea en estos momentos: "Creo que las posibilidades que podría haber habido hace una semana o dos se han evaporado con lo que ha sucedido. Creo que habrá un periodo de dura represión y problemas".

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