Iñaki Urdangarín, acosado por la acumulación de pruebas sobre su presunto enriquecimiento ilícito, ha encontrado un aliado inesperado en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El sector más cercano a Alberto Ruiz-Gallardón, encabezado por su presidente, Gonzalo Moliner, está tratando de poner trabas a la investigación del juez mallorquín José Castro, instructor del caso Nóos, que precisamente la semana pasada se desplazó a Madrid para aclarar los pagos que la Fundación Madrid 2016, impulsada por el actual ministro de Justicia, hizo al yerno del Rey por unos trabajos ficticios de los que no queda rastro documental.
El pasado lunes, tres días después de que la Comisión Permanente del CGPJ exigiera a Castro explicaciones de su viaje a la capital para interrogar como imputados a tres estrechos colaboradores de Gallardón en su etapa como alcalde, el órgano de gobierno de los jueces volvió a reclamar al instructor del caso Nóos que justificara las razones del último desplazamiento realizado fuera de su jurisdicción, en esta ocasión a Barcelona, para practicar nuevas diligencias. Castro y el fiscal anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach, pidieron previamente autorización por escrito al CGPJ, pero Moliner no se dio por satisfecho con ese trámite, según han revelado a El Confidencial fuentes cercanas al CGPJ.
La Comisión Permanente, presidida por Moliner y compuesta por los vocales Antonio Dorado, Almudena Lastra, Margarita Robles y Manuel Almenar, acordó este lunes por tres votos a dos exigir a Castro que justificara las "circunstancias excepcionales" de su viaje a Barcelona para interrogar a varios testigos en el caso Nóos. Y como ocurrió en la reunión del pasado viernes, Robles y Almenar se desmarcaron de Moliner, Dorado y Lastra, considerados muy afines a Gallardón, por considerar que éstos trataban de frenar de forma injustificada la investigación sobre los lucrativos negocios del duque de Palma.
Como reveló ayer este diario, Gallardón autorizó en 2007, siendo alcalde de Madrid, pagos a Urdangarín y su Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (FDCIS), sucesora del Instituto Nóos, por importe de hasta 12.000 euros mensuales durante un periodo de al menos dos años por trabajos ficticios. Los abonos al yerno de don Juan Carlos se hicieron a través de la Fundación Madrid 2016, presidida e impulsada por Gallardón para promocionar la frustrada candidatura de la capital como sede de los Juegos Olímpicos, y fueron camuflados como "donaciones" para evitar que Urdangarín tributara por esas cantidades.
El pasado lunes, Castro y Horrach viajaron a Barcelona, tras pedir de nuevo autorización a Moliner, para interrogar, en calidad de testigos, a los antiguos trabajadores de la FDCIS. La fundación fue creada en 2007 por Urdangarín y su entonces socio, Diego Torres, supuestamente para atender a niños discapacitados y enfermos, aunque en realidad fue utilizada por ambos como una tapadera para desviar a paraísos fiscales una parte de los casi 15 millones de euros captados por el Instituto Nóos en administraciones públicas, entre ellas la Fundación Madrid 2016 auspiciada por Gallardón, y empresas privadas.
Comisión de servicio
Castro dirigió un escrito a Moliner en el que solicitaba la autorización del CGPJ para viajar a Barcelona en comisión de servicio con el fin de llevar a cabo nuevos interrogatorios en la sede de la Ciudad de la Justicia de la capital catalana. Pero antes de resolver esa solicitud, la Comisión Permanente aprobó, con la firme oposición de dos de sus cinco miembros, requerir a Castro que justificara las razones de su petición. De nada sirvieron las protestas de Almenar y Robles, que defendieron el derecho de Castro, como el de cualquier otro juez, a practicar diligencias en una provincia ajena a su jurisdicción.
Ambos vocales, según las fuentes consultadas, argumentaron que las explicaciones exigidas al titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma estaban "fuera de lugar". Almenar y Robles protestaron por el supuesto intento de los vocales afines a Gallardón de "entorpecer" la investigación de los pagos a la fundación de Urdangarín, que puede acabar salpicando al ministro de Justicia.
Las mismas fuentes califican de "insólita" la decisión del CGPJ porque éste siempre se limita a autorizar, como un simple trámite administrativo, las comisiones de servicio, y solo interviene para resolver posibles conflictos de jurisdicción, que no se han dado en esta ocasión. Desde que comenzó la instrucción del caso Nóos, Castro y Horrach se han desplazado en varias ocasiones a Barcelona para practicar diligencias sin que el CGPJ haya cuestionado nunca esos viajes.
Las fuentes consultadas interpretan el gesto de los vocales próximos a Gallardón como un intento de "hacer méritos" en busca de un puesto en el futuro CGPJ, que debe ser renovado este mismo año. El ministro de Justicia pretende modificar el sistema de elección de sus miembros para restar influencia a las asociaciones judiciales y permitir que jueces no asociados puedan ser elegidos con el respaldo de 25 de sus compañeros, frente al centenar de apoyos exigido hasta ahora. El pleno del CGPJ aprobó el pasado día 6 un informe muy crítico con el proyecto de reforma de Gallardón, aunque cinco vocales rechazaron ese informe; entre ellos, Dorado y Lastra.
El PP pagó a Bárcenas una cantidad fija al mes hasta diciembre de 2012.
El partido le pagó la Seguridad Social y 400.000 euros de finiquito prorrateados.
En 2010 negoció con el partido que le abonaran su finiquito mes a mes
Acudía a la sede y tenía una sala para él hasta el pasado 16 de enero
Confirmó al fiscal la semana pasada que el PP aún le pagó en 2011 y 2012
El PP insiste en que Luis Bárcenas se desvinculó del partido en 2009, cuando dejó temporalmente el puesto de tesorero nacional. Pero Bárcenas no solo tuvo un trato preferente hasta hace un mes, con una sala para sus documentos, entrada libre en Génova 13 y una secretaria en el partido que seguía llamando por él. Además, siguió recibiendo mensualmente una cantidad del PP hasta hace menos de dos meses, a finales de 2012. El partido le pagaba cada mes ese dinero y además se hacía cargo de su cobertura de la Seguridad Social. Es lo que pactaron en abril de 2010 Bárcenas y la dirección del partido, en una decisión que solo podía tomarse con el consentimiento de Rajoy.
El extesorero abandonó entonces, un año y medio después de que estallara el escándalo Gürtel, la militancia en el PP y su acta de senador. Se quedó sin sueldo público, y pidió reincorporarse al partido como empleado de la casa en la que entró siendo aún AP, según fuentes del PP. Se pactó entonces con él un despido improcedente, por una cantidad de al menos 400.000 euros, según las mismas fuentes, y Bárcenas pidió que no se la pagaran de un golpe sino que se la dieran poco a poco todos los meses hasta diciembre de 2012 y además que el PP se hiciera cargo de sus costes de Seguridad Social. Y el partido aceptó, de manera que el extesorero ha estado vinculado directamente a esta formación política hasta pocos días antes de que se conociera que tenía una cuenta en Suiza con 22 millones de euros, el pasado 16 de enero. El PP asegura que fue solo un finiquito prorrateado y que Bárcenas no realizó ninguna labor para el PP desde 2010, cuando se negoció su salida.
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