miércoles, 29 de mayo de 2013

YA SE EMPIEZAN A PAGAR DEUDAS ASESINANDO, NO HABIENDO ACREEDOR NO HAY DEUDA

El exgerente del Voley de Murcia pagó mil euros a los sicarios por matar a la pareja
Tenía una deuda de miles de euros con la jugadora, y una sociedad con su novio en Gibraltar.
Juan Cuenca Lorente, de 36 años, exgerente y ex director técnico del Club Atlético Voleibol 2005 de Murcia, es para la Policía la persona que ideó y dio la orden a dos sicarios rumanos de asesinar a la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser (embarazada de seis semanas) y a su novio Lodewijk Severein, quienes fueron torturados, descuartizados y enterrados en un limonar de la localidad de Alquerías. El ideólogo de estas muertes habría pagado en torno a mil euros a los ejecutores del atroz crimen, según fuentes del caso, aunque no se descarta que luego pudieran cobrar más.
Cuenca, detenido el sábado en Valencia, ingresó ayer en prisión sin fianza por orden del juzgado de instrucción número 16 de esta ciudad, en funciones de guardia, acusado de doble homicidio, mientras que los dos rumanos aún no han pasado a disposición judicial.

Negocios poco claros

El móvil del doble asesinato es económico, con varias vertientes. Por una parte, Cuenca había contraído una «importante» deuda de miles de euros con la jugadora, pero además tenía negocios poco claros con la pareja residente en Holanda, en concreto, compartía con Severein al cincuenta por ciento una sociedad en Gibraltar, supuestamente instrumental y creada con el único fin de blanquear dinero, según confirmaron a ABC fuentes de la investigación. «La deuda era grande, pero hay además por medio un entramado de negocios sucios que ha terminado de esta manera terrible».
Con la muerte de Visser y Severein, Cuenca saldaba su deuda y además obtenía beneficios por otro lado al quedar como socio único de la sociedad gibraltareña. Esa compañía servía a los implicados, supuestamente, para blanquear el dinero obtenido con la adquisición fraudulenta de una cantera de mármol, propiedad de Evefasto Lifante, el creador y dueño del club de voleibol, en el que ha invertido millones de euros.
Lifante, consternado con la noticia, contrató en su día a Cuenca para que le llevara las cuentas del club y en esa época coincidió con la jugadora internacional, también fichada por el empresario. Este aseguró ayer a «La Verdad de Murcia» que no había vuelto a tener contacto con Juan Cuenca desde que, a mediados de 2011, el gerente se marchó del club. «Se llevó todas las cuentas y la documentación; incluso el ordenador. Nos dejó sin nada y ni siquiera pude presentar las cuentas del club. Lo llamé a Valencia para que nos devolviera la documentación, pero se negó. Desde ese momento no sé en lo que andaba metido. Lo único que tengo claro es que a mí y al club nos hizo mucho daño».
En ese mismo 2011, Cuenca cerró la sociedad que había creado en Valencia (Universal Events S. L.) en febrero de 2004 para eventos deportivos y socioculturales, restauración y catering, alquiler, venta y promoción de vehículos, de inmuebles, fisioterapia, balnearios, formación cultural y organización de viajes y excursiones. Entre esa fecha y los siguientes años han desfilado por esa sociedad hasta cinco apoderados, incluida su hermana. Es la única sociedad en la que aparece en España.

Embarazada de 6 semanas

Ingrid y su novio viajaron a Murcia el día 13 supuestamente para acudir a una clínica de fertilidad donde pidieron cita (ahora ha trascendido que la jugadora ya estaba embarazada), pero también la solicitaron a un abogado por correo electrónico. Ese mismo día, otra persona de total confianza, que actuó como intermediaria, convenció a la pareja para que los acompañara a una casa rural de El Fenazar, en Molina de Segura. En esa vivienda, alquilada por Cuenca dos semanas, esperaban los asesinos, que se ensañaron con las víctimas y enterraron sus cadáveres mutilados en una finca de Alquerías.
El día 17 se presenta la denuncia por la desaparición de la pareja. Cinco días después el Fiat Panda que habían alquilado aparece estacionado en una céntrica calle de Murcia. El 24, la Policía centra el caso: se averigua que el exgerente del club está involucrado en los hechos. Horas después lo detienen en Valencia y él mismo conduce a los agentes, tras ser interrogado, hasta la finca donde enterraron los cuerpos de las víctimas. Sin embargo, asegura que él no es el autor material de las muertes. Intentó no dejar nada al azar y había pergeñado una coartada, que le salió mal. A continuación, cayeron los sicarios en una operación rápida y eficiente de la Jefatura de Murcia y la Sección Central de Homicidios.

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