EL PENSADOR.
POR PERVERSIÓN DEL PODER.
Desde que surgió la noticia del fallecimiento de 17 ancianos en una residencia de ancianos de Madrid, la alarma no ha dejado de crecer con más víctimas mortales en residencias de toda España, en algunas de ellas con hallazgos macabros de ancianos muertos o abandonados.
Las investigaciones están en marcha y los responsables serán juzgados y condenados, pero el mal ya está hecho, los familiares impotentes y desconsolados y la imagen de las residencias por los suelos.
Como siempre pagan justos por pecadores, seguro que habrá residencias que funcionen muy bien, pero el gran número de fallecidos en diferentes centros de este tipo, que, hasta la fecha, rebasan el centenar, pone en tela de juicio el control sanitario de los mismos y la confianza de que los residentes estén tratados como deberían.
La imagen idílica de viejecitos y de viejecitas disfrutando felices los últimos años de su vida en este tipo de centros ha saltado por los aires y ha descubierto un tremendo fraude, cuando no un delito, que va a sembrar una total desconfianza en los mismos.
Yo mismo, que pronto cumpliré 78 años, en alguna ocasión he pensado pasar mi cuarta edad en una residencia, pero tendré que considerarlo muy seriamente e investigar a fondo el lugar elegido para no encontrarme con sorpresas desagradables. Y, como yo, supongo que habrá otras muchas personas que se encuentren en las mismas circunstancias.
En cualquier caso, habrá que esperar el resultado de las investigaciones para conocer los centros de mayores repartidos por España en los que se ha actuado tan vilmente, sobre los que deberá caer todo el peso de la ley, para poder elegir un lugar que ofrezca todas las garantías. No dudo de que haya muchas residencias que las ofrezcan, pero ahora tendrán que demostrarlo fehacientemente.
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