Señor presidente del Gobierno, don Pedro Sánchez:
La sanidad pública en toda España se encuentra en una situación alarmante. Los pacientes se sienten cada vez más desprotegidos ante unas listas de espera que resultan insultantes, invalidantes y que provocan una pérdida constante de calidad de vida. En muchos casos, suponen incluso un riesgo real para la salud e, incluso, para la vida. Esta situación es inaceptable y constituye, a todas luces, un grave incumplimiento de los deberes públicos.
Bajo su gestión, todo parece ir a peor: el poder adquisitivo de las familias se desploma, el acceso a la vivienda se ha convertido en un privilegio, la igualdad ante la ley se ve cada día más cuestionada y los pilares de nuestra democracia se debilitan progresivamente. La sociedad española se encuentra hoy más dividida y enfrentada que nunca.
Resulta especialmente indignante que se mantengan pactos políticos con quienes homenajean a los asesinos de socialistas como Fernando Múgica, Fernando Buesa, Juan María Jáuregui o Ernest Lluch. Tal conducta supone una traición a la memoria de quienes dieron su vida por la libertad y la democracia.
Asimismo, su Gobierno ha concedido impunidad a delincuentes, corruptos y prófugos de la justicia a cambio de conservar el poder. Esta deriva política es profundamente inmoral y contraria a los principios básicos del Estado de derecho. Le insto, por ello, a que convoque elecciones y escuche al pueblo soberano.
Usted no ha ganado ninguna de las elecciones a las que se ha presentado de forma directa. ¿Con qué legitimidad se aferra al poder? No puede ampararse en pactos sostenidos mediante la cesión o el trueque de derechos fundamentales, democráticos y constitucionales como la igualdad ante la ley o la separación de poderes. Otorgar inmunidad o privilegios a quienes le apoyan equivale a corromper el Estado de derecho y a degradar nuestra democracia.
¿Con qué autoridad puede entonces exigir a los demás el cumplimiento de las normas?
Convoque al pueblo. Si los españoles deciden que desea seguir gobernando de la mano de Bildu, Iglesias, Montero, Belarra, Rufián, Puigdemont, Otegi o Díaz, será su victoria. Pero, si no es así, debe marcharse y rendir cuentas por la perversión institucional y la corrupción moral que se ha extendido a su alrededor, ya sea por acción u omisión.
De lo contrario, España se encamina hacia un deterioro democrático comparable al que sufren países como Venezuela. Cuanto más tiempo permanezca usted en el poder, más difícil será recuperar la normalidad democrática y más arduo resultará perdonarle los años de retroceso en todos los ámbitos.
Su gestión es inadmisible, y su conducta, impropia de un representante público. España merece algo mucho mejor.
Sin esperar ninguna atención.
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