sábado, 6 de octubre de 2018

LA MUERTE DEL BEBÉ EN EL COCHE POR OLVIDO

«La culpa no es del padre que olvidó a su bebé en el coche, sino del angustioso estilo de vida que llevamos»

«La culpa no es del padre que olvidó a su bebé en el coche, sino del angustioso estilo de vida que llevamos».

La psicóloga María Jesús Álava Reyes explica cómo la mente juega a veces malas pasadas.

La trágica muerte en Madrid de una niña de un año en el interior de un coche donde permaneció durante horas olvidada por su padre, no ha dejado indiferente a nadie. Sin conocer aún todos los detalles del suceso, lo cierto es que en las redes sociales no han parado de publicarse mensajes muy críticos y duros dirigidos a este padre por este «descuido fatal». Pero antes de juzgar, la pregunta es la siguiente: ¿cómo es posible que un padre olvide a su hija en el interior de un vehículo?
Según María Jesús Álava Reyes, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, vivimos en un estado de gran tensión y aceleración desde que nos levantamos por la mañana, lo que provoca que no respetemos los ritmos biológicos propios del ser humano. «Muchos padres se lamentan en consulta de que desde bien temprano gritan a su hijos para que se despierten, le levanten, se vistan, se laven, desayunen... porque todo lo hacen muy despacio. Eso se debe a que los niños intentan cumplir con el ritmo biológico de la naturaleza. Sin embargo, los adultos, desde que suena el despertador, se levantan con una sensación de urgencia absoluta, su sistema nervioso se pone en alterta y su mente vive cada instante como una situación de emergencia. Esto hace que uno se sienta acelerado y que meta prisa a los demás porque en la mente está muy presente el horario que hay que cumplir por tener agendas demasiado apretadas».
De esta forma, el sistema nervioso autónomo prevalece sobre el sistema nervioso central, que es el que favorece la parte intelectual, lo que provoca que las personas actúen en modo automático, a gran velocidad y casi sin pensar. «Es posible que este padre llevara a sus hijos al colegio como todos los días y, como habitualmente no llevaba a su hija a la guardería, su mente acelerada, y en modo automático, le hiciera ir a su trabajo sin pensar que su niña estaba en el coche. Durante el día, no tuvo sensación de haberla olvidado porque no era consciente de ello. No es tan descabellado», explica Álava Reyes.

Asegura que es como cuando alguien camina por la calle pensando y dando vueltas a un problema o a todo lo que debe hacer en el día y escucha un gran pitido y, de repente, se da cuenta de que estaba cruzando la calle con el semáforo en rojo. «En ocasiones hacemos cosas de las que no somos plenamente conscientes. Lo que ocurre es que a veces tienen finales trágicos. La mente, sin duda, puede jugarnos malas pasadas por este ritmo trepidante de vida al que estamos sometidos».
La directora del Centro de Psicología Álava Reyes sugiere que no se condene a la ligera a este padre, «la culpa, en realidad, es del agobiante sistema de vida al que estamos sometidos en la actualdiad. Este hombre seguro que es un buen padre y responsable, a pesar de lo acontecido. Este suceso no podrá ser superado por estos padres. ¿Hay mayor castigo?», se pregunta esta especialista.
LLEVAMOS UNA VIDA MUY AGITADA Y CON MUCHO ESTRÉS.

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