sábado, 26 de febrero de 2022

PODER RUSO: DE LAS MOLES ACORAZADAS DE STALIN QUE ATERRABAN A LOS MAZIS,AL SUPERBOMBADERO DE PUTIN.

 Poder ruso: de las moles acorazadas de Stalin que aterraban a los nazis, al superbombardero de Putin

Si el T-34 supuso una revolución en la IIGM y formó la columna vertebral del Ejército Rojo, las fuerzas armadas del Kremlin se basan ahora en la automatización y la guerra a golpe de misil

«¡Nuevo carro enemigo!». Las palabras del jefe del Estado Mayor General alemán, Franz Halder, resonaron temblorosas en la campiña rusa. Corría 1941 y la 'Wehrmacht' se sentía imbatible. Su columna vertebral la formaban los Panzer III y los Panzer 38t de fabricación checa (estos últimos, un 25% de las unidades acorazadas). Y ninguno de ellos estaba preparado para enfrentarse a la mole que acababa de emerger ante sus ojos: el Kliment Voroshilov KV-1. Aquel día, tan solo dos proyectiles de 88 mm. consiguieron atravesar su blindaje. La guinda a esta debacle la puso la llegada de un coloso de 26 toneladas y blindaje inclinado: el mítico T-34. «Quedamos impresionados, ¡era el mejor de la época!», escribió el 'as' de la 'Panzerwaffe' Otto Carius.

Más allá de que Iósif Stalin lideró la represión contra la misma Ucrania que estos días invade Putin y de que extendió el terror rojo a lo largo de la vieja Europa, no se puede negar que la Unión Soviética fue puntera en tecnología armamentística. Además de eficiente, por cierto: en apenas cuatro años, su industria tuvo la capacidad de desplazarse ladrillo a ladrillo hasta más allá de los Urales y producir, en total, 57.000 T-34. Siete veces más que su equivalente alemán, el Panzer IV. Hoy, la situación es similar. El 'álter ego' del Camarada Supremo, ese que lanza mentiras sobre la Rus de Kiev a manos llenas, alberga en su arsenal desde tanques ultra modernos, hasta peligrosos helicópteros de ataque como el 'Tiburón negro'.

En lo que tampoco ha variado en exceso Rusia es en su doctrina militar. Tal y como afirma a ABC José Luis Hernández Garvi –estudioso de las fuerzas armadas internacionales a lo largo de la historia–, esta es, en esencia, la misma que hace setenta años: «Se basa en aglutinar grandes masas de tanques apoyados con vehículos blindados para superar al enemigo en tromba». Aunque, en sus palabras, eso no implica que Putin no haya sabido adaptarse a los tiempos modernos. Algo de lo que ya dejó constancia el Jefe del Estado Mayor General, Valeri Gerasimov, al hacer referencia a la llamada 'guerra híbrida': «En los conflictos contemporáneos es cada vez más frecuente que se de prioridad a un uso conjunto de medidas de carácter no militar».

Moles de Stalin

La URSS supo estar a la vanguardia en lo que a tanques se refiere desde la misma Guerra Civil. Poco después de que Hitler invadiera la URSS el 22 de junio de 1941, las deficiencias de los panzer quedaron en evidencia cuando se toparon con los primeros T-34. «El T-34 fue el carro de mayor impacto. Su revolucionario diseño le hacía superior a cualquier otro carro de tipo medio conocido en la época en armamento principal, protección y movilidad. Tenía un blindaje inclinado de 32 mm. de espesor, un compacto y potente motor diésel menos caprichoso que sus predecesores de gasolina y una torreta fundida en una sola pieza en lugar de hecha de acero laminado en frío», afirma el historiador militar Robert Kershaw en su magna 'Tank men'.

T 34/85, una versión del blindado con un cañón más potente que el inicial de 76 mm.
T 34/85, una versión del blindado con un cañón más potente que el inicial de 76 mm.

