lunes, 16 de diciembre de 2024

EL LOBO O CORDERO, ESCOGE

 Por el más absoluto respeto a los derechos de autor, he de decir que esta atinada frase no es mía. Su autoría se debe, ya desde hace más de cuarenta años, al entonces ministro de Educación don Vicente Villar Palasí, brillante catedrático de Derecho Administrativo, que nos había convocado a los inspectores de Enseñanza Media del Estado en el salón Goya de su Ministerio, sito en la calle Alcalá de Madrid, para orientarnos sobre una alarma de acoso escolar que había detectado la Policía en esos centros, y que rápidamente pudimos resolver con la figura del “profesor-tutor”, adecuadamente relacionado con el delegado de alumnos por grupo. Don Vicente actuó con gran sensatez, discreción y premura, desarrollando con una orden ministerial esa figura, que hoy habría que resucitar para cortar el preocupante rebrote, que ahora llaman neciamente “bullying”, y siempre de graves consecuencias.

Con su venia dije: “Sr. Ministro: yo añadiría a su acertada frase algo más: ‘El que es caritativo con el lobo es cruel con el cordero... con el ternero y con el ganadero, productor primario que tiene que exponer su vida en el monte, custodiando su ganado y privándose del uso habitual de los pastos de montaña, con la rebaja consiguiente de los gastos que esto supone en los precios finales que padecen los consumidores’”.

La familia es una escuela de preparación, para hacer lo debido en el bien de todos. La familia tiene, pues, el esencial papel de educar

El doctor Villar asintió complacido. Estoy hablando de una cuestión planteada hace unos cuarenta años, con lo que se confirma que hay poco nuevo bajo el Sol, y que las soluciones pueden ser “progres” y “retros”.

También entonces se ensayó mantener la jubilación a los 70 años, combinándola con cambios de tareas y destino entre los 60 y 70, en las actividades que lo aconsejaran. Así, yo tuve un magnífico y eficaz conserje que completó su trabajo hasta los 70 años, y procedía de la Policía. Todos contentos y bien atendidos. No sé qué pensarán mis buenos amigos lectores de los tiempos que hoy vivimos. Personalmente, como viejo y experimentado profesor, con más de cincuenta años de servicio activo en Instituto y Universidad, los encuentro bastante desafortunados, y apartados de criterios operativos. Las bases de la educación residen en la familia, que aporta a los hijos y otros parientes alimentos, atención sanitaria, educación y protección, proporcionando el marco adecuado para la satisfacción de cada uno de ellos, y atendiendo a sus cualidades específicas emocionales. “La familia no valora a sus miembros por lo que valen, sino por lo que son”, y todos han de sentirse aceptados y valorados por su individualidad, aceptando los cambios oportunos. Los principales nexos de unión de los miembros de una familia son la afectividad, el respeto mutuo y la tolerancia, que se plasman en la autoestima y en el aprecio a los demás, alcanzando a otros miembros de la sociedad. En resumen, la familia es una escuela de preparación, para hacer lo debido en el bien de todos. Los avances se realizan en este orden preciso: sentimientos, pensamientos, razones, palabras y obras; todo ello en un medio ideal para el diálogo, el entendimiento, la búsqueda de orientación antes de adoptar resoluciones adecuadas, delicadas, y “siempre respetando los principios éticos universales”. La familia tiene, pues, el esencial papel de educar. Las enseñanzas posteriores en escuelas de Primaria y centros de Secundaria tienen por objeto ampliar conceptos, conocimiento de países e instituciones, costumbres y modos de relación amables, principios y normas sociales. La Enseñanza Superior, que se imparte en Universidades y Escuelas Especiales, se centra en la formación concreta, científica, literaria y técnica, que prepara directamente para el trabajo. Es importante no descuidar el respeto estricto a la Constitución, las Leyes, y la lengua común, afinando sus contenidos semánticos precisos. Hay que insistir en el carácter esencial y crítico de la educación familiar, que, como todo el mundo puede entender, tiene unas limitaciones temporales críticas que marcan la vida de todas y cada una de las personas implicadas.

Mucha prudencia y pocas bromas con los atrevidos cambios que se pretenden imponer a este nivel, como la proliferación del uso de los teléfonos móviles individuales entre los niños, por los riesgos que comportan las aperturas a influencias tempranas inadecuadas, nefastas e irreversibles que proliferan en algunas redes sociales y otras instituciones afines. Los daños educativos y morales posibles pueden ser irreparables.

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