Cristina Seguí, fundadora de Vox: «El partido morirá por entregarse al ala ultraconservadora del PP»
La expresidenta de la formación en Valencia critica la estrategia de la actual dirección y la presencia de expopulares en sus listas.
Cristina Seguí (Valencia, 1978) fue una de las fundadoras de Vox. De hecho, en la foto de presentación del partido, allá por enero de 2014, posó flanqueada por José Antonio Ortega Lara y Santiago Abascal. Aunque abandonó el partido pocos meses después, la que llegó a ser catalogada como «musa de la derecha española» sigue defendiendo sus postulados en los platós de radio y televisión y, además, no oculta su aprecio hacia Abascal, a quien califica como «un hombre bueno y valiente que merece llegar, por fin, a donde ha llegado».
Todo lo contrario sucede con la actualidad dirección de Vox en Valencia, donde Seguí llegó a ser presidenta provincial. Entonces, explicó que el «ritmo» del partido resultaba «excesivamente lento para lo que España necesita» y sintió cómo algunos apoyos «giraban la cabeza en momentos clave».
A su juicio, «Vox morirá en cuatro años por entregarse al ala ultraconservadora del Partido Popular. Una opción ultraconservadora es incompatible con la defensa de la libertad individual».
Al respecto, considera que Pablo Casado está planteando un proyecto «más moderno, con un discurso migratorio responsable y está hablando claramente de ilegalizar a las formaciones que legitiman la violencia con la Ley de Partidos en la mano, al contrario que algunos dirigentes de Vox, que ya hablan únicamente de restringir».
Según Seguí, la estrategia del presidente de Vox en la provincia de Valencia y candidato a la Presidencia de la Generalitat, José María Llanos, resulta «decepcionante y frustrante». Y aunque no cierra la puerta a una eventual vuelta a la primera línea política, su futuro a corto plazo está más próximo a las cámaras de televisión que a algún escaño de los parlamentos.
¿Cómo valora la estrategia de Vox en Valencia?
Decepcionante y frustrante según los afiliados que llevan meses denunciando la gestión de José María Llanos, más preocupado en decirle a los valencianos cuál debe ser “la familia natural” que en enterarse de que la Comunidad Valenciana es la principal barrera de contención del avance separatista catalán. En que lo urgente es revertir las políticas dictadas por Puigdemont y por Torra para evitar implosión de la nación y del Estado. Llevo meses recibiendo los correos y las llamadas denunciando la estrategia de la actual dirección provincial y el caso omiso de la nacional. Hasta ahora, los valencianos han logrado resistir las políticas totalitarias de Ximo Puig y Compromís, los vividores del clientelismo de la Generalitat de Cataluña decididos a convertirnos en la «Cataluña del Sur» con tal de mantenerse en el poder con los peores resultados de su historia.
La realidad fáctica para convertirnos en el esfínter de Torra está creada e implementada: una TV3 llamada À Punt que con un 0,8 por ciento de audiencia absorbe 55 millones de euros del bolsillo de los valencianos, un consejero de Educación que dice que «sin Valencia no hay independencia» tutelado por el TSJ valenciano por «discriminar a los castellanohablantes en las aulas», y una ANC con millones de euros en ayudas sin auditar.
¿Cuáles son las principales carencias que detecta en Vox?
VOX será capaz de liderar la derecha española en la medida en la que sea capaz de plantear una derecha moderna y liberal. Eso es imposible si su presidente provincial está más preocupado en decirle a los valencianos cómo tienen que articular su vida privada al decirle cuál ha de ser la familia natural o al decir que «España se salvará por la oración». España se salvará si se salva a la Comunidad Valenciana de los nacionalistas. Si se les salva del PSPV y Compromís, la «ERCs» baratas. Hay que desmontar las totalitarias leyes de género y atacar frontalmente el anticatolicismo recalcitrante de la izquierda, pero no se puede entregar el partido al ala ultraconservadora renegada por el PP representada por Jose María Llanos y Gil Lázaro, un «dinosaurio» del partido que lleva 37 años viviendo de la política y que ha empezado a criticarlo solo cuando ha perdido el escaño y el sueldo.
¿Qué opina de la supresión del proceso de primarias en Vox y de las críticas a los posibles arribistas?
No puedes expulsar de la toma de decisiones a los afiliados que llevan dos y tres años e insultarles llamándoles arribistas. En 2014, yo pude optar a unas primarias que me permitieron levantar un proyecto político viniendo de la nada. Y eso hubiera sido impensable en el Partido Popular.
Hay gente estupenda que se ha visto descabalgada de esa posibilidad. Se han visto, de repente, apartados de la toma de decisiones al laminar la dirección nacional las primarias exigidas desde el origen de VOX al resto de los partidos. No puedes acabar con ellas con la excusa de que, de repente, hay arribistas. Porque estos han estado sosteniendo económicamente al partido durante años con su cuota de afiliado. Has de darles la oportunidad de votar. No porque las primarias sean el sistema ideal, sino porque quizá ellos piensan que los arribistas están dentro.
Muchos de esos afiliados han demostrado su compromiso cívico desde mucho antes de la existencia de VOX. Se ha apartado a personas de Círculo Cívico Valenciano cuya organización gemela ha constituido con éxito y valentía VOX Baleares. Gente a la que las huestes de Compromís han querido partirle la cara en cada 9-O.
No puedes prescindir ni sabotear ese valor y ese talento. No puedes amenazar a afiliados con ser considerados “traidores de partido” de difundir estos tuits de algunos de antiguos fundadores “si no quieren ser considerados traidores de partido”.
El liderazgo es la única forma de dominar el aparato. No se logra pidiéndole perdón a Joan Baldoví, un totalitario en esencia, por haber perdido los nervios tras insultarle en público.
¿Y de los candidatos que se conocen hasta ahora, entre ellos exdirigentes del PP y militares en la reserva?
Me parece estupendo. Admiro a los profesionales que se han jugado la vida por su país. Es hora de dejar atrás a un parlamento enfermo plagado de terroristas de ETA, de okupas del Patio de Maravillas, y de agresores de policías y guardia civiles. Más militares y menos «Otegis».
¿Cómo es su relación con Santiago Abascal?
Cordial. Es un hombre bueno y valiente que merece llegar, por fin, a donde ha llegado.
¿Estaría dispuesta a volver a la política?
Lo estaría si, sacrificando la libertad e independencia personal que disfruto en mi trabajo, pudiera contribuir a lograr las cotas de libertad individual que merecen todos los españoles.
ESO TAMBIÉN SERÍA POSIBLE.
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