viernes, 28 de enero de 2022

LA ECONOMÍA ESPAÑOLA CRECIÓ UN 5% AL CIERRE DE 2021,POR DEBAJO DE LAS PREVISIONES DEL GOBIERNO

 La economía española creció un 5% al cierre de 2021, por debajo de las previsiones del Gobierno

El repunte de la inversión por los primeros proyectos con fondos europeos maquilla el frenazo del consumo, condicionado por la espiral inflacionista y la irrupción de Ómicron

La economía española no termina de coger el ritmo. Tras los prometedores datos del verano, impulsados por una campaña turística estival mejor de lo previsto, el avance de cierre del PIB de 2021 difundido este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma la desaceleración del crecimiento en el tramo final de 2021 y deja la tasa anual de crecimiento de la economía española en el 5%, lejos del 6,5% que previó el Gobierno en su previsión corregida para el conjunto del año. Hay que recordar que la primera previsión de crecimiento para 2021 que trasladó el Ministerio de Asuntos Económicos, y con la que se construyó el proyecto de Presupuestos para el ejercicio, era del 9,8%.

La economía española regresó así en 2021 a la senda de las tasas positivas de crecimiento después que el impacto del coronavirus provocara en 2020 un descenso histórico del PIB del 10,8%.

En el conjunto del año 2021, el PIB a precios corrientes se situó en 1.202.994 millones de euros, un 7,2% superior al de 2020, pero todavía un 3,4% por debajo de la cifra con la que se cerró el año 2019.

A la luz de los datos del INE el vigor de la recuperación está siendo algo inferior al previsto. El informe de Estadística sobre lo que ocurrió en el último trimestre del año confirma el frenazo en el consumo - el elemento del que dependen dos terceras partes del potencial de crecimiento de la economía española- del que ya habían advertido tanto los analistas como otras instituciones como el Banco de España, que ya temían el impacto sobre las decisiones de gasto de los agentes económicos de la escalada de la inflación y de la sexta ola de la pandemia.

El consumo, de hecho, presentó tasas trimestrales negativas respecto al verano y si aún así el PIB creció un 2% en el trimestre fue por el empuje de la inversión, que acreditó un crecimiento general del 8,5% entre octubre y diciembre, precisamente el tramo en que se ha concentrado la aplicación efectiva de los fondos europeos tras nueve meses de casi total estancamiento. Con todo, el dato de avance presentado este viernes por el INE presenta una foto determinada por lo información disponible de octubre y noviembre y, por tanto, no refleja ni el impacto sobre el consumo del azote de Ómicron en diciembre ni tampoco el acelerón de la inversión de fondos europeos del último tramo del año.

Por componentes, la demanda nacional aportó 4,6 puntos al PIB en 2021, cifra 13,2 puntos superior a la de 2020, mientras que la demanda externa contribuyó con 0,4 puntos, 2,6 puntos por encima del ejercicio anterior. Si se desglosa este apartado, observamos que el gasto en consumo final se incrementó un 2% respecto al mismo trimestre de 2020, es decir, marcó una tasa ocho décimas inferior a la del tercer trimestre. Por su parte, el gasto en consumo final de los hogares experimentó una tasa interanual del 2,4%, tres décimas menos que en el trimestre pasado.

Según los datos de Estadística, el consumo de los hogares registró en 2021 un crecimiento del 4,7%, su mayor avance anual desde 1999, mientras que el gasto público aumentó a un ritmo del 3%, tres décimas menos que en 2020. Con el repunte de 2021, ya son siete años consecutivos de crecimientos del gasto público.

La foto que el INE ofrece del mercado de trabajo da para una tesis doctoral. En términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, 2021 arrojó un crecimiento del 6,4%, que contrasta con la evolución anual de las horas de trabajo que crecieron bastante menos, apenas un 2,9%. A simple vista, parecería que se ha ocupado a más gente de la que realmente sería necesaria a juzgar por el incremento algo más tenue de las cargas reales de trabajo de la economía, reflejadas en las horas efectivas de trabajo. Esta situación parece avalar las teorías que mantienen algunos analistas y el propio Banco de España en relación a que habría una situación de 'sobreempleo' en España, bien por el efecto inducido de la prohibición regulatoria a despedir una vez se desactiva un ERTE o bien por un exceso de optimismo en las expectativas respecto al comportamiento de la economía.

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