sábado, 23 de mayo de 2020

EL ENGAÑO DEL GOBIERNO

PARA TENERNOS EN SU PUÑO
Las fases son la peor humillación que han sufrido Madrid y Barcelona. Las guerras son al fin y al cabo el nervio de la Historia. Pero esta arrogancia bolchevique, travestida de pretensiones sanitarias, esta comodidad totalitaria con que el Gobierno se permite dar ruedas de prensa sobre nuestra libertad, marcándonos a qué hora tenemos que salir a pasear y qué podemos hacer en la playa, son la mayor enmienda a la libertad y a la vida desde que desmantelaron la checa de la calle San Elías. Hoy en su lugar hay una frutería.
Yo no soy infectólogo. Mi tema es el Hombre y un Hombre ha de poder trabajar, protegerse y cenar todo al mismo tiempo. La muerte forma parte
 de la vida. Morir no es sólo inevitable: a veces resulta imprescindible, como en Normandía. Podemos morir pero no podemos dejar de vivir. La economía es lo que hay en el centro de nuestras vidas y sólo tenemos los derechos que podemos pagar. Es tonto el debate sobre si importa más la salud o el dinero. Son una cosa y lo mismo y no puedes llamarte un ciudadano libre si no lo entiendes. La España encerrada es la España que no cree en el Hombre y el hombre que obedece mansamente acepta que no es capaz de afrontar la responsabilidad de sus actos. Tenemos demasiado miedo a morir y un respeto de muy poca calidad a la vida, sólo basado en el miedo de perderla y que casi nunca incluye el deber que genera haber sido agraciados con ella. Hace mucho que creemos que el honor de vivir consiste en ser el que más años aguanta y no lo que hacemos con nuestro tiempo. La vida es un don, no una oficina. La vida es lo que hacemos de ella, y aunque es efímera, podemos lograr que nuestros días sean inmortales.

Los cambios de fase son la sardina que el domador se pone en la boca para que el delfín salte y la tome. Nos han tomado por tan idiotas que nos permitieron salir de paseo -¡de paseo!- antes que abrir nuestros comercios. Y miles de españoles demostraron que tal vez lo eran, amontonándose en las avenidas con sus ridículas vestimentas deportivas. Y qué me decís de los runners. Ganamos la guerra total para esto.
El confinamiento no ha sido una emergencia, ha sido el modo socialista de negar la vida, la libertad, el alma. «Un ensayo comunista», Abascal lo dijo. El confinamiento y tal como se ha llevado a cabo en España es lo que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias piensan de cada uno nosotros. «Progresar de fase», vocearon ayer, con la insufrible suficiencia de los siniestros monitores de un campo de reeducación. Ojalá la presidenta Ayuso se querelle y los lleve a todos por delante.
Recuerdo que hace muchos años tuve un ataque de angustia viendo «La vida de los otros» y mi mujer trataba de calmarme diciéndome tranquilo, sería imposible que esto ocurriera ahora.

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