sábado, 11 de enero de 2025

UNA SOCIEDAD EN DECADENCIA

 Paradójicamente, ahora que la Liga y la Federación Española de Fútbol coincidían en "desinscribir" a los jugadores Dani Olmo y Pau Víctor debido a que el FC Barcelona no había cumplido las normas del llamado Control Económico, en el caso de la primera, y del Reglamento General, en el de la segunda, un actor no inesperado, el Consejo Superior de Deportes (CSD), dependiente del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, dependiente del Gobierno, que a su vez depende directamente del presidente socialista del Gobierno español, e indirectamente del presidente socialista de la Generalitat, concedía al FC Barcelona la medida cautelarísima solicitada por la entidad deportiva.

El CSD se concede ahora un plazo de tres meses para convertir la cautelar en definitiva (así va a ser), circunstancia celebrada por Laporta con un rabioso y estrafalario corte de mangas (posible tendinitis en el codo), y gritos de "sinvergüenzas, cobardes, hijos de puta" a todos los imperturbables, tibios y laxos españoles que, lejos de filias y fobias, entendemos que las normas están para cumplirse, máxime cuando los beneficiados hoy las han votado ayer sin excusas.

Y si su vena fanática, la de usted, le permite justificar este proceder, imagínese a un okupa "profesional" que se cuela en el domicilio de su vecino, con pareja y un menor. No los podrá echar porque, según la ley, "tienen derecho a una vivienda digna". Su vecino pasa a vivir en su coche, mientras sigue pagando la hipoteca, el gas, la luz, el seguro...

En cumplimiento de la ley, las autoridades de turno se plantean expulsar al okupa, pero el juez le concede la "cautelar" un año, dos, lo que haga falta. Su vecino sigue viviendo en el coche y a usted le parece bien...

¿Y si en vez de su vecino fuera usted el okupado? Ah, el rifle con cuatro cargadores. ¿No hay una normas que cumplir iguales para todos?

Bueno, admitamos que en los últimos tiempos los políticos separatistas catalanes han conseguido indultos, amnistías, condonaciones de deuda y financiaciones singulares, y Joan Laporta es independentista, empresario, abogado, político y presidente de un club, el FC Barcelona, que es el equipo del régimen. Lo fue durante el franquismo y lo sigue siendo ahora con Pedro Sánchez.

Aceptemos que con cierto tipo de personajes ibéricos es aplicable el refrán "quien nace lechón, muere cochino".

Sinceramente, me temía que algo de esto iba a suceder viendo el montante de la operación que, según las informaciones, suponía un cráter de 200 millones de euros para el Barcelona. Demasiado botín a tiro de piedra para que las mafias operantes dejaran pasar tan lucrativa oportunidad.

El RIP lapidario sería que los asientos VIP adquiridos por los cataríes (100 millones de euros), con entrega diferida a 2026, no fueran tales, sino unas decenas de vigas de hormigón con el escudo del Barça.

El corte de manga laportiano a los ingenuos cataríes pasaría a los anales de la picaresca mundial.

Al respecto me pregunto: ¿se pierde mucho si nos extinguimos?

Saludos cordiales.

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