jueves, 2 de diciembre de 2021

LOS ROSTROS DEL LA PRECARIEDAD.

 Los rostros de la precariedad: «Con estos salarios y condiciones, solo queda la vía de opositar»

En noviembre se firmaron 2.021.546 de contratos, la mayor cifra registrada nunca en este mes. Sin embargo, 1.726.000 fueron temporales, un 31% más que hace un año

A pesar de la leve mejora que apunta el mercado laboral en los últimos meses, una constante sigue reproduciéndose la inmensa mayoría de los contratos que se firman son temporales y, un buen número, se cierran a tiempo parcial también. Esto es especialmente sangrante en el caso de los más jóvenes. Pese a ello, en noviembre se alcanzó la mayor cifra de la serie en este mes en cuanto a número de contratos con un total de 2.021.546. De este total, unos 282.981 fueron indefinidos, un número que representa el 14% del total, la cifra más alta de la serie histórica en cualquier mes.

El resto de contratos fueron 12.111 de carácter formativo y 1.726.454 otro tipo de contratos temporales.

Es decir, los temporales también subieron y repuntaron un 31,55% respecto a noviembre de 2020 y en comparación con el pasado mes de octubre lo hicieron un 2,63%.

Estos son algunos de los rostros de esa precariedad, de la flexibilidad extrema de nuestros sistema laboral:

Alba Maroto, estudiante de 22 años de ADE y Marketing en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC)
Alba Maroto, estudiante de 22 años de ADE y Marketing en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC)

Alba Maroto (22 años): «Cuando hay bodas o eventos, y les interesa, me llaman»

Esta estudiante de último curso del doble grado de ADE (Administración y Dirección de Empresas) y Marketing de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ya ha probado a sus 22 años ya conoce bien la 'flexibilidad' de nuestro mercado laboral. En concreto, al margen de las clases particulares que ha dado a niños de su zona, desde septiembre ha firmado varios contratos eventuales con una empresa de cáterin para empresas y bodas. «Cuando hay bodas o eventos, y les interesa, me llaman», apunta Alba quien reconoce que en este momento este tipo de relación laboral se adaptaba a sus necesidades. «No tengo tiempo, tengo dos trabajos final de Grado y, por supuesto, quiero concluir la carrera por lo que no voy a tener disponibilidad todas las tardes», ha explicado.

Desde hace dos meses esta desarrollando unas prácticas profesionales de 500 horas, imprescindibles para concluir la carrera, en la empresa de óptica alemana Bresser. Se siente afortunada porque «la mayoría de las prácticas son sin retribuir» y, en su caso, percibe 300 euros mensuales. Otro atractivo es la posibilidad de poderse quedar con un contrato indefinido.

En este sentido, ha recordado que solicitó muchas prácticas a través de la plataforma que tiene habilitada la URJC aparte de en webs como Linkedin e Infojobs «Empecé un montón de procesos de selección con juegos de simulación, preguntas online... Estaba desesperada porque la mayoría de mis compañeros que tenían prácticas eran por echufe o contactos de amigos, famliares...», critica esta estudiante quien lamenta que no se de oportunidades a quienes carecen de esa 'agenda'. Ahora juega con unos ingresos más estables aunque también ha reconocido que intenta «controlarse» por si el mes se da peor de lo esperado, especialmente por si la llaman o no de la empresa de cátering

Andrés Herráiz, de 24 años gestionó las redes sociales y los patrocinios de un equipo deportivo
Andrés Herráiz, de 24 años gestionó las redes sociales y los patrocinios de un equipo deportivo

Andrés Herráiz (24 años): «No sale rentable buscar de lo tuyo»

Este joven estudiante de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha firmado este año tres contratos, contando con el de prácticas. Como otros estudiantes no busca la continuidad y reconoce que «he estado trabajando con gente que conozco, no es la típica empresa en la que empiezas de cero». En concreto, ha trabajado por horas para un equipo deportivo gestionando las redes sociales y los patrocinios por unos 300 euros al mes y con sus correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social. «Primero me ofrecieron ser autónomo, pero preferí estar contratado. Lo firmé hasta este enero, aunque lo dejé por motivos personales, y me pagaron un finiquito», comenta este estudiante.

En la actualidad, su prioridad pasa por terminar la carrera y tras un mes de búsqueda, en la actualidad está haciendo prácticas en una multinacional alemana. «Estuve buscando más o menos un mes, mandé bastantes currículos y solo recibí dos llamadas», apunta sobre un proceso en el que pensaba haber recibido más ofertas. En este sentido, Andrés ha añadido una reflexión: «Cuando buscas trabajar en algo más particular sobre lo que has estudiado, donde te deberían de pagar más, resulta que no te sale rentable buscar de lo tuyo».

