¿Es la elevada mortalidad en Europa consecuencia de una mutación letal del coronavirus?
Un equipo de investigadores descubre que existen cepas de SARS-Cov-2 hasta 270 veces más virulentas que otras.
Si hay algo que durante estos meses está desconcertando a los científicos que luchan contra la COVID-19 es el hecho de que, por lo menos en apariencia, el virus no mata igual en todas partes. ¿Por qué ha habido tantas muertes en Iltalia, Francia o España, y tan pocas en Alemania? ¿Por qué el virus se está cebando en Nueva York y parece mucho menos mortífero en otras zonas de Estados Unidos?
Un equipo de investigadores de la universidad china de Zhejlang cree haber dado con la respuesta. Y es que, en su opinión, podríamos haber subestimado la capacidad del coronavirus SARS-CoV-2 para mutar hacia variantes más peligrosas y letales.
Cada vez que se replican, todos los virus sufren modificaciones genéticas aleatorias que afectan a parte de su genoma. La mayoría de esas mutaciones son menores y no alteran demasiado las capacidades y las funciones del virus. Y hasta ahora se pensaba que ese era también el caso del coronarivus responsable de la pandemia de COVID-19.
Pero según un estudio preliminar publicado hace solo unos días en el servidor medRxiv, esa es una idea equivocada. De hecho, los investigadores chinos opinan que el SARS-Cov-2 ha adquirido ya «mutaciones capaces de modificar sustancialmente su patogenicidad». Y han hallado que algunas cepas llegan a ser hasta 270 veces más virulentas que otras.
Hangpin Yao, primer firmante del artículo, y su equipo, llegaron a esta conclusión tras aislar once cepas diferentes del virus en pacientes chinos, en las que lograron identificar hasta 33 mutaciones diferentes. Los efectos de 19 de esas mutaciones aún se desconocen, pero algunas de ellas afectan directamente a la proteína de la superficie del virus que sirve para acoplarse e infectar las células de los pacientes. Para verificar el efecto que tenían esas mutaciones, los investigadores infectaron células con las diferentes variantes del virus y hallaron que ciertas cepas producen 270 veces más carga viral que otras, matando a la célula mucho más deprisa.
El siguiente paso fue rastrear diferentes cepas del virus en distintas zonas del mundo para encontrar las que se correspondían con las secuencias analizadas. Y las más virulentas resultaron ser, precisamente, las que están afectando a algunos países de Europa y a Nueva York, ciudad a la que el virus llegó probablemente desde Italia, según un estudio anterior de la Northeastern University, y en la que se están dando las mayores cifras de mortalidad de todo Estados Unidos.
Desde hace tiempo, los científicos se preguntan por la causa de la asombrosa disparidad de la mortalidad de COVID-19 entre diferentes países y regiones, y muchos ya sospechaban que la explicación podría venir, precisamente, de la existencia de cepas del virus mucho más virulentas que el resto. Este estudio es el primero que consigue confirmar un vínculo de causa y efecto.
Las conclusiones, sin embargo, aún no revisadas por pares, deben tomarse con cautela, aunque los hallazgos parecen coincidir con los de otras investigaciones llevadas a cabo en otros países del mundo.
Desde luego, resulta extremadamente difícil comprender los efectos de una mutación en particular sobre la peligrosidad del virus, ya que el curso de la enfermedad depende en gran medida de otros factores, como la edad del paciente, la existencia de otras enfermedades, la genética o incluso el grupo sanguíneo. Pero lo que más temen los científicos es que el virus acumule suficientes mutaciones como para poner en peligro el desarrollo de una vacuna. Algo que por ahora parece no haber sucedido, aunque en cualquier momento la biología del virus podría cambiar y volver inútiles muchos de los esfuerzos que en este sentido se hacen en los laboratorios.
Según ha explicado Chao Jiang, uno de los autores del estudio, a la revista Newsweek, «según sea la naturaleza de las mutaciones, algunas de ellas debilitarían de hecho el efecto de la vacuna si no se toman en consideración, Pero dado que las vacunas siguen diferentes estrategias que apuntan a diferentes partes del virus, es dificil dar una respuesta general. Sin embargo, hay numerosos desarrollos de vacunas en curso al mismo tiempo, por lo que seguimos siendo optimistas».
Con todo, la investigación abre un importante capítulo en la lucha contra la pandemia. Comprender cómo el coronavirus podría haber mutado y si lo hará en el futuro es algo que tiene importantes implicaciones no solo en el desarrollo de una vacuna, sino también en las estrategias de «desescalada» del confinamiento para que el mundo pueda regresar, cuanto antes, a la normalidad.
POSIBLEMENTA HA SIDO SEMBRADO CON DRONES EN DESTINTOS LUGARES AL MISMO TIEMPO
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