sábado, 23 de mayo de 2020

LARGO CORTEJO DE SÁNCHEZ CON BILDU.

La portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, pasa frente a Pedro Sánchez y Carmen Calvo durante su sesión de investidura

El largo cortejo de Sánchez con Bildu: acercar presos y explorar alianzas de futuro

Otegui mantiene un canal privilegiado de contacto con La Moncloa a través de Iglesias

Interior ha acercado a 35 presos, cinco durante la pandemia, y ha dado la semilibertad a cinco más.

El acuerdo firmado a escondidas por el PSOE, Podemos y Bildu en el Congreso es la última baliza en la pista de aterrizaje que Pedro Sánchez ha desplegado para que la vieja Batasuna sea hoy una referencia política más de su Gobierno en el Parlamento. Movido por su fragilidad extrema, el presidente no tiene reparos en rehabilitar a quienes siguen siendo incapaces de romper con su pasado y hoy mismo evitan condenar el acoso continuado a la líder socialista en el País Vasco en su propia casa. Hay que recordarlo: el PSOE estampó su logo de la rosa junto al de Bildu horas después de que los nostálgicos de ETA rociaran el portal de la vivienda de la candidata socialista a lendakari Idoia Mendia con pintura roja. Sánchez fue insensible. Y volvió a
 traicionar su promesa, su «línea roja», de que no pactaría con Bildu para aupar al PSN al Gobierno foral. Lo mismo que recibió sin escrúpulos su abstención para coronarse él en La Moncloa. Firmó con ellos y lo volverá a hacer, aunque sea justificándose en que si se echa en brazos de Otegui en el Congreso es porque el PP es «irresponsable» y no le deja otra opción... Ésa fue la excusa oficial ayer de Moncloa y de Ferraz.

"Relación fluida"

Pero la interlocución del Gobierno con la vieja Batasuna está bien afianzada y circula por doble raíl. De un lado, Arnaldo Otegui tiene abierto un canal preferente con La Moncloa a través del vicepresidente de Podemos, Pablo Iglesias. «Su relación es fluida», apuntan fuentes próximas al dirigente vasco, que describen «buena sintonía» personal y política entre ambos. Pese a que no se han dejado ver juntos, hablan con frecuencia. Ellos dos son los artífices, junto a Echenique, del pacto del miércoles en Madrid. La segunda vía abierta con el mundo de Batasuna, además de la portavoz socialista, Lastra, con el grupo de Bildu en el Congreso, la explora Santos Cerdán. El fontanero mayor de Sánchez en Ferraz amasó el pacto en Navarra que dio el poder a la socialista María Chivite, rompiendo la palabra dada de que no se beneficiarían de Bildu. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, entonaba ayer el pudor del viejo Partido Socialista ante el último pacto de la vergüenza: «Los que han atacado la vida han sido una línea no roja, sino muy negra».
Transcurridas 72 horas, la coalición que lidera Otegui no condena los ataques, sino que habla de reivindicaciones «justas» de los presos etarras. Los terroristas que cumplen condena vuelven a estar sobre la mesa de negociación del Gobierno, que lleva con sigilo la operación de acercar a los presos a las cárceles más próximas del País Vasco y Navarra. Desde que Sánchez llegó al Gobierno, en junio de 2018, Interior ha autorizado el traslado de 35 de estos internos y se han aprobado 5 progresiones al tercer grado, como revelan las estadísticas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Ayer Interior acordó trasladar al módulo del etarra Patxi Ruiz, en huelga de hambre, a otros presos de la confianza de Sortu, el partido de Otegi, para disciplinarle.
Pero el trasfondo del pacto en el Congreso tiene mayor profundidad. Podemos y Bildu alientan la formación de un tripartito con el PSE para desbancar al PNV tras las elecciones vascas del 12 de julio. Una ambición que encontró el reflejo perfecto en el acuerdo del miércoles en Madrid y que fue impulsado por Iglesias no solo para anular el protagonismo de Ciudadanos, sino también para marcar el camino de la «izquierda vasca», como ya exploran con ERC en Cataluña.

