Lo de borrar y hacer desaparecer pruebas entre los políticos corruptos imputados se está haciendo demasiado habitual.
Eliminar las pruebas de un presunto delito que se está investigando es la prueba de que algo había que esconder. En sí estamos cometiendo un delito añadido.
No sé qué pintan los que debieran poner a buen recaudo todo aquello que esclarezca el presunto delito de alguien que está siendo investigado. Quien facilita esa posibilidad es cómplice.
Sabemos que una red corrupta se forma con personajes sin escrúpulos que tienen poder o influencia en las altas esferas políticas, empresariales, jurídicas y en todos los organismos de control democrático.
Es hasta entendible que perro no coma perro, pero que gente con prestigio (fiscales, jueces, periodistas, ministros...) se presten a enmascarar y poner palos en las ruedas de los procesos judiciales es pura corruptela cooperativa. Incluso vemos a periodistas, ministros y hasta el Presidente hacerlo sin pudor. ¿Qué querrán tapar? Ya que su única respuesta sería dejar a la justicia que cumpla sus plazos, es cierto, se alarga demasiado en el tiempo este tipo de juicios y sentencias. Quien nada hizo nada debe temer. Ir en contra los jueces que solo hacen su labor de investigar cuando existan indicios de irregularidades de comportamiento por parte de cargos públicos y sus familiares es hasta saludable en una democracia sana y transparente. Pues este Gobierno cree que él debe hacer la ley, aplicarla cuando le venga en gana y dar salvoconducto cuando le conviene.
Hacen leyes para todo, pero ninguna que castigue severamente la corruptela. Pasaría primero por quitar toda inmunidad, inviolabilidad y los aforamientos a todos ellos; por obligación de tener que devolver cada euro que se lleven o despilfarren, con penas duras de cárcel sin posibilidad de indulto y amnistía. También por beneficiar a los amiguetes y familiares, por asumir un cargo para el que no están capacitados. Sobran caras duras, falta gente seria, con personalidad, experiencia y capacidad. Solo para la política vale cualquiera, vaya usted a pretender dirigir un banco o una empresa sin más experiencia que una titulación y sin mérito adquirido.
Pasar de cajera a ministra, tengas los títulos que tengas, es como darle un coche de Fórmula1 a uno que acaba de sacar el carné de moto. Es como permitir operar a corazón abierto a un médico que acaba de salir de la Universidad y que trabaja vendiendo tabaco en el estanco de su tío.
Que hace a un tipo como Sánchez aferrarse al poder sin haber ganado una sola de las elecciones en las que se presentó, ya fueran generales, autonómicas o europeas. Un tipo que le insultan y abuchean allí donde va, que tiene imputada a su mujer, hermano, su mano derecha, la mano derecha de este y al fiscal general. Recuerdan cómo pedía dimisiones él, es más, logró el poder de la mano de la corrupción del PP en una moción de censura, y ahora se columpia y sostiene en ella.
Qué atracción no tendrá la mala política para estos creerse los necesarios sin que la mayoría no los quiera.
Eso de monarquía y democracia parlamentaria tendría que matizarse mucho, tiene que tener ciertos límites y correcciones, el sistema electoral permite a unos independentistas sacar en las elecciones generales en su comunidad un número de escaños que no corresponde con el número de votos obtenidos a nivel general, estamos dándoles un poder sobre el Parlamento español al que odian incluso. Cuando eso correspondería solo a sufragios autonómicos y municipales. Y Pedro el escamoso que las sabe todas, se agarra a ellos, fáciles de hacerse comprar y vender cuando les regalas impunidad, indultos, prebendas, cargos... Todo a costa del dinero público y de indulgencias indecentes que pisotean el Estado de derecho, la separación de poderes y la igualdad de todos ante las leyes.
No sé cuántas veces tendré que repetirlo, pero lo haré más y más fuerte, estamos tragando una corruptela institucional descarada por una sumisión ciudadana clara.
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