Los testimonios de los germanos atestiguan lo duro que era enfrentarse a los T-34, y a los menos populares KV-1, en 1941 y 1942. El Panzer III (de menor porte y peor blindaje) sufría una infinidad para acabar con ellos. «Para tener alguna oportunidad debíamos acercarnos mucho, hasta unos 200 metros, mientras que ellos podían dejarnos fuera de combate a una distancia de 1.000», explicó Rolf Hertenstein, de la 13.ª División Panzer. El barón von Langermann coincidió con él al dejar por escrito la «absoluta superioridad que los carros rusos de 26 y 52 toneladas» tenían sobre sus unidades acorazadas. Este último alabó la enorme distancia a la que los cañones rusos podían causar bajas gracias a su «gran precisión y enorme fuerza de perforación». Por no hablar del «excepcional motor diésel» y su resistencia a las averías.

La infantería alemana también veía con desesperación a los T-34, como describió un veterano alemán de la Operación Barbarroja tras la Segunda Guerra Mundial:

«¿Usar el fusil? Tendría el mismo efecto que darte la vuelta y tirarle un pedo. Además, nunca te pasa por la cabeza disparar; simplemente tienes que quedarte paralizado como un ratón, porque si no aullarías de terror. No mueves ni el dedo meñique, por miedo a irritarle. Entonces te dices a ti mismo que tal vez hayas tenido suerte, que no te ha visto, quizás haya atraído su atención alguna otra cosa. Pero por otro lado piensas que quizás tu suerte se ha acabado y que esa cosa viene directa a por ti, hasta que dejas de ver y de oír en tu agujero. Es entonces cuando necesitas nervios como cables de acero, se lo aseguro».

Organillos, aviones y navíos

Además de los T-34, la Unión Soviética diseñó algunos vehículos revolucionarios como los lanzacohetes BM-13 'Katyusha'. Ideados en el Laboratorio de Dinámica de Gases de Leningrado y presentados al Camarada Supremo en los primeros días de junio, recibieron pronto el apodo de 'Órganos de Stalin' por el sonido característico que hacían a la hora de disparar su letal carga sobre el enemigo. Una batería de ellos, a las órdenes del NKVD, se utilizó por primera vez el 14 de julio de 1941 en la región de Orsha. Su bombardeo por saturación –apabullar al enemigo sin apenas precisión– fue tan efectivo que el Alto Mando permitió que se masificara su producción. Salieron unos 10.000 de las fábricas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.

Por aire, el Ejército Rojo contó con el que, para analistas como el doctor en historia Spencer C. Tucker, fue el mejor avión de ataque aire-tierra de la Segunda Guerra Mundial: el IL-2 Sturmovik. Entró en servicio en 1941 y, apenas un año después, ya se habían paliado sus problemas iniciales. «Era prácticamente imposible que una ametralladora lo derribara. Su cabina contaba con un blindaje de 5 a 12 milímetros de espesor que, además, protegía los tanques de combustible, el motor y los radiadores», añade el experto. Potente gracias a su motor Mkulin AM-38F refrigerado por líquido, montaba dos cañones de 23 mm. capaces de hacer que se estremecieran los carristas alemanes. Y eso, por no hablar de los 600 kilogramos de bombas y cohetes que podía transportar.

Organillo de Stalin
Organillo de Stalin

El mismo Stalin se vanaglorió de él con una sencilla frase: «Este avión es tan esencial para el Ejército Rojo como el pan y el agua». Y no le faltaba razón, pues cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial en Rusia al detener las ingentes masas de panzers. Los soldados soviéticos lo conocían como el 'tanque volador', mientras que los nazis, desesperados, no tardaron en apodarle 'Schwarzer Tod' (la 'Muerte negra'). Durante el conflicto se construyeron un total de 36.183, lo que lo convirtió en el segundo aeroplano más producido de las fuerzas armadas soviéticas, solo por detrás del también popular Polikarpov Po-2.

