miércoles, 29 de enero de 2020

MENTIR SIN RUBOR ALGUNO.

EL PENSADOR..
 
ESTÁ DE MODA.
Pedro Sánchez es de esas personas que su palabra vale menos que un patacón. Ya puede amenazar hoy, no coger el teléfono mañana, no dormir por tal compañía, prometer lo que sea o pensar así... que, pronto y ante el asombro de todos, se mostrará inocente, cándido, descolgará el teléfono, dormirá a pierna suelta con los mismos que antes le quitaban el sueño; dejará de dar, dirá no, sí o todo lo contrario... y hará como Groucho Marx: tendrá otros principios sin mayor problema de enfrentarse luego a todas sus contradicciones.
Quizá sea una virtud. Otro en su lugar se ruborizaría y enmudecería, él no, se enfrenta de lleno a preguntas incomodas de contestar para la mayoría, pero que él las capea sin apenas mostrar su gran cara dura. Incluso con respuestas aún más imposibles de digerir: lo que era tipificar como delito el referéndum ilegal, ahora pasa a ser posible acordarlo. No me dirán que la cosa no tiene atragantamiento mental. Qué decir de pasar de rebelión y sedición, para denominarlo “conflicto político” –es que sus saltos son mortales por necesidad.
Les aseguro que me rechinan sus cambios bruscos de enfurruño, temperamento, reflexión y determinación. Tantas promesas entremezcladas para agradar a todos tampoco me gustan. Soy más de cumplir la palabra dada y de dar trigo en vez de tanto predicar. Aunque tampoco estoy en contra de quien después de un debate y una reflexión profunda cambia de criterio por bien de todos, incluso en contra de sus propios principios. Quizá Pedro (lo dudo mucho) sea de esos.
Rectificar es de sabios, se dice. Así creo. Por eso le daremos la oportunidad de ir madurando y haciéndose más consistente en todos sus gazapos de compostura y que, aunque cambie de criterio, sea por la mejor decisión para todos los españoles.

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