domingo, 31 de mayo de 2020

EL DINERO DE LAS FIESTAS LO HAN DESTINADO A PRUEBAS MASIVAS.

«El dinero de las fiestas lo han destinado a pruebas masivas. Es una buena idea»

«El dinero de las fiestas lo han destinado a pruebas masivas. Es una buena idea»

Empieza en Torrejón el mayor estudio de seroprevalencia de Europa: 130.000 vecinos se realizarán los test, con un presupuesto de dos millones de euros.

Alba da vueltas, inquieta, en su silla de ruedas mecanizada al lado de las vallas que rodean el recinto ferial de Torrejón de Ardoz, donde el Ayuntamiento ha instalado diez carpas para que 130.000 vecinos se sometan a las pruebas del coronavirus. Sus padres, Ana y David, le colocan la doble mascarilla con mimo, sabiendo que no pueden exponerla a ningún tipo de riesgo. Tiene siete años y sufre miopatía nemalínica, una enfermedad rara que todavía no tiene cura. Lleva tres meses sin salir de casa y ayer lo hizo por primera vez –en un día casi de fiesta para ella– para acudir a realizarse la prueba. «Necesitamos que se la haga para que pueda volver a su terapia», explica
 su madre, que todavía se sujeta el algodón y el esparadrapo tras el pinchazo, y continúa: «Las han habilitado solamente para primera necesidad, con todas las precauciones de contacto. Si es negativo podrá volver, lo necesita».
Alba, ajena a lo que cuenta su progenitora, continúa jugando en la acera con su padre. Desde que el coronavirus llegó a Madrid, estos torrejoneros han pisado la vía pública solamente para lo imprescindible: ir a hacer la compra en un municipio que fue el primer foco de contagio de la región –parece que ha pasado un siglo– a principios de marzo. Cuando el que iba al supermercado regresaba con los enseres, empezaba el proceso de desinfección, todo para que Alba no se contagiase. «Sabemos que si lo coge no lo supera», dice su madre.
Ellos, para protegerla, tampoco están saliendo a pasear. «¿Quién la cuida si uno lo pilla? No podemos permitírnoslo, nos necesita a los dos dedicados a ella todo el día», subraya la mujer, que da las gracias al Ayuntamiento por la iniciativa: «Me parece muy bien la medida. Que el dinero de las fiestas, que ya no se pueden celebrar, lo destinen a las pruebas masivas es una buena idea. Nos repercute a todos los vecinos». «Está todo muy bien organizado, casi ni nos hemos juntado con otros residentes en la cola, aunque nosotros hemos entrado por la zona preferente al ir con la niña», termina.
Resguardados de las altas temperaturas bajo las hojas de un árbol, esperaban, a media mañana, Sebastián, Carmen, David, Raquel y su hija pequeña. «Debería extenderse a todos los Ayuntamientos. No entiendo las críticas que están recibiendo por esta iniciativa, que beneficia a todo el mundo», expone Sebastián, el abuelo. Su mujer asiente con la cabeza y añade, en referencia a cómo se está desarrollando la primera jornada: «Esperaba que fuese un espacio más pequeño, pero nos ha sorprendido para muy bien». Ninguno de los cuatro cree haber pasado el virus, pero gracias a las pruebas serológicas saldrán dudas.

Instrucciones y buzoneo

El recinto ferial al lado de la plaza de toros, que iba a acoger las fiestas populares previstas del 19 al 24 de junio, se ha convertido, salvando las distancias, en un laboratorio donde 150 sanitarios cogen las agujas para extraer la sangre de los vecinos. Por la megafonía de este recinto al aire libre piden que las personas con diversidad funcional o mayores se dirijan a la fila 1, que tengan a mano el consentimiento firmado para realizar la prueba y que no se quiten la mascarilla. La Policía Local vigila todos los accesos y da información a los más despistados de por donde deben entrar. Al mismo tiempo, varios operarios desinfectan la calzada. Funcionan todos como un perfecto engranaje para que las pruebas no fallen en el mayor estudio de seroprevalencia de Europa realizado hasta la fecha con un coste de dos millones de euros, dinero que se iba a destinar a los festejos. Parte de este presupuesto también se destinó, a mediados de abril, para dejar diez mascarillas en cada uno de los buzones del municipio.
Dentro de la carpa número cuatro, en el puesto diez, Nuria seca las lágrimas de su hija, Vega. A la pequeña, de cuatro años (al igual que a todos los niños entre los doce meses y los 16 años), una enfermera le acaba de hacer una extracción de sangre capilar, un pequeño pinchazo en el dedo. «No se lo esperaba, he intentado decirle que era como si le pintasen con la punta de un bolígrafo, pero no ha colado», cuenta esta madre, que sujeta el carricoche de Rubén, su otro hijo, de tan solo año y medio. Él no llora, al contrario, sonríe mientras observa todo lo que ocurre a su alrededor, divertido por la novedad. «Seguiremos tomando todas las medidas de seguridad: distancia, mascarillas y geles. Pero al menos ya sabemos si lo hemos pasado, si no o si somos inmunes», opina Nuria.
Los vecinos que ayer se sometieron a la prueba fueron todos cuyo primer apellido comienza por la letra «A». Hoy, les tocará a todos aquellos que tengan hasta la letra «E» y así, sucesivamente, hasta el próximo miércoles, cuando está previsto que finalicen las pruebas que lleva a cabo el grupo de gestión sanitaria Ribera Salud, responsable también del hospital torrejonero. «Los vecinos recibirán los resultados del test dentro de 24 o 48 horas como muy tarde, metiendo su DNI, el número de su prueba y la fecha de nacimiento en nuestra página web», indica Pepa Soriano, directora del proyecto. «A los que den positivo y no sean inmunes los llamaremos, uno a uno, para realizales al día siguiente la prueba de confirmación mediante una PCR», continúa la responsable de estas carpas, que estima que cada día se pueden hacer entre 28.000 y 30.000 pruebas; ayer fueron 6.500. «Creemos que llevarlo a cabo es de gran importancia, ya que tendremos la información para tomar las medidas correctas y conocer el estado de inmunidad de una población que ha estado expuesta al virus», prosigue Soriano. Afirma que ninguna otra localidad les ha contactado para llevar a cabo el estudio epidemiológico.
Las palabras positivas resonaban por toda la plaza de la localidad, que rebosaba sensación de optimismo y ganas de vencer al patógeno. «Más alcaldes deberían hacer esto, porque los políticos están para estas cosas, para ayudar a los vecinos, para darles soluciones, no para pelearse como tanto estamos viendo», cuenta Cristian, un joven que ayer fue con sus abuelos, Faustino y Teresa, con su madre, también Teresa, y con sus primos, Estela y Joel. Protegidos tras la mascarilla, los dos niños –de seis y ocho años, respectivamente– opinaban que era como si «un mosquito» les hubiese picado en el índice.
«A mí me parece muy bien todo lo que se está haciendo. Ya me gustó lo de las mascarillas, que en las farmacias casi no había, y ahora me gusta esto más», manifiesta Teresa. Ellos, tras el parón de días que vivió Torrejón hasta que tuvo el permiso de la Consejería de Sanidad para llevar a cabo el estudio, se enteraron de que ayer era su día de cita casi «de casualidad». «Porque la Policía Local iba avisando y porque vimos un cartel debajo del portal», dice Faustino, que destaca también la buena organización: «Ahora a esperar». Los test seguirán haciéndose en las carpas de Torrejón, la zona cero de la pandemia en Madrid que intenta levantar cabeza en esta nueva normalidad impuesta por el coronavirus.
ME PARECE UNA IDEA ESTUPENDA

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