miércoles, 29 de mayo de 2019

UN RIDÍCULO ENEXPLICABLE EN EL JUICIO DEL PROCÉS

Un ridículo inexplicable en el juicio del ‘procés’


El día que Estrasburgo da un golpe al secesionismo, un fiscal vuelve a recurrir a la chapuza como método de trabajo.

Y Estrasburgo, lo que son las cosas, aparece de pronto en el retrovisor. Si el lunes el juicio fue un tostón por la obsesión garantista del juez Manuel Marchena, temeroso de que en su día el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) pueda dejar en evidencia a la justicia española, el martes, nada más empezar la sesión, en los teléfonos móviles que manejan con fruición Jordi Sànchez y Oriol Junqueras aparece una noticia de última hora:
Estrasburgo da un revés al procés y dice que anular el pleno de la secesión era una “necesidad democrática”.
Tanto repetir que viene el lobo y resulta que la primera dentellada es justo en la línea de flotación del discurso secesionista. “El TEDH”, según reza la alerta de los móviles, “rechaza por unanimidad la demanda contra la decisión del Tribunal Constitucional de suspender el pleno del Parlament”. Ni más ni menos que aquel pleno en el que Carles Puigdemont —ahora fugitivo en Bélgica— tenía previsto proclamar la independencia de Cataluña. Nada más correr la noticia entre los políticos presos, Josep Rull se acerca a Carme Forcadell, sentada a su lado, y la coge por los hombros para abrazarla.
Es un gesto casi íntimo, que pasa inadvertido en la sala, más pendiente del numerito diario de la Fiscalía —hoy toca hacerse un lío con los vídeos—, pero que tiene su relevancia, también anímica. Forcadell, entonces presidenta del Parlamento catalán, fue la que firmó la demanda ante el Tribunal de Derechos Humanos, a la que se adhirieron después 75 diputados; y Andreu Van den Eynde, el abogado de Oriol Junqueras durante el juicio, es quien la defendió, ahora se sabe que sin fortuna.
No pasa mucho tiempo antes de que, en las redes sociales, instantáneo campo de batalla de todas las cuitas imaginables, se genere una trifulca entre independentistas de distintas sensibilidades. El exdiputado de Esquerra Josep Huguet advierte en Twitter de que, después de lo que acaba de decir Estrasburgo, “la vía jurídica europea no será un camino de rosas como vaticinaban los abogados que han acabado haciendo de políticos”. Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont, se da por aludido y entra a degüello: “Igual deberías preguntarte quién hizo ese recurso porque el TEDH y el TJUE [Tribunal de Justicia de la Unión Europea] son sitios muy técnicos a los que hay que llegar con los deberes hechos y los pantalones en su sitio”. Por alusiones, Van den Eynde, quien como se ha visto en el juicio no rehúye una tangana, responde a Boye intentando escurrir el bulto del fracaso: “Como bien sabes el representante de los demandantes no es necesariamente el redactor. La letrada que se encargó hizo los deberes lo mejor que pudo”.
En la recta final del juicio, los muros del Supremo ya no son suficientemente gruesos para contener el ruido que llega de fuera y el fallo en contra de Estrasburgo supone un golpe fuerte para quienes, desde la bancada de las defensas, se han desentendido demasiado de lo concreto y lo han fiado casi todo al mantra de la indefensión y de la supuesta vulneración de los derechos fundamentales. Dicen los analistas que, una vez acabado el juicio, también se terminará la última razón para estar juntos, que estamos ante el último eslabón que sigue uniendo a independentistas de tan diverso origen y pelaje.
A media mañana, por fin, llegan los vídeos. Y, de nuevo, un fiscal se convierte en protagonista negativo. Si el lunes fue Consuelo Madrigal —el juez Marchena confirma durante el juicio que la exfiscal general del Estado cometió “un error” al olvidarse de incluir algunos documentos de la prueba documental—, hoy le toca el turno a Jaime Moreno. Nada más empezar a proyectarse los vídeos todos los presentes se percatan de que el fiscal no ha hecho los deberes. Da paso a los vídeos —unos de los incidentes del 20 de septiembre ante la Consejería de Economía, otros del 1 de octubre durante la intervención policial en la jornada del referéndum ilegal— sin indicar dónde y cuándo fueron grabados. Cuando Marchena, a instancias de las defensas, le pide que sea más concreto, el hombre lo intenta pero se equivoca, lo que no pasa por alto Jordi Sànchez, quien aprovecha su móvil de estraperlo para poner un tuit desde dentro del salón de plenos:
—El fiscal que dice que tiene evidencias para mantener la acusación de rebelión pone tres vídeos del 8 de noviembre de 2017 diciendo que eran del 3 de octubre. ¡¡¡No vamos bien!!!
Y tiene razón Sànchez. Una vez más no se entiende que la fiscal Madrigal y el fiscal Moreno acudan a un juicio tan importante, con unas acusaciones tan graves y con la televisión en directo, sin haberse preparado siquiera algo tan evidente como una relación de documentos o un listado de vídeos. Un ridículo inexplicable.
SÓLO UNA PALABRA;VERGONZOSO:

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