miércoles, 20 de agosto de 2025

NOS MANDAN INCOMPETENTES Y VIVIDORES.

 Cuando la naturaleza se desata, la verdadera medida de un Gobierno no está en los discursos, sino en la acción inmediata. Tormentas, incendios o pandemias no distinguen ideologías, pero sí revelan quién tiene la capacidad -y la responsabilidad- de proteger a la ciudadanía. Y cuando el Gobierno central ostenta competencia total sobre la coordinación nacional, la inacción no es un accidente, es una elección.

Ignorar la emergencia mientras comunidades enteras luchan solas, improvisando recursos y estrategias, no es un fallo técnico, es un fallo político y moral. Cada hora de retraso, cada intento de capitalizar la tragedia políticamente, pone vidas en riesgo. Cuando el Estado tiene la autoridad y los medios para actuar de manera decisiva, no actuar no es un error, es un abuso de poder.

No hablamos solo de responder a lo visible. La prevención, la planificación, la inversión en infraestructuras resilientes y la coordinación entre regiones son obligaciones irrenunciables. La ciudadanía no debe depender de la suerte ni de la buena voluntad de líderes que aparecen solo cuando la tragedia es noticia.

La competencia total del Gobierno central implica responsabilidad total. No hay excusas: la autoridad y los recursos están en sus manos. Si no actúa, la sociedad paga el precio, y la política se transforma en un juego macabro donde la tragedia ajena se convierte en herramienta de estrategia electoral.

Frente a emergencias y desastres, la acción inmediata y efectiva no es una opción, es el único indicador de legitimidad. La incompetencia disfrazada de cálculo político solo demuestra que la responsabilidad no se delega, se ejerce, o se traiciona.

Tras días de devastación, Sánchez emerge del escondite: lo que para muchos es tragedia, para él es estrategia contra el adversario.

¿Cambio climático o pirómanos? Ambos son compatibles.

Sánchez ignora la emergencia mientras las comunidades del PP luchan en soledad, y vuelve solo para capitalizar el desastre políticamente. Es un manipulador.

Como dice Antonio: "Si el Gobierno no tiene que actuar en el covid, ni en la fana, ni en la vivienda, ni en los incendios, muchos podemos entender que mejor no ahorramos el Gobierno".

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