martes, 24 de marzo de 2020

NÚÑEZ FEIJÓ,EL CONTRAPUNTO DE LOS DISCURSOS VACÍOS DEL PRESIDENTE.

Coronavirus Galicia: Núñez Feijóo, el contrapunto a los discursos vacíos del presidente del Gobierno
Núñez Feijóo, el contrapunto a los discursos vacíos del presidente del Gobierno

La comunicación, otra de las claves que explican la gestión de la crisis del gobierno gallego.

El exceso de exposición en tiempos de crisis no es siempre un ejercicio de transparencia, sino que puede incurrir en el pecado político de la vanidad, véanse los ochenta minutos de Pedro Sánchez el sábado por la noche, en los que vino a decir bastante poco (ni siquiera avanzó a la nación que doce horas más tarde plantearía a los presidentes autonómicos prorrogar el estado de alarma) e incluso incurrió en lugares comunes y frases hueras, como el aumento en el consumo de internet o la caída en el precio de los carburantes. Hora y veinte de prime time multicanal con escaso contenido salvo el ya previsible mensaje de «vienen días duros».
Uno de los contrapuntos en estos días de gestión del coronavirus está siendo la comunicación de la Xunta, que centraliza su presidente, Alberto Núñez Feijóo. Sus colaboradores lo resumen en una idea: «Si al jefe le das el discurso de Sánchez del sábado, te aseguro que se niega a leerlo». «Sánchez quiere hacer como que está presente pero da conferencias sin contenido», valora Miguel Anxo Bastos, profesor de Ciencia Política en la USC, «Feijóo es más directo, da datos, tantos enfermos, tantas mascarillasdice que hace cosas y no ocupa mucho tiempo».
La comunicación directa del gobierno gallego es solo una muestra más de la toma de decisiones que se ha hecho desde el primer día, anticipándose incluso al Ejecutivo estatal en la declaración de la emergencia sanitaria o el acopio de material. Desde que el viernes 13 Feijóo compareció de manera extraordinaria para anunciar esta decisión, el presidente gallego ha dado la cara siempre que tenía medidas concretas que anunciar. «No va a comparecer para nada, no sale por salir», asegura su entorno, «y además es un obseso de los datos, masacra a sus colaboradores para que le aporten cifras concretas, que luego utiliza cuando la prensa le pregunta».

La Xunta traslada al presidente todas las cuestiones que formulan los periodistas por vías telemáticas, sin filtro ni corrección. Feijóo responde a todo, una política que en nada se parece a la de la Secretaría de Estado de Comunicación, que esquiva los temas o enfoques incómodos. «Un líder debe salir a cara de perro, sin filtrar preguntas ni esquivar cuestiones molestas», valora Bastos, «y de vez en cuando, pedir perdón. Pero Sánchez solo quiere hablar él solo», un exceso de presencia mediática «que contrasta con lo desaparecido que estuvo los primeros días».
La diferencia entre Sánchez y Feijóo «es que el segundo es un gestor con treinta años de servicio público, que presidió el Insalud y que sabe qué es una crisis sanitaria», apuntan los colaboradores del barón gallego, «lleva al frente del comité de coordinación desde el primer día», sin apenas delegar, y conoce de primera mano las necesidades de cada área sanitaria. Por eso no le tembló el pulso para, aquel aciago viernes 13, dar la cara y anunciar un negro panorama ante la crisis del coronavirus frente a un Sánchez que anunció el estado de alarma el sábado 14, lo aplicó el día siguiente pero no detalló las medidas para combatir el drástico frenazo de la economía hasta dos días más tarde. «Feijóo no se ha escondido», resume su círculo más próximo. Incluso ha evitado comparecer cuando lo hacía el jefe del Ejecutivo en señal de respeto institucional, como ocurrió en la noche de ese sábado 14, cuando esperó a que rematara Sánchez para dirigirse a los gallegos.
Los asesores de Feijóo hacen una última reflexión fruto de enseñanzas del pasado. «Una crisis bien gestionada se puede ir al traste por una mala frase que provoca escarnio, y el político pasa de ser criticado a convertirse en objeto de mofa». Un ejemplo son los «hilillos de plastilina» de Rajoy durante la tragedia del Prestige. Sánchez, opinan, «ya tiene su "en España el consumo de queroseno ha bajado el 80%"». Bastos, no obstante, pone deberes a uno y a otro: «A veces Feijóo podría pasar de ser tan técnico y dar algo de esperanza, alguna frase en el ámbito moral, pero eso siempre le faltó; tiene que decirle algo bonito a la gente, esas son las frases que se recuerdan», mientras que Sánchez «se pasa de sentimentalista pero no ofrece resultados de gestión, ni hablando ni en el desarrollo de la crisis».
ES LA EFICACIA FRENTE AL CHOVINISMO.

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