El desconcierto generado por la decisión, acordada a última por la ministra de Educación y las comunidades autónomas para la vuelta al cole "presencial, ha generado una caótica situación que probablemente acabará con la vuelta a casa de los alumnos, en muchos casos, y un descontrol generalizado de la pandemia.
Esto es, al menos, lo que se deduce de las declaraciones de Isabel Celáa, que ha reaccionado tarde y mal ante un problema que se tendría que haber abordado mucho antes y no como lo han hecho, a trompicones y con el inicio del curso escolar encima.
Es tal el grado de improvisación y de inseguridad que se desprende de estas medidas que es muy probable que no tengan mucho recorrido. En las declaraciones del Ministerio ya se contempla la vuelta de los alumnos a los hogares si los contagios no se pueden controlar.
Lógicamente, el profesorado en su conjunto no está muy de acuerdo en la forma y manera que se ha tratado este asunto, por lo que puede representar de inseguridad también de contagios para ellos y para sus familias. Y los padres, muy disgustados con unas medidas que, lejos de tranquilizarles, les han creado mayor preocupación.
Ojalá que el rebrote remita y se puedan continuar las clases sin mayores sobresaltos, en beneficio de todas las partes implicadas, pero es evidente que no se pueden haber hecho peor las cosas, como viene siendo la norma de un Gobierno que desgobierna.
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