Tripartito vasco

Los socialistas vascos insisten en que esa puerta está cerrada. «Yo no puedo compartir gobierno con un partido que no condena que me persigan hasta mi casa», censuró ayer. Pero en el PSE asumen ya que la campaña electoral de unos -Bildu y Podemos- y de otros -PNV- irá por esos derroteros. Y el problema es el precedente navarro -«lo repito cinco o veinte veces, no pactaré con Bildu», dijo Sánchez entonces- hace desconfiar de la palabra dada.
El PNV, principal aliado de Sánchez, exigió ayer que cesen los bandazos en su búsqueda desesperada de aliados porque, traicionando la confianza de unos y otros, «difícilmente» podrá seguir gobernando. «La geometría variable sin coherencia lleva a estos circos políticos, y el más tocado es Sánchez», aseveró Andoni Ortuzar, molesto por el acuerdo con Bildu labrado a sus espaldas. «El depósito de confianza del PNV ya tiene la luz de reserva encendida», avisó. La portavoz de Moncloa, María Jesús Montero, habló de un acuerdo «puntual» con Bildu para «amarrar» los apoyos a la prórroga de la alarma, para «proteger la salud de los españoles» y ante la «irresponsabilidad» del PP, informa Gregoria Caro. Montero equiparó el acoso proetarra con los escraches a ministros.
Un escrutinio de las negociaciones que ha liderado el PNV en Madrid, y ahora Bildu, en forma de mejoras para los presos etarras revela que el ritmo de concesiones ha sido particularmente ágil estas últimas semanas, coincidiendo con el estado de alarma y las dificultades de Sánchez para sacar adelante las prórrogas. En total se han producido 5 acercamientos y 4 semilibertades, para las que, en contra del código penal, no se ha recabado la colaboración con la Justicia de los etarras, denuncian las víctimas, denuncia la AVT.
Uno de los últimos traslados, este lunes, ha sido el de Francisco José Ramada, que ha sido llevado no al País Vasco, sino a Pamplona, junto a su casa. «Esa ha sido una reivindicación histórica de ETA, que les llevaran próximos a sus domicilios», lamenta la AVT, que ve en esta decisión el traspaso de otra «línea roja» por parte del Gobierno. En enero fulminó otra raya al mover de Alicante a Asturias a un pistolero con delitos de sangre. Y no a cualquiera, sino a José María Arregui «Fiti», exdirigente de ETA.

"Pago directo"

Exáctamente ese mismo día, 30 de enero, Sánchez se hacía la foto con el líder del PNV, Andoni Ortuzar, que al igual que le dio el respaldo clave para ganar la moción de censura, le garantizaba entonces el apoyo vasco para seguir en La Moncloa. Lo subraya la diputada del PP Ana Vázquez, portavoz de su grupo en la Comisión de Interior del Congreso, para quien los acercamientos de etarras están vinculados al «mercadeo» de Sánchez con ese partido, el PNV. «Los traslados aumentan cada vez que él está en apuros. Se hace a base de calculadora: tú me das, yo te doy..., es un pago directo», explica.
El calendario deja lugar a pocas dudas. Cuando el PP puso en riesgo la ampliación del estado de alarma con su abstención, fue el PNV quien salvó la prórroga votada el 6 de mayo y el 11 se aprobaron un tercer grado y dos acercamientos. El 18, tres más, y los vascos volvieron a sacar adelante la ampliación que se votó el día 20.
Echando la mirada más atrás, en las semanas de negociación previa y posteriores a los presupuestos de 2019, -rechazados un 13 de febero, pero que el PNV apoyó-, hubo 6 acercamientos, Y cuatro en el diciembre inmediatamente anterior, cuando los diputados vascos ayudaron a Sánchez a tumbar en el Congreso una enmienda de calado del del PP y Cs para que los vocales del CGPJ fueran designados por jueces y no por el Parlamento.
Pero pocos agradecimientos mayores habrá debido Pedro Sánchez al PNV como el de que le evitaran tener que comparecer en el Congreso para dar explicaciones por su tesis plagiada. Fue el 14 de septiembre de 2018, y para el PP desencadenó una cadena de traslados «bestial». Los dos primeros, un día antes -entre ellos el de Kepa Arronategui, condenado por asesinatos- a los que seguirían otros dos al mes siguiente y tres en noviembre.
Curiosamente, señala la diputada del PP, los acercamientos decaen cuando hay elecciones, como lo demuestra que no hubo en el entorno de los comicios de abril ni en la repetición de noviembre. Es cuando no conviene airear relaciones causa-efecto difíciles de explicar. Otra cosa, recuerda el principal partido de la oposición, es cuando a Sánchez le urgen los socios y las alianzas.

ESTAMOS EN BUENAS MANOS, SON EL GUSANO DENTRO DE LA MANZANA.

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