A nivel naval, los soviéticos no destacaron por idear buques revolucionarios. El mayor error de Stalin fue no apostar por la doctrina que, poco a poco, se imponía en la Segunda Guerra Mundial: la creación de portaaviones. La batalla del Mar del Coral y la posterior contienda en Midway le demostraron su error: en ambas, la capacidad de desplazar aviones a través de las aguas dio la victoria a los norteamericanos. A cambio, la punta de lanza de la URSS fue la Flota Roja del Báltico. «Se componía de dos acorazados de 23.000 toneladas, el 'Marat' y el 'Revolución de Octubre', de cuatro o cinco cruceros, entre ellos el 'Máxim Gorki' y el 'Kirov', y, finalmente, de algunos torpederos», escribió el piloto alemán Hans-Ulrich Rudel en sus memorias.

Los juguetes de Putin

Setenta años después de que la Unión Soviética entrara en Berlín valiéndose de sus T-34, la situación en lo que a armamento se refiere no ha cambiado demasiado. Con la salvedad del paso del tiempo, eso sí. Esta misma semana, Europa veía con cierta incredulidad la retirada de algunos carros de combate rusos de la frontera con Ucrania. En palabras de Garvi, la mayoría eran versiones relativamente antiguas del T-72: un carro de combate que, a pesar de haber sido diseñado en los años setenta y haber sido ampliamente utilizado en los conflictos de Oriente Medio, forma el grueso de las divisiones acorazadas de Putin.

Retirada de carros de combate de Ucrania antes del ataque de este jueves
Retirada de carros de combate de Ucrania antes del ataque de este jueves

Para el ejército ruso, el T-72 es el equivalente a un viejo amigo; ese que no falla y al que se puede recurrir en cualquier momento. Salió de las fábricas hace ahora casi medio siglo y su destino era abrumar a la OTAN. Y lo cierto es que sus características hacían que fuera posible. Mantiene un perfil bajo, lo que hace que sea un blanco más engorroso que vehículos con una altura mayor. Algo que los norteamericanos aprendieron por las malas con el Sherman en la Segunda Guerra Mundial. Según el gobierno local, su blindaje puede resistir el impacto de un M1-Abrams, su equivalente norteamericano, y dispone de un cañón automático de ánima lisa de 125 mm. en su versión más extendida.

Aunque su mayor ventaja es, siempre según las fuentes rusas, su capacidad para ser modernizado. Desde que rodara por primera vez en 1971, este carro de combate ha sufrido hasta ocho evoluciones para ser adaptado a los nuevos tiempos. En 2021, de hecho, la revista 'Insider' lo calificó como «la columna vertebral del ejército ruso» y «un cazador que todavía podía plantar cara al enemigo». Las cifras corroboran estas afirmaciones: en cinco décadas se han producido unos 25.000, de los cuales, algo menos de la mitad aguardan una actualización. Su hermano más joven es el tanque de tercera generación T-90, del que apenas se han ensamblado más de un millar.

Nuevos y viejos diseños

Pero si hay un carro de combate del que sacan pecho las fuerzas armadas rusas, ese es el T-14 Armata. Sus diseñadores lo definen como un tanque sin análogos en el mundo. Más allá de su blindaje y su armamento –destacables, por descontado–, este vehículo implementa un sistema de inteligencia artificial capaz de tomar datos del comportamiento de su tripulación, de los impactos recibidos y del comportamiento ante diferentes amenazas para generar respuestas eficaces. «Su torreta está automatizada y puede devolver el fuego sin necesidad de que la tripulación le de ninguna orden», explica ABC en un reportaje publicado el año pasado. Cuenta además con un sistema de protección activa único en el mundo.

Existen pocas unidades de este carro de combate activas. Sin embargo, es posible que se convierta en una pesadilla para los tanques occidentales si entra en producción. Ya en 2019, el Tercer Instituto de Investigación Central de Investigación del Ministerio de Defensa ruso informó a través de sus órganos habituales que pensaba equipar a sus T-14 Armata con los cañones más potentes del mundo: «El arma básica es el cañón de ánima lisa de 125 mm. de calibre. Durante los últimos cuarenta años, esta pieza ha sufrido varios cambios para mejorar sus características. En la actualidad, estamos desarrollando un cañón con una energía de salida aumentada para el prometedor Armata». Se prevé, en concreto, que sea de 152 mm.