Lydia, (24 años): «Solo te llaman para cubrir vacaciones y con malos horarios»

Lydia, una joven estudiante de grado superior de producción audiovisual y de espectáculos, trabajaba hasta hace pocos días en una conocida multinacional de material deportivo. Un empleo de 20 horas semanales, en el que apenas cobraba 7,5 euros la hora y donde tenía que lidiar con la presión de unos objetivos «de los que yo no obtenía incentivo ni beneficio». Esta fue una de las razones por las que acabó abandonando este empleo en el que apenas llegó a finalizar el primer mes, a pesar de haber firmado un contrato de tres. Sobre las posibilidades de haber obtenido un empleo indefinido en este lugar se muestra clara: «Te prometen que buscan nutrirse de su cantera, pero cuando les toca hacerte fijo, al 95% de los compañeros los echan a la calle», relata Lydia.

Esta no ha sido su primera experiencia precaria, pero sí la mejor pagada. Hace algún tiempo estuvo empleada temporalmente en un establecimiento de una famosa cadena de supermercados. Cobraba a 7,25 euros la hora, aunque sin mejora salarial por fines de semana y festivos. «Solo te llaman en puntos álgidos de demanda o para cubrir vacaciones y con horarios pésimos».

Con esta disposición, «es imposible conciliar hasta la vida social. Con lo que ganas apenas sales a cenar un par de días al mes y, con suerte, ahorras un poco, porque hay familias en las que tienes que aportar parte de tu sueldo porque tus padres no llegan». Por lo que para Lydia, un futuro independizada lo ve «a años luz». «Sin salario digno y con estas condiciones laborales es imposible», cree la estudiante.

Algo que espera que cambie en los próximos dos años, cuando por fin finalice sus estudios y tenga que dar el salto laboral definitivo, como productora audiovisual y de espectáculos. En este sector dice solo encontrar ofertas imposibles de cubrir por los requisitos exigidos. «Me piden especializaciones que solo puedo conseguir a través de un máster o pagando mucho dinero. Dinero que no puedo puedes permitirme porque las condiciones laborales me impiden ahorrarlo» relata.

Por lo que, acercarse laboralmente a su sector, por el momento, depende de las ofertas de prácticas, «aunque todas las que encuentro son sin remunerar. Entras a una productora y todos están igual que tú. Hay dos personas contratadas y diez estudiantes en prácticas trabajando sin cobrar. Así es imposible que el mercado vaya al alza y que los jóvenes podamos desarrollarnos», apostilla la joven.

El joven Rubén Hernández
El joven Rubén Hernández - ABC

Rubén Hernández, 26 años: «He perdido el tiempo con mi formación, la vocación de humanidades está supeditada a opositar»

Rubén es otro ejemplo de joven titulado al que el mercado laboral obliga a acudir a empleos sin cualificación, totalmente ajenos su especialización y con condiciones que hacen imposible prosperar. Hace apenas unos días consiguió un empleo para la campaña de Navidad en unos conocidos grandes almacenes. El joven, a sus 26 años es graduado en Historia por la Universidad de Alcalá de Henares, y tiene dos másteres en el mismo ámbito. Hasta el momento su experiencia laboral se limita a un trabajo de investigación de carácter privado, y a las prácticas externas desarrolladas entre marzo y mayo del presente año en un instituto público de Rivas Vaciamadrid, como parte de su especialización en profesorado.

Rubén relata que solo ve dos posibilidades para encontrar un empleo estable: «Opositar o, si suena la flauta, conseguir plaza en algún centro concertado o privado». Encontrar trabajo en el sector privado, cuenta, tiene barreras añadidas como la digital. «Tienes que intentar, intentar e intentar inscribirte en portales de empleo cuyas ofertas, en las que te inscribes, no sabes ni siquiera si han leído tu candidatura o si les ha llegado.

En esta coyuntura, aunque no se arrepiente de haberla llevado a cabo, e l joven siente que ha «perdido el tiempo» con su formación. Más, en un mercado laboral donde la vocación de humanidades «está supeditada a las oposiciones». Una opción que considera en muchas ocasiones descartable «porque son duras y necesitas trabajar, sobre todo en una circunstancia económica y social bastante grave». «Aconsejaría a las nuevas generaciones que estudiaran lo que realmente se demanda. Yo estoy temporal y es lo que hay. Si quiero acceder a un empleo digno solo tengo la vía de opositar, porque no hay otra», concluye.

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