Las universidades de Berlín prescinden de la carne y el pescado por el clima
Las cafeterías de los centros solo podrán ofrecer cada día un 4% de proteína animal
Todo por y para el clima. Ese es el espíritu de la nueva normativa para los comedores universitarios de Berlín. Las universidades de la capital alemana se han puesto de acuerdo para que en sus comedores, a partir de este curso, se reduzca el consumo de carne o pescado al 4%. «El nuevo concepto de nutrición se desarrolló en particular porque los estudiantes seguían acercándose a nosotros con el deseo de hacer la comida en las cafeterías aún más amigable con el clima», explica Daniela Kummle de la asociación Studierendenwerk, «hemos dado respuesta a esa inquietud adaptando el menú de la Mensa», que es como popularmente se conoce a estos comedores o cafeterías universitarias alemanas.
Las clases empiezan el 1 de octubre, pero las comidas pueden ya encargarse y recogerse. Enya, usuaria habitual de la Mensa y estudiante de Farmacia, se encuentra con esta novedad cuando acude a por su ensalada César. «Yo ya soy prácticamente vegetariana, por lo que el cambio no me afecta mucho. Me han dicho que ahora la ensalada va sin pollo y que le han añadido a cambio batata y manzana. La probaré cuando llegue a casa, espero que me guste», reacciona lacónica a la noticia. «A mí me descoloca bastante», dice por su parte Jan, estudiante de Química, «porque cuando cocino en casa me hago pasta o arroz, que es más barato, y solía comer en la Mensa mis porciones de proteínas semanales… veré cómo me reorganizo. ¡Quizá para las chicas sea distinto, por su metabolismo, pero yo tengo que comer carne de vez en cuando», añade tras unos minutos escuchando las opiniones de sus compañeros. «En el hipotético caso de que a mí me gustase comerme una buena hamburguesa», bromea uno de sus amigos, «no lo diría en voz alta… imposible ligar si eres un tío-come-hamburguesas».
Comida 'climática'
Por ahora, cada universidad interpreta la norma, o bien reduciendo al 4% el contenido de carne o pescado en cada comida completa o sirviendo solamente un 4% de comidas que contengan carne o pescado, de manera que solo los primeros estudiantes que demandan ese tipo de comida la consigue. El resto debe conformarse con platos vegetarianos o veganos, según la disponibilidad. Kummle recuerda que durante casi diez años se ha servido en las grandes cafeterías una comida vegana, denominada 'comida climática', elaborada con ingredientes frescos y principales de temporada. «Esto se caracteriza por una huella de CO2 particularmente baja», se felicita, «pero era demandada por menos estudiantes y el objetivo es que ahora prácticamente todos se adapten a este tipo de consumo».
Las directivas de las universidades berlinesas apoyan este tipo de iniciativas y están cada año más implicadas que el anterior en la protección del clima. Elaboran, por ejemplo, amplios conceptos de neutralidad climática para la vida universitaria. La Universidad Técnica (TU) de Berlín se ha fijado el objetivo de convertirse en climáticamente neutra en 2045. Para ello, los edificios han comenzado un proceso de rehabilitación en términos de eficiencia energética. Cientos de empleados han renunciado a los vuelos de corta distancia en viajes de trabajo y han firmado un compromiso voluntario a tal efecto, lo que lleva a los encargados de los trámites a reservar sistemáticamente viajes en tren. «Hemos impulsado significativamente el tema de la protección del clima durante los últimos cuatro años», dice Hans-Ulrich Heiss, vicepresidente de Enseñanza, Digitalización y Sostenibilidad de la TU, que reconoce además que este compromiso se ha hecho particularmente visible desde que los miembros del Presidium, el órgano directivo de la universidad, participan en las manifestaciones de Fridays for Future, inspiradas por Greta Thunberg.
Gerentes de protección climática
La Universidad Humboldt también quiere volverse climáticamente neutral incluso antes de 2030 y ha contratado a dos gerentes de protección climática para elaborar un concepto ad hoc que, junto con representantes de la universidad, desarrollan medidas para minimizar significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero como consecuencia del funcionamiento de la institución. Están trabajando, por ejemplo, en un programa de ubicación de estudiantes que evite que algunos de ellos utilicen el automóvil como medio de transporte, basándose en un estudio, según el cual el 70% de los alemanes está dispuesto a sufrir cambios en su movilidad cotidiana para favorecer la protección del clima. Los centros de educación superior berlineses están ya inmersos en una carrera por ver cuál de ellos protege más el clima. «En diciembre de 2019, la Universidad Libre fue la primera universidad alemana en declarar una 'emergencia climática', presume un empleado de la secretaría, «y uno de nuestros objetivos es lograr la neutralidad climática antes de 2025».
VUELVE AL NAZISMO
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