Gaz 2330 Tigr
Gaz 2330 Tigr

Garvi es partidario de que las fuerzas terrestres rusas son el punto fuerte de Putin. «En recientes maniobras militares y operaciones en el Cáucaso han mostrado algunos vehículos como los Gaz 2330 Tigr, un vehículo tipo Humvee Lince que puede ser equipado con lanzadores de misiles contra carro», añade. El experto también destaca los camiones Ural o BM-21, los herederos de los 'Katyusha' que aterrorizaron a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. «Como aquellos, buscan acabar con el enemigo por saturación. No tienen casi precisión, pero lanzan tantos proyectiles que provocan el terror en la infantería», explica. A todo ello le suma «la tradicional durabilidad y asistencia de los camiones rusos, para los que la logística no es un problema».

«No debemos hacer caso a las fotografías que el Gobierno ruso dejó que se tomaran en Ucrania. En ella se puede ver cómo retiraban viejos camiones OAF de la época soviética. Este tipo de armamento está obsoleto. No se enseñaron las unidades más modernas, que son las que han entrado en Ucrania», sentencia. Entre ellas habría que destacar los 'Terminators' a los que ABC se refería esta misma semana: unidades con capacidad de destruir tanques nacidas de la experiencia de Chechenia y Afganistán. el comandanto del Distrito Militar Central, el coronel Alexander Lapin, citado por la agencia rusa de noticias TASS, confirmó que se tratan de los lanzamisiles Kornet-T y Khrizantema-S. Puede ver la información siguiendo este enlace.

A su vez, el experto añade que no debemos infravalorar la capacidad industrial de la Rusia de Putin. «Su industria armamentística es considerable. Es el segundo fabricante y exportador de armas, solo superado por China. La ventaja de los chinos es que, en las últimas décadas, se han dedicado a imitar y copiar las novedades rusas para producirlas en mucha mayor cantidad», completa. En cuanto a qué potencia es más poderosa, si Estados Unidos o Rusia, es cauto: «Nunca se han enfrentado en el campo de batalla. Es imposible saberlo. El único antecedente indirecto es la Guerra del Golfo».

Fuerza naval

La armada rusa se ha convertido en una de las principales piezas en la guerra con Ucrania; el testimonio vivo de que Rusia preparaba el tablero de juego desde hacía meses para la invasión. Putin ha desplazado las fuerzas navales desde sus bases más lejanas, hasta posiciones cercanas a Crimea. El punto más reforzado ha sido el Mar Negro, donde los analistas afirman que se ha producido una acumulación masiva de bajeles. A principios de febrero, la flota destinada en esta zona se vio reforzada con seis navíos de desembarco anfibio ubicados normalmente en el Ártico y Báltico. Amén de corbetas portamisiles dispuestas cercanas a la región del Donetsk.

Este primer grupo aeronaval se halla entre lo puntero y lo vetusto, que no viejo. El apoyo pesado lo aportan los cruceros de clase Slava; en la práctica, navíos que desplazan 10.000 toneladas y equipados con un cañón doble de 130 mm. y 6 de 30 mm. Aunque su punto fuerte son los misiles guiados: 118 entre proyectiles antibuque, anticarro y tierra-aire. De ellos, los más llamativos son 16 P-500 Bazalt, con un alcance de 550 kilómetros y capacidad de portar una ojiva nuclear. El arma submarina también tiene presencia con sumergibles 'project 877', más conocidos como clase Kilo por la OTAN. De propulsión diésel, su versión más antigua data del Pacto de Varsovia y pueden lanzar misiles Kalibur de ataque terrestre. Una amenaza estratégica en toda regla.

El Mediterráneo es el segundo teatro de operaciones más destacado. Rusia ha desplazado en este último mes cruceros, buques anfibios y submarinos tanto al extremo oeste como al sur de Italia. Según los analistas internacionales, estas fuerzas bloquean a sus pares en la OTAN. Su mayor peligro son los portaaviones occidentales, aunque el Kremlin siempre se ha vanagloriado de que, en caso de guerra, sus corbetas podrían neutralizar a estos gigantescos buques. En la práctica, el 'mare nostrum' es merodeado por dos cruceros clase Slava con sus respectivas escoltas, dos submarinos clase Kilo y varios barcos de reparaciones. Hasta ahora, los movimientos habían sido tildados de «ejercicios militares»; nada creíble hoy.

