Los dos vecinos incómodos del mediterráneo
A España le ha correspondido compartir la geografía con dos países de compleja idiosincrasia como son Marruecos y Argelia, que a su vez mantienen entre ambos una animadversión telúrica en su pugna por asumir la hegemonía en el norte de África
Un dicho popular -muy acertado en este caso- recuerda que cualquiera puede elegir a sus amigos pero no a sus vecinos. A España le ha correspondido compartir la geografía con dos países de compleja idiosincrasia como son Marruecos y Argelia, que a su vez mantienen entre ambos una animadversión prácticamente telúrica en su pugna por asumir la hegemonía en el norte de África. La política tradicional de España se ha basado en intentar mantener un delicado equilibrio para que los pasos hacia uno no se entiendan como desprecios hacia el otro, lo que ha limitado enormemente nuestra capacidad de acción, como se puede comprobar ahora mismo que las tensiones entre Argel y Rabat están afectando a nuestro aprovisionamiento en gas, en un momento particularmente inoportuno para todos. Es lamentable que esto no sirva para convencer de una vez a marroquíes y argelinos de que no tendrán un futuro próspero si no resuelven esa inútil enemistad.
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