martes, 30 de abril de 2024

LIBERTAD DE ENGAÑO

 ES UN GRAN ERROR

La vida hoy está solo centrada en el individualismo. El individualismo nos otorga un espejismo de omnipotente libertad, en el que lo único que vemos es un yo hipertrofiado, centrado en deseos y autoimagen obsesiva, que busca engrandecerse. La autoafirmación, la asertividad, la autoestima y el darse a valer, la necesidad firme de seguir el camino autodirigido, honrado, son cruciales, como seres de cierto libre albedrío y responsabilidad. ¿Es realmente un ser angustiado y a merced de otros, más poderosos y astutos, libre? Libertad es verse libre de coacciones y asumir maduras obligaciones, hay libertad interior en el de mente serena y calmada, en el que puede hacer y deshacer a su voluntad, aceptando las leyes y reglas de una comunidad social que implica respeto por la pluralidad y la dignidad amplísima de la persona, en la búsqueda de "su felicidad personal", siempre aproximativa y algo imperfecta, insatisfacción común a toda la raza humana, conceptos vinculantes ínsitos en las Declaraciones de Derechos Humanos. Ortega y Gasset había escrito ya, en 1930, que siendo la vida humana un "quehacer", no hay más remedio que decidir a cada momento lo que se va a realizar. Esto es, "lo que voy a hacer". La libertad verdadera es del que lucha, del que resiste, del que persevera con constancia, del que desarrolla valores firmes. Existe la libertad comercial y de mercado, existen unas amplias libertades políticas, existe la libertad de expresión y de darse cuenta de que la libertad debe, ante todo, ponerse en práctica frente a lo agobiante. Hoy la sociedad cada vez está más programada y automatizada, es difícil llevar las riendas de la propia vida, salvo que seas una persona hiperadaptada por miedo. La inteligencia artificial, el poder de la tecnología, la reducción de todo a datos en manos de los poderosos, inquieta. Lo único que parece importar son valores resignados, el dinero-poder, el mito de la eterna euforia de la felicidad mostrada, la conexión sin pausa a pantallas y contenidos multimedia, cultivándose solo valores cuantificables, cuando la experiencia humana es mucho más rica. Una cosa es ser un moralista resentido y amargado y otra, darse cuenta de que la libertad tiene mucho de desarrollo de valores profundos que empiezan en el interior, consistentes en ir más allá de todo lo que nos esclaviza, ata y da miedo en una sociedad de muñecos rotos y gente a la deriva, estilos de vida muy condicionados por factores que se nos escapan. Con nuestra aportación a un mundo comunitario, inteligentemente, experimentemos paz y sentido, realización cordial. Hay múltiples caminos, pero la democracia, a veces, parece irreal, como las pantallas ectoplasmáticas de "Stark Trek" o "1984", con líderes-ficción inapelables.

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