PP y Vox no ven marcha atrás en su ruptura.
Génova da por rotos «todos los vasos comunicantes» con la formación de Santiago Abascal
En el Partido Popular hay quien compara a Vox con el hermano adolescente, que cree que se va a comer el mundo caiga quien caiga y cuando le das una colleja se queda indignado durante semanas o incluso meses. Puede ser la caricatura de la situación actual en la derecha, donde la realidad se parece más a una guerra interna sin cuartel, con posturas irreconciliables, en la que solo podrá haber un vencedor, que se hará con la hegemonía del centro-derecha en España. El Pleno del Congreso de la semana pasada fue el escenario perfecto para que la izquierda disfrutara del «espectáculo» bélico en la bancada de enfrente, con un Vox claramente herido y dolido todavía por aquel ya mítico «hasta aquí hemos llegado» que les soltó Pablo Casadoen la
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