Para apoyar a estos grupos navales, Rusia ha desplegado en Siria aviones Tu-22M3 Backfire-C, un moderno bombardero estratégico de ataque marítimo, y Mig-31K Foxhound para llevar a cabo labores de caza, escolta e interceptación aérea. Estos últimos portan además misiles antibuque supersónicos Kh-22 e hipersónicos Kinzhal, capaces de alcanzar cualquier objetivo ubicado en las cercanías del Mediterráneo. Entre ellos, los peligrosos portaaviones norteamericanos. También han sido desplegados hasta la zona cazas Flanker (la designación de la OTAN para los Sukhoi Su-27) y aeroplanos de patrulla marítima y guerra antisubmarina IL-38 May.

Poder aéreo

Las fuerzas aéreas rusas se hallan también a la vanguardia. O, al menos, no se quedan atrás. El MIG-29 es equivalente a los F-15 y F-18 norteamericanos –incluso en estética– y ha sufrido varias modificaciones para actualizarse a los nuevos años. Son aparatos versátiles, de alerta temprana, y en boga en los últimos días por la ingente cantidad de fotografías en las que se puede ver a sus pilotos intentando intimidar a aviones occidentales.

Más pintoresco en cuanto a nombre es el Kamov K50, apodado 'Tiburón negro' u 'Hombre lobo'. Su primera versión fue alumbrada a mediados de los años noventa, pero, desde entonces, ha sufrido varias evoluciones. En la actualidad este helicóptero de combate de alto rendimiento es –en palabras de Garvi– uno de los más peligrosos de las fuerzas aéreas rusas. Más allá de enumerar una serie de características difíciles de entender, basta decir que puede alcanzar una altura de 4.000 metros, tiene capacidad de realizar giros planos gracias a la ausencia de un rotor de cola, cuenta con una gran agilidad sobre los cielos y puede ser equipado con una amalgama de armas como misiles antitanque (hasta una docena de Vikhr), cohetes o misiles aire-aire. En la práctica, supone un verdadero peligro para vehículos ubicados a una distancia de hasta 8 kilómetros y un blindaje de 900 mm.

Kamov K52, versión mejorada del k50
Kamov K52, versión mejorada del k50

«Son equivalentes a los norteamericanos. Desde la Guerra Fría, los Estados Unidos se valieron de aviones y helicópteros que pudieran detener a las masas de blindados soviéticas. Entendieron que era difícil igualarlos en número de blindados. Así nació, por ejemplo, el A-10 Thunderbolt. Fue una revolución por su diseño, que protegía los motores del fuego antiaéreo. Lo mismo sucedió con los helicópteros Apache, diseñados para destruir a los bloques del este», incide Garvi.

El último aeroplano que destaca Garvi es el Túpolev-160. Los pilotos rusos lo llaman el 'Cisne blanco', pero lo cierto es que de este animal únicamente tiene su diseño (algo sinuoso) y el color. En poco más se parece el bombardero estratégico el Tu-160 a él, pues pesa bastante más (267.000 kilos cargado y preparado para despegar) y cuenta con unas dimensiones (54 metros de largo) que superan al pequeño ser que le da su nombre.

El aparato en sí es famoso por ser el avión de combate más pesado del mundo, según el 'Centro de estudios iberoamericano'. También, y en palabras de los autores de la 'Enciclopedia de la aviación militar', es a día de hoy el aparato más potente del mundo, muy por delante de sus «primos lejanos», el B-52 y el B-1 Lancer, ambos norteamericanos. Sin duda, un bombardero estratégico (diseñado para llevar a cabo misiones de larga distancia) único. El Tu-160 ha batido varios récords mundiales entre los que destacan el haber conseguido volar 1.000 kilómetros con 30 toneladas de carga útil a una velocidad de 1.720 kilómetros por hora, o lograr volar durante 2.000 kilómetros a 11.250 metros de altura (con 275 toneladas de carga) a una velocidad media de 1.678 kilómetros por hora.

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