Suelo caminar a diario por Gijón, durante la mañana y, a veces, paseo por las tardes. Desde la proliferación de canes por nuestras calles y parques, ya hace algún tiempo, no me ha coincidido ver a un solo policía local no ya sancionando como debería, sino simplemente apercibiendo de la falta o llamando la atención a aquellas personas que llevan los perros sueltos por doquier -estando prohibido-, que no limpian sus heces, que carecen de bozal siendo especies peligrosas.
A este aspecto agregaría a los responsables de algunos establecimientos públicos, principalmente hosteleros, que permiten que los canes anden por el local como “perro por su casa”, que se sienten donde quieran y que hagan sus necesidades donde y cuando les venga en gana. Evidentemente he dejado de entrar en estos sitios, como otras muchas personas.
¿Hasta dónde hay que llegar para que nuestra Policía Local se preocupe por este delicado asunto?
El caso de los patinetes es también muy llamativo, si bien bastante más peligroso. Hay usuarios que los conducen por las aceras, por direcciones prohibidas, saltándose semáforos en rojo, circulando entre los coches, adelantando por la derecha. No respetan para nada las normas de circulación y tampoco las de educación. Circulan sin casco, sin luz, dos personas, hacen lo que les da la gana, y ni se te ocurra llamarles la atención, podrías salir malparado. A este capítulo se podrían agregar los ciclistas que hacen tres cuartos de lo mismo. Tampoco he visto a un solo policía local sancionando a estos claros infractores.
Ya han ocurrido varios accidentes con patinetes involucrados y lo raro es que no haya muchos más, sobre todo de patinetes atropellando personas, que no hay más desgracias de puro milagro, y esto sucede cada día en Gijón.
De estos temas hablo habitualmente con amigos y conocidos y todos coincidimos en que nuestra Policía Local pasa olímpicamente de canes y patinetes.
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