miércoles, 2 de septiembre de 2020

IMPROVISACIÓN DE LA VACUNA PARA CURAR O MATAR

¡MADRECITA DÉJAME COMO ESTOY¡
Incluso en las altas esferas políticas de los países más poderosos acaban imponiéndose los ambiciosos dictados económicos que rigen para el resto de la Humanidad; las prisas de los países en conseguir la vacuna del covid-19, siendo de alabar por su interés sanitario lo es menos por conseguir con su patente un maná económico, hasta el punto de que probarse en las hijas del presidente ruso parece sustituir la fase que obliga aquí a probarla antes de su aprobación en 30.000 voluntarios, que si no son héroes lo parecen. No se presta un tema tan delicado para elucubraciones que se salgan de madre en un momento en que todos debemos remar a favor de causa, pero nuestro respeto por la ciencia conlleva respetar las opiniones de científicos muy lúcidos y reputados que declaran públicamente sus dudas acerca de la efectividad y seguridad de una vacuna desarrollada en tan poco tiempo, que es lo mismo que no descartar posibles efectos secundarios a medio o largo plazo que aumentarán el recelo, lógico o ilógico, real, a la hora de vacunarse de quien opina metafóricamente que es preferible ser tonto y no ponerla que quedarse tonto por ponerla y que será un problema más a resolver con mucha y muy clara información. Todo esto confunde a quien no piensa mal hasta que declaraciones temerarias como las de Vladimir Putin ratifican la existencia aún de prácticas sanitarias que creíamos ya superadas que abren las mentes más sensatas a cualquier planteamiento sobre el origen, natural o artificial, casual o voluntario, de esta pandemia.

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