martes, 3 de septiembre de 2019

LA DECADENCIA DE LA SANIDAD PÚBLICA.CARTA DE UN PACIENTE,


es muy  preocupante...
 
LOS MAYORES NO CUENTAN.
 
 
Asiduo como soy desde hace años a publicar mi opinión, en esta sección que LA NUEVA ESPAÑA nos pone a disposición de sus lectores, sobre lo que pasa y veo, me había propuesto hace un par de meses estar calladín, a la espera de ver en qué para todo el galimatías en el que los políticos andan metidos, y tienen al país entero enredado y enfangado.
Había oído comentar que nuestras farmacias no disponían en este momento de ciertos medicamentos, y yo me resistía a creerlo, pero el sábado 31 de agosto me acerqué a mi farmacia habitual a intentar despachar los medicamentos que necesito para todo el mes, y me encontré con que uno de ellos, del que no puedo prescindir sin riesgo de sufrir consecuencias irreparables, pues resulta que me dicen que no pueden entregármelo porque el laboratorio fabricante del mismo no se lo suministra desde hace semanas y que las existencias en farmacia se habían agotado. Parece ser, según me informaron, que esto estaba pasando con otros muchos medicamentos. Me aconsejaron probar en cuantas farmacias encontrase por la ciudad, por ver si tenía suerte y en alguna aún quedaba el medicamento en cuestión. Recorrí en Gijón siete farmacias y, aburrido de que en todas me dijeran lo mismo, es decir, que el medicamento en cuestión estaba agotado, me vine a casa pensando qué hacer.
Jamás en mis ochenta y tres años de vida había pensado ni imaginado llegar a pasar por semejante situación en nuestro país. ¿Pero esto qué es? Nos bombardean a todas horas los políticos de turno con mensajes rimbombantes de política y gobiernos progresistas, mientras que a la vez vemos cómo lo primero que hacen tanto desde las administraciones locales, autonómicas y estatales es subirse los sueldos a niveles prohibitivos para el resto de los mortales, y a la vez engrosando la nómina de los que viven y maman de las ubres de la Administración pública, según mi opinión, sin más mérito ni concurso de oposiciones que el de haber tenido la osadía de presentarse en una lista electoral tras ganarse un puesto en ella a base de empujones y codazos para hacerse un hueco en la misma y tras el gran mérito en muchos casos de haber sido un mero “servil pega carteles” de un partido.
Esto es una vergüenza. Quienes sufrimos todas las consecuencias de aquella nefasta Guerra Civil provocada por unos, y amparada por otros, que nos llevó a pasar una niñez de hambre y miseria, y a una juventud llena de limitaciones junto con una vida laboral en condiciones muy duras y bien distintas a las de hoy, creo que bien nos merecemos otra cosa, y no lo que estamos viendo y padeciendo en nuestra vejez. Siento ser tan duro, pero jamás me imaginé llegar a una situación como esta, en manos de tanto charlatán “pico de oro” que prometen el oro y el moro, pero que, en la práctica, según mi opinión, todo lo que tocan lo destrozan y lo llevan a peor. ¡Ya está! Es tal el cabreo que siento y creo que tendrán otros muchos, sobre todo de mi edad, que no puedo seguir callado por mucho que me lo proponga.

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