foto. José Ángel Miyares Valle
“EL
YUGO DEL SIERVO”
No
me pongáis yugos a mi cuerpo
Ni
cadenas, ataduras, barrotes o rejas
No
me obliguéis a aceptar la injusticia.
Flagelareis
mi cuerpo, romperéis mis huesos
Pero
mi mente será como un pájaro
Libre
que entonará el canto de la libertad.
Con
ella no podréis, es mía y solo mía
No
me haréis callar aunque la mordaza
Impida
pedir justicia, gritaré, gritaré,
Con
ígneo fuego en mis ojos.
Ya
me cortéis las cuerdas bucales
Mi
sangre sobre la arena seguirá
Clamado
justicia al Dios Universal.
Mi
cuerpo se enervará tembloroso
En
común unión y rebelión contra
Lo
injusto, mezquino, la tortura sutil.
No
doblareis mis viejas rodillas aunque
Me
partáis las piernas con calumnias
No
doblaré mi cabeza en reverencia
Aunque
me la aplastéis con una gran losa.
He
luchado por la justicia en vida.
En
mi losa quiero que figure el epitafio
Aquí
yace quien vivió y murió
Defendiendo
la dama de la venda.
Manteniendo
con sus obras el equilibrio
De
su balanza con el deseo de que
El
platillo de la honradez justa pese
Desequilibrando
al de las mezquindades humanas.
Me
enterrareis clamando al Dios del universo
Mi
dios Divino que todo lo ve y puede
Con
los brazos estirados, rígidos
Por
la ira y el rigor de la muerte.
Y
si no hay justicia tendréis
Que
romperme los huesos de los brazos
Para
que mis manos no emerjan crispadas
De
la fría, húmeda tierra clamando
Al
estrellado firmamento la Eterna Justicia.
Autor:
José Ángel Miyares Valle
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