Encuentran a la princesa belga «desaparecida» desde hace 12 años
María Cristina, tía del Rey Felipe de Bélgica, había sido vista por última vez en el año 2007.
La princesa María Cristina de Bélgica, más conocida como «la princesa desaparecida», decidió romper su relación con toda su familia hace 40 años, cuando puso rumbo a Estados Unidos para alejarse de la vida pública por su propia voluntad. Es hija de Leopoldo III y la princesa Lilian (segunda esposa del monarca) es hermanastra de Alberto II y tía del Rey Felipe de Bélgica.
Después de su «huida» no se supo nada de ella hasta que en el año 2007 concedió una entrevista al diario «Laatste Nieuws», que fue la última noticia que se tuvo de ella. Así, tanto su vida privada como su paradero han sido un auténtico misterio. Hasta ahora. Y es que el mismo medio que tuvo el privilegio de entrevistarla ha conseguido dar con ella 13 años después.
María Cristina, de 68 años, vive actualmente en Sequim, un pueblo de apenas 7.000 habitantes situado en el desierto de Washington junto a su marido, Jean-Paul Gourgues. En esta pequeña localidad han parecido encontrar la tranquilidad y felicidad que andaban buscando. Ahora, tal y como informan desde el medio citado, vive en una casa de tres habitaciones que adquirió junto a su esposo por unos 300.000 euros.
Pero la historia de está princesa va mucho más allá de una simple retirada de la vida pública, y muestra de ello son las memorias que publicó en el año 2004 y que son un auténtico relato de traumas infantiles. Un desencuentro prolongado con su familia que tendría su origen en un episodio ocurrido cuando ella tenía 18 años y culpó a un primo de haberla violado y a su madre de intentar encubrirlo. Su relación se deteriora hasta tal punto de casarse con un hombre homosexual para conseguir un permiso de residencia estadounidense y, a partir de ese momento comienza el declive con su familia.
No acudió al funeral de ninguno de sus padres y su último vínculo fue con su hermana Esmeralda la única con la que se hablaba. Eso sí, parece que después de tantos años ha conseguido sentar la cabeza en el pequeño pueblo estadounidense, lejos ya de su Bélgica natal.
PORQUE LE HACÍAN LA VIDA IMPOSIBLE.
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