miércoles, 21 de noviembre de 2018

ESPAÑA Y REINO UNIDO LLEGAN A UN PRINCIPIO DE PREACUERDO SOBRE GIBRALTAR

España y Reino Unido llegan a un preacuerdo sobre Gibraltar.


El pacto es independiente del acuerdo general del Brexit, en el que el Gobierno español aún mantiene recelos.

En plena incertidumbre sobre el futuro del Brexit, España y Reino Unido han logrado concluir un preacuerdo bilateral relativo a Gibraltar. Los dos Gobiernos han cerrado provisionalmente el paquete que regirá la relación entre España y la colonia británica una vez esta abandone la Unión Europea, junto a Reino Unido. Se trata de cuatro memorandos de entendimiento y de un tratado fiscal, según ha avanzado el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, y confirman a EL PAÍS fuentes gubernamentales.
Los memorandos abordan las cuatro áreas más sensibles entre España y el Peñón. Una de las más problemáticas ha sido el tabaco. Mediante el texto pactado, las autoridades gibraltareñas deberán comprometerse a elevar el precio para que no sea tan atractivo para el contrabando hacia España. Otro documento crucial, pero menos conflictivo, ha sido el relativo a los trabajadores transfronterizos (alrededor de 10.000 españoles cruzan la verja cada día para dirigirse a su puesto en el Peñón). El tercero recoge compromisos medioambientales (España se queja de que Gibraltar realiza vertidos ilegales, entre otros incumplimientos) y el cuarto alude a la cooperación policial y aduanera. Quizás el más importante de todos, formulado como tratado, alude a la fiscalidad. Gibraltar asume ciertos compromisos encaminados a reducir la competencia fiscal que realiza la colonia a España, donde se asientan muchas empresas con actividad en España para beneficiarse de la reducida tributación gibraltareña.
Ese preacuerdo es un primer paso en un largo historial de desencuentros entre Madrid y Londres a cuenta de Gibraltar, territorio etiquetado por España como paraíso fiscal. Los memorandos de entendimiento solo afectan, de momento, al llamado periodo transitorio del Brexit, el que regirá desde el día de salida (el 30 de marzo de 2019) hasta la entrada en vigor de la relación futura entre Reino Unido y el bloque comunitario (previsiblemente, en enero de 2021). Pero España confía en que siente las bases para un contacto futuro más pacífico. El razonamiento es que si el Peñón desea una relación estrecha con la UE —el 96% de sus ciudadanos votó por permanecer en la familia europea en el referéndum de 2016— tendrá que entenderse necesariamente con España.
Picardo, que ha regresado esta misma mañana de Madrid, una vez despejadas las negociaciones, ha asegurado que los trabajos han concluido ya y que solo quedan “ligeras aclaraciones pendientes”, según un comunicado difundido hace unas horas. El ministro principal informará este jueves a las instituciones del Peñón. Las autoridades españolas también sugieren que los cinco textos atienden la mayoría de sus reclamaciones en este proceso: que con la salida de Gibraltar de la Unión Europea, la relación respecto a España sea más equilibrada. El secretario de Estado para la UE, Marco Aguiriano, dará mañana más detalles en el Congreso de los Diputados.
Esta vía negociadora es paralela al acuerdo general del Brexit, en el que España sí mantiene fuertes objeciones a la solución que se da al futuro de Gibraltar. Pese a esa incertidumbre respecto al marco general, los Gobiernos español y británico han preferido concluir esta fase bilateral para allanar el camino en caso de que prospere el acuerdo final de retirada de Reino Unido de la UE. En cualquier caso, el presidente español, Pedro Sánchez, mantiene su amago de votar en contra del acuerdo general si el texto no clarifica que Gibraltar no forma parte de Reino Unido (y, por tanto, no se puede beneficiar automáticamente, sin el visto bueno del Gobierno español, de las ventajas que puedan pactar en un futuro Londres y Bruselas). La voluntad de Sánchez es, pese a todo, lograr un encaje que permita desbloquear el texto antes del 25 de noviembre, cuando está previsto que lo refrenden en Bruselas los jefes de Estado y de Gobierno europeos.
ESPAÑA SE VA A QUEDAR CON LO RESIDUAL.

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