sábado, 2 de mayo de 2020

AHORA TOCA HUMANIDAD Y ARRIMAR EL HOMBRO

CUANTO ANTES  MEJOR
Cuando esta pesadilla acabe, empresarios, funcionarios, autónomos, cargos públicos y todo tipo de personas deberemos hacer un gran esfuerzo y entrega personal para poner a funcionar este país, incluidos médicos.
Lo digo porque leo que la comisión ejecutiva del Sindicato Médico del Principado de Asturias (SIMPA) rechaza el planteamiento con el que trabaja la Consejería de Salud de ofrecer consultas en horario de tarde, a partir de las tres, para recuperar las anuladas por la pandemia.
Si ya teníamos listas de espera de verdadero escándalo, ahora se van a multiplicar por el infinito si no corregimos ese desfase. ¿Cómo se hace? Seguro que contratando más personal y poniendo todos los medios a su disposición, pero no hay duda de que tendremos que poner todos de nuestra parte. Si tienen que ir en horarios diferentes, tendrán que hacerlo, salvo que pretendan acabar de ser dueños y señores (si es que no lo son ya) de esa empresa que nos pertenece a todos los españoles.
La mayoría de empresas, autónomos y trabajadores sufrirán en sus carnes esta crisis, con toda seguridad todos pondrán en marcha el acelerador y se multiplicarán si es necesario para salir cuanto antes de este embrollo tremendo en el que nos metió el bichito ese. Todos somos conscientes del reguero de desempleados, autónomos y empresarios a los que les costará volver a poner en marcha su pequeño negocio. Así que, sin los impuestos de todos ellos, pagarles a ustedes su sueldo será tarea imposible.
Decirles a los médicos y otras profesiones, como jueces y abogados, que repiten que están desbordados (todos estamos desbordados), decirles que nadie hace más de lo que puede jamás.
Los médicos, jueces, abogados y empleados públicos son esenciales para que un Estado de derecho y de bienestar se mantenga y funcione correctamente. Una justicia lenta no es justicia, como una sanidad con listas de espera que ponen en riesgo la salud y vida de los pacientes tampoco es sanidad en condiciones.
Si ya tenemos una clase política decadente y atrofiada por una educación errónea, sin disciplina, cargada de caprichos, vicios, sin valores, egoísta e insolidaria; incapaces de ponerse de acuerdo, de consensuar... ahora nos vienen ustedes a lloriquear por estar desbordados. Saben que nadie les podrá exigir jamás, ni su mente, ni su cuerpo, ni el obispo de Roma, el hacer más de lo que puedan. Que es bien diferente a lo que ustedes estén dispuestos a dar. Si tienen que ir a turnos, si tienen que por un tiempo aplazar vacaciones o incluso realizar algunas horitas de más, ¿tendremos que pedirles por favor que lo hagan? Porque de lo contrario queda una solución y es drástica, nunca mejor aplicada.
Recuerdo a mi padre en estos momentos en los que todos, con muchas razones seguramente, reivindican lo suyo. Él murió con 49 años, llevaba siete años destrozado por la silicosis; me contaba que durante años Franco les obligó a doblar dos y tres días a la semana gratis para levantar el país, además de los horarios tremendos y sábados trabajados. El carbón era el motor, lo fue durante casi un siglo; sin él nada funcionaba: transportes, calefacción, cocina, industrias de todo tipo... lo hicieron obligados, pagaron con la vida y, en el mejor de los casos, con una salud precaria el resto de su vida. A ustedes no se les pide ni por asomo algo parecido, pero si queremos que muchas familias y personas no sufran durante años la estela de este maldito virus, todos deberemos arrimar el hombro.
Creo que este virus nos colocó en nuestro sitio, estamos de prestado, lo vemos ahora que todos tememos a este minúsculo bicho, a la enfermedad desconocida, y viendo de cerca la muerte, cuando la muerte está cerca desde siempre, pero jamás acechó tanto y a tantos a la vez. Esa es la diferencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario