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martes, 23 de septiembre de 2014

EL GOBIERNO PREMIA LA REPRESIÓN POLICIAL CON MEDALLAS

El Gobierno reconsiderará la política de presos si ETA se disuelve
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz
Interior condecora a los policías al mando durante los disturbios del 22M
Entre los premiados están el jefe de las UIP y su superior, para los que exigieron la destitución los propios antidisturbios
La Medalla Roja que recibirán está pensionada con el 10% de su sueldo de por vida.
Vuelve a ser condecorado el jefe de Información de Madrid, responsable de vigilar a los "radicales" y de los atestados tras las manifestaciones
El Gobierno reconoce también al inspector al que encomendó la redacción de la Ley de Seguridad Ciudadana.
El Ministerio del Interior ha decidido premiar a los mandos policiales que han aplicado este último curso sus directrices para enfrentarse a las revueltas ciudadanas. Los máximos responsables de los antidisturbios y de los agentes encargados de investigar los extremismos serán condecorados próximamente con la Medalla Roja al Mérito Policial, lo que supone un 10% más de sueldo de por vida. Según la lista definitiva, a la que ha tenido acceso eldiario.es, entre los condecorados están el comisario general de Seguridad Ciudadana, Florentino Villabona, y su subordinado y jefe de todas las Unidades de Intervención Policial (UIP), José Miguel Ruiz Igüsquiza. De ambos, pidieron los propios antidisturbios su destitución por el caos vivido en el centro de Madrid al término de las Marchas de la Dignidad, el 22 de marzo pasado.
Sólo uno de los mandos con responsabilidad durante aquella violenta jornada ha quedado fuera del premio. Se trata de Francisco Javier Virseda, el jefe de las UIP de Madrid, sacrificado por el Ministerio del Interior ante la contundencia de las protestas sindicales y de los antidisturbios. Meses después, Virseda fue enviado a un destino privilegiado, la Agregaduría de Interior en la Embajada de España en Chile, un puesto remunerado con más de 10.000 euros anuales.
El resto desfilará el 29 de septiembre -festividad de los Ángeles Custodios- ante la cúpula de Interior, que colocará en su pechera ‘la Roja’, como se conoce en el Cuerpo a la condecoración. Además del jefe de los antidisturbios a nivel estatal, recibirá la condecoración su número dos, el inspector jefe Francisco González Pescador. La Dirección General de la Policía ha decidido igualmente condecorar al jefe superior de Madrid, Alfonso Fernández, y al responsable de Seguridad Ciudadana de la capital, Andrés Garrido.
Pero los premios no se agotan en la cadena de mando de los ‘botas’, como se conoce a los antidisturbios coloquialmente en el Cuerpo. El policía con mayor influencia en las decisiones que el Gobierno toma sobre los grupos denominados por Interior como “antisistema” o de “extrema izquierda” también recibe la Medalla Roja. Se trata del comisario Germán Castiñeira, jefe de la Brigada Provincial de Información de Madrid. Sus agentes son los encargados de redactar los atestados que se presentan a la autoridad judicial después de cada manifestación, al igual que de controlar previamente a los grupos que terminan reventando con violencia las convocatorias pacíficas.
La Brigada Provincial de Información es autora, por ejemplo, del  atestado con el que fueron enviados a la cárcel de forma provisional dos jóvenes por los altercados del 22M, uno de ellos acusado de agredir de forma salvaje a un agente de la UIP al término de las Marchas de la Dignidad. Las defensas de ambos defienden que, aunque participaron en los disturbios, ninguno es autor de los hechos que se les atribuyen. Igualmente, Castiñeira es el máximo responsable de los policías que detuvieron a Alfonso Fernández, Alfon, al que ahora juzga la Audiencia de Madrid por tenencia de explosivos la huelga general del 14-N. El acusado asegura no haber visto jamás el explosivo y denuncia un "montaje policial".
Castiñeira también fue condecorado con la Medalla Roja en 2013, después de que la Audiencia Nacional dictara un  contundente auto criticando la actuación policial en la protesta Rodea el Congreso. La Brigada de Información intentó defender hasta el final que los detenidos pretendían asaltar la Cámara Baja y llevaron ante el juez Santiago Pedraz a ocho supuestos organizadores que quedaron libres y sin cargos.
El director adjunto operativo, Eugenio Pino, es el número dos de Ignacio Cosidó. Jefe de los antidisturbios en el Gobierno de José María Aznar, es el policía con mayor responsabilidad en el Cuerpo desde que regresó a Moncloa el Partido Popular. Su equipo de confianza ha sido igualmente condecorado, a pesar de que el reglamento interno destina las medallas rojas a actos de servicio en los que el policía ha arriesgado su vida. Históricamente, las medallas han sido concedidas, en la gran mayoría de los casos, obviando ese criterio por los mandos policiales de todos los gobiernos.
Entre los colaboradores de Pino que recibirán este año la Roja está Francisco Javier Vidal, el inspector al que Interior encomendó  la redacción final de la Ley de Seguridad Ciudadana que el Ministerio del Interior presentó antes de llevar el texto al Congreso y que fue corregida por indicación de Moncloa. Vidal, como Pino, ha realizado la mayor parte de su carrera en los antidisturbios. El texto, aún en tramitación parlamentaria, ha sido fuertemente contestado por la oposición política y los movimientos sociales, que no dudan en calificarla de Ley Mordaza.
Las condecoraciones llevan la firma del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. El pasado invierno resultó muy polémica la concesión de la Medalla de Oro al Mérito Policial a una Virgen de Málaga, asunto que ha acabado en los tribunales. Esa medalla no conllevaba asignación económica, a diferencia de las 'rojas'. Es habitual que un comisario acumule varias a lo largo de su carrera.
COMENTARIO:
YA SABEN LO QUE HAY QUE HACER NO VOTARLES EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES PARA EVITAR ESTA REPRESIÓN SOCIAL Y PREMIAR A LOS MACEROS CON DINERO DE NUESTRAS IMPUESTOS.No callar y demandar justicia son lados de una misma necesidad. El pasado 22M se mostró en Madrid una realidad, en la que cientos de miles de ciudadanos con su presencia unida a un mismo tiempo y lugar dijeron al poder estatal que sus prácticas, sus formas y sus mentiras llenas de corrupción y opresión están fuera de lugar y deben ser expulsadas de la cívica conducta de las miles de personas que luchan cada día por no caer en el miedo, el abuso, la delincuencia y la corrupción. El mensaje era sencillo, sigue limpio y se quiere que su eco perdure hasta que los poderes opresivos del estado y sus ramificaciones, rectifiquen, cambien de rumbo y, lo antes posible paren con sus viciosas prácticas de pisar a nuestros convecinos, a todos nosotros. Todos somos convecinos del abuso estatal. Los cuerpos y famosas fuerzas que vigilan nuestras libertades deben entender lo antes posible que sus uniformes, procedimientos, protocolos, armas y disciplinas pertenecen a la sociedad de la que emanan, por ella y con ella deben ser cuidadosos y protectores. Esa es su labor. Es muy grave el error en el que caen de manera monótona y continuada estos uniformados; oprimen y maltratan a los ciudadanos, sus convecinos, mientras con sus lenguas limpian el suelo de los poderosos

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