domingo, 24 de mayo de 2020

NO TE ME ACERQUES QUE ME PUEDES CONTAGIAR.

EL PENSADOR.
 
TENGAMOS CUIDADO.
Ciertamente, la situación por causa del coronavirus en España y en gran parte del mundo es, a mi juicio, preocupante. Y más después de los primeros datos del estudio de prevalencia. La cifra de un 5% de contagiados en el Estado español, aunque es baja porcentualmente deja claro que, como mínimo, 2.350.000 españoles ya han sido afectados por el covid-19 y ya no tienen infección activa. La muestra es de casi 70.000 participantes.
El test aplicado detecta también anticuerpos IgM que se producen a partir del sexto o séptimo día de la aparición de los síntomas. Parece que alrededor de un 90% de los contagios no han sido detectados por el sistema sanitario español. Algo fácilmente entendible, si se considera lo que sucedió en los meses de marzo y abril principalmente, con la sanidad casi desbordada y con la falta de respiradores para todos y de equipos de protección adecuados para todo el personal sanitario.
Como se sabe, la inmunidad de grupo o de rebaño se alcanza, según los expertos en estas cuestiones médicas, con una prevalencia del 60%. Aunque entran las dudas sobre qué será mejor. De todas formas, el porcentaje del 1% de mortalidad de los casos tratados parece que es de las más altas en nuestro país, en comparación con otros.
Tal vez sea debido a la virulencia especial del coranavirus que ha llegado a nuestro territorio o a otros factores por saber o investigar. No ha habido contagio masivo, pero eso no quiere decir que no se deba extremar la prudencia y la cautela en relación con el uso de la mascarilla y la distancia social de dos metros. Si esto no se respeta, por una parte de la población, el riesgo de contagios se dispara de una manera inevitable. Depende de la responsabilidad individual y de la racionalidad de cada uno.
Somos seres racionales, ya lo decía Aristóteles, pero no es suficiente con decirlo es preciso demostrarlo o ponerlo de manifiesto con los comportamientos en la interacción social. Es una cuestión de vida o muerte, no es una broma. Y ya están aumentando los contagios y las muertes.
Con el desconfinamiento o la desescalada nos jugamos mucho. Y podemos volver al confinamiento si no se cumplen las medidas a rajatabla por todos. No vale que una parte las cumpla y otra no. Volveríamos al encierro en casa.
La población en un porcentaje del 95% no está inmunizada. No se sabe si la inmunidad es permanente o dura un año o dos. Casi todo son interrogantes. Tampoco se puede asegurar que una vacuna efectiva contra el coronavirus esté disponible para todos a principios del año 2021 Incluso algunos expertos creen que se tardará cinco años en poder tener una vacuna. Otros dicen que tendremos que aprender a convivir con el covid-19 para siempre. Casi todo son especulaciones.
Las certezas se están encontrando a través de la investigación científica y también por ensayo y error. Se van probando métodos de control con la supervisión de los expertos y se van observando los resultados.
Los temidos rebrotes pueden ocurrir en otoño o en el primer trimestre del próximo año, según pronostican los científicos e investigadores. Pero también pueden adelantarse, si no se observa por parte de toda la población una conducta responsable de cara a uno mismo y a los demás, en directa relación con las medidas de distanciamiento social y de uso de la mascarilla.
Si por mí fuera se tendrían que usar obligatoriamente las mascarillas en espacios públicos para evitar la transmisión del coronavirus. Está demostrado científicamente que es una barrera eficaz y que evita contagios y salva vidas. Garantizar la salud y la supervivencia es mejor que enfermar o morir por no usar la mascarilla por su incomodidad. Es preferible estar algo incómodo pero vivir que disfrutar del máximo confort y morir antes de tiempo por el covid-19. Exceptuando los que no pueden llevarla por razones médicas.
El orden, la responsabilidad y la disciplina son importantes en todos los órdenes de la vida y especialmente en la situación causada por esta nueva peste que es el coronavirus. Aparentemente, un mal silencioso y minúsculo, pero que puede quitar la vida de modos terribles. Quizás, no fuera mala idea que se publicaran relatos o testimonios de lo que muchos pacientes con coronavirus han sufrido en estados de mucha gravedad y lo que han sentido para que toda la población recapacite y reflexione más. Nos estamos enfrentando a un cambio de época.

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