domingo, 10 de junio de 2018

TEMOR EN EL PP A UNA GUERRA DE GUERRILLAS POR EL PODER.

De izquierda a derecha: Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Núñez Feijóo y  María Dolores de Cospedal

Temor en el PP a que la sucesión de Rajoy derive en una «guerra de guerrillas».

Los barones advierten de que las bases castigarán la «lucha personal por el poder».

Mientras en las redes sociales proliferan las plataformas de apoyo a posibles candidatos del PP para suceder a Mariano Rajoy, en las filas populares crece el temor a que el proceso que se abre mañana lunes derive en una «guerra de guerrillas» que los ciudadanos acabarían castigando. Las voces a favor de una candidatura de integración, que ponga a salvo lo que consideran la mayor fortaleza del partido, su unidad, se han multiplicado en los últimos días.
De momento no hay ninguna candidatura confirmada, y los teóricos aspirantes guardan silencio, al menos hasta que la Junta Directiva Nacional del PP, convocada para este lunes en un hotel madrileño, ponga en marcha el reloj de la cuenta atrás hacia un congreso extraordinario exprés. Lo que sí están surgiendo en los últimos días son perfiles de apoyo en Twitter a distintos candidatos en las quinielas, como Feijóo, Sáenz de Santamaría y Cospedal, pero también de los exministros Íñigo de la Serna o José Manuel García Margallo. Los protagonistas no se responsabilizan de esas cuentas, pero ahí están.
Dirigentes territoriales consultados por ABC creen que la sucesión en el PP debe ser una oportunidad para proceder a una «necesaria» renovación interna, y defienden una candidatura de «integración», una palabra que se repite como un mantra en el partido como para ahuyentar cualquier peligro de división.

Competición «legítima»


En todo caso, si esa única candidatura no fuera posible, lo que piden las fuentes consultadas es que la campaña «legítima» por la presidencia del partido no se convierta en una «lucha personal por el poder, sino en una competición de proyectos para el partido», y sobre todo que los perdedores se pongan a disposición del ganador después del congreso. «Nuestro electorado no nos perdonaría una guerra de guerrillas, ni que este proceso se convierta en una mera pugna personal por el poder», afirman desde las comunidades.
Los cargos populares reclaman con insistencia que si finalmente hay más de una candidatura haya un debate serio de propuestas, y no se libre una guerra sucia. «En el centro derecha siempre ha causado más rechazo y se ha castigado mucho más las divisiones internas que en la izquierda», apuntan.
Ese riesgo de abrir en canal al partido es el que empuja a sus dirigentes territoriales a pedir un candidato que sea capaz de «aglutinar todas las sensibilidades» del partido y que tenga la suficiente habilidad como para unir a pesos pesados que hoy por hoy parecen irreconciliables, como es el caso de la exvicepresidenta del Gobierno y de la secretaria general del partido.
En el Grupo parlamentario Popular, desde donde se va a ejercer realmente la oposición al Gobierno de Pedro Sánchez, esa advertencia es más rotunda todavía. «Es bueno que haya integración, ese es el sentir del 95 por ciento del grupo parlamentario», afirman fuentes de la dirección del grupo. De hecho, su portavoz, Rafael Hernando, ha pedido públicamente un candidato de unidad.
«Sería una lástima que se rompiera la armonía y la cohesión del grupo, que es el que tiene que hacer oposición, si nos obligan a elegir entre dos o más candidatos. Esa fortaleza no se puede perder», advierten los populares del Congreso.

Caras nuevas

«Hay sitio para que todos tengan su posición. Nadie tiene que perder con este proceso, porque no hay dos proyectos del PP incompatibles. Todos representamos el mismo proyecto político, el que heredamos de Mariano Rajoy, esa es la realidad y la integración no solo es posible sino también necesaria para hacer una buena oposición», explican fuentes del Grupo Popular. El objetivo, sostienen, es que del congreso extraordinario salga un PP «fortalecido y unido, con un equipo que tenga caras nuevas, pero por adición».
LA AMBICIÓN DE LA POLÍTICA NO TIENE LÍMITES Y OLVIDAN AL PUEBLO.

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