miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL TESORO DE AFGANISTAN QUE SE OCULTA EN SU TIERRA

LA OTRA RIQUEZA DEL FUTURO

China es la gran beneficiada de la estampida occidental en Afganistán. Mientras los países aliados de Estados Unidos se afanaban por evacuar a su personal militar y diplomático, a sus colaboradores e intérpretes e incluso sus mascotas, los funcionarios chinos se entrevistaban con los talibanes, los nuevos señores del país. Es la hora del reparto de la tarta: las materias primas y tierras raras que atesora el subsuelo afgano, entre ellas las mayores reservas de litio del mundo para alimentar las baterías de la industria tecnológica. Y la tarta, que nadie había podido catar en cuarenta años de guerra, vale un billón (con b) de dólares, aunque su valor estratégico es incalculable.

"Con la retirada de los Estados Unidos, Pekín ofrece al gobierno talibán en Kabul lo que más necesita: imparcialidad política e inversión económica", escribe Zhou Bou, ex coronel del Ejército Popular de Liberación, en The New York Times. El pacto está sellado: China no se inmiscuirá en la retrógrada visión política que los talibanes tienen del mundo, con tal de tener acceso privilegiado a los depósitos de mineral. Aunque ha impulsado que se respeten las formas. Los señores de la guerra deberán moderarse, aunque sea por el interés comercial, y permitir un mínimo de derechos humanos, empezando por haber dejado que el aeropuerto de Kabul fuera usado durante unos días por los occidentales para la repatriación caótica de su personal. No porque a China le preocupe especialmente el bienestar de las mujeres o las minorías étnicas en Afganistán, sino para evitar que ese país se convierta en un refugio para grupos islámicos separatistas. Léase: que los talibanes no ayuden a los uigures que aspiran a la independencia de la provincia china de Xinjiang.

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