domingo, 2 de agosto de 2020

EL PSOE VULNERÓ SEIS NORMAS DEL PLAN ANTICOVID PARA OVACIONAR A SÁNCHEZ.

El PSOE vulneró seis normas del plan anti-Covid para ovacionar a Sánchez

El Plan de Contingencia del Congreso establece la obligación de guardar al menos dos metros de distancia «en todo momento y en todo lugar».

La bancada socialista no solo se saltó el pacto de aforo cuando todos sus miembros acudieron al pleno del Congreso para aplaudir al jefe del Ejecutivo el pasado miércoles. El grupo mayoritario también incumplió al menos seis normas del Plan de Contingencia contra el Covid-19 aprobado por la Mesa de la Cámara Baja el pasado 12 de mayo, sin que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, interviniera para recordar su contenido y emplazar a sus señorías a cumplirlo.
El citado documento establece que «cuando sea imprescindible el trabajo de forma presencial se llevará a cabo de manera flexible por turnos rotatorios durante el tiempo mínimo imprescindible (...) manteniendo en todo momento y en todo lugar incluyendo los accesos y las zonas comunes de los edificios una distancia interpersonal de seguridad de como mínimo 2 metros». La referencia para cualquier sala es «dejar al menos dos sillas vacías a cada lado con el resto de los asistentes» y «la misma distancia si la sala tuviera varias filas de asientos».

Presencia «imprescindible»

Esta separación no se cumplió en ningún momento dentro de la bancada socialista durante las siete horas que duró el pleno ni en sentido horizontal ni vertical. Todos los diputados socialistas ocuparon sus escaños sin buscar otras fórmulas para cumplir con las normas de seguridad y prevención. Precisamente, porque la imagen que buscaban era esa, la de una bancada abarrotada aplaudiendo a su líder, aunque ello supusiera incumplir las normas sanitarias. Por el mismo motivo también sumaron un segundo incumplimiento, el de no establecer turnos rotatorios ya que, además de sentarse todos juntos, permanecieron en sus escaños de manera fija durante toda la sesión vulnerando, también así, la reducción de su presencia al tiempo «mínimo imprescindible». Tercer quebrantamiento.


El Plan de Contingencia del Congreso incide varias veces en la necesidad de asistir físicamente al Congreso únicamente cuando no quede otro remedio. Así, recoge expresamente que «con el fin de minimizar el número de personas expuestas al riesgo de contagio por el virus SARS-CoV-2 se reducirán al mínimo imprescindible las actividades presenciales». Difícilmente puede entenderse que la organización de un aplauso al jefe del Gobierno –el tercero en una semana y el segundo en el Congreso– es una actividad «imprescindible» dentro de las labores parlamentarias. Cuarta contravención.

Corrillos

Tampoco siguieron los diputados socialistas la recomendación de evitar las conversaciones de cercanía. Un pecado bastante generalizado en todos los grupos parlamentarios, pero que el pasado miércoles añadió una quinta vulneración a los socialistas. El Plan de Contingencia establece que sus señorías y el personal de la Cámara deben evitar los «corrillos de conversación» de manera que al cruzarse con otra persona deben intentar «mantener la mayor distancia que sea posible» y «separarse lo más rápidamente posible». El Congreso recomienda «las comunicaciones por vía telefónica de forma prioritaria», pero al propio Sánchez se le pudo ver departiendo a estrecha distancia, por ejemplo, con la portavoz socialista, Adriana Lastra.
Por último, el Plan de Contingencia manda específicamente el cumplimiento de «las medidas de prevención que se indiquen por la Cámara en todo momento». Ignorar los preceptos del propio plan supone, por tanto, una vulneración más. La gravedad de la actitud de los socialistas tiene doble vertiente. Por un lado, por la imprudencia sanitaria que conlleva para ellos mismos y las terceras personas con las que tengan contacto. Por otro, por la necesaria ejemplaridad que debe presidir la labor de un diputado.
Ante la violación del límite de aforo, el portavoz adjunto de Ciudadanos, Edmundo Bal, reclamó el pasado miércoles a Batet el cumplimiento del pacto de limitación. Pero la presidenta del Congreso no atendió su queja justificando que el Reglamento no le permite prohibir la entrada al pleno a ningún diputado. Y si bien es cierto que sus señorías tienen el derecho de acudir a las sesiones, también lo es que los artículos 72.3 de la Constitución y el 105 del Reglamento de la Cámara le otorgan todas las facultades de policía en el interior del pleno. Los letrados de la Cámara consultados coinciden en que, en ejercicio de la misma, la presidenta podía haber recordado las normas sanitarias a su bancada y solicitar su colaboración de cara a su cumplimiento. Además de no reprender a la bancada socialista, la presidenta de la Cámara defendió a sus compañeros argumentando que todos portarían mascarilla al no mantener la distancia.

Batet, sin mascarilla

Sin embargo, el uso de este material no sustituye al distanciamiento, según el Plan de Contingencia del Congreso, que establece que «salvo que se indique lo contrario, se deben utilizar las mascarillas en todo momento». Es más, especifica que «si en algún momento no se dispusiera de una mascarilla o si esta se hubiera deteriorado, no se puede trabajar». Pese a ello, es muy habitual ver a la propia Batet sin este material de protección en el pleno cuando no interviene en el mismo.
El secretario general del Grupo Socialista, Rafael Simancas, también intentó excusar la maniobra asegurando que su formación había comunicado a la Mesa que asistirían al pleno todos sus diputados. Sin embargo, solo informó de que ninguno de ellos votaría telemáticamente al final de la sesión. Un punto ajeno al debate de Sánchez.
Antes que el grupo mayoritario, tanto el PP como Vox se saltaron el aforo en algunas sesiones. Una actitud reprochable, pero que tiene diferencias con la del miércoles ya que el Congreso aún no había aprobado su Plan de Contingencia y nunca llevaron a sus bancadas al completo.

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