Aragón solo tiene seis inspectores para controlar más de 300 geriátricos y centros asistenciales
La Administración autonómica reconoce las limitaciones para llevar a cabo sus propios planes de vigilancia
Seis inspectores para más de 300 geriátricos y centros asistenciales repartidos por todo Aragón. Esa es la proporción que se da en esta Comunidad autónoma entre el personal dedicado al control de ese tipo de instalaciones y el número que tienen que vigilar. Las cifras admitidas por el Gobierno aragonés, y a las que ha tenido acceso ABC, ponen de manifiesto lo obvio: que con esa plantilla es imposible llevar a cabo en toda su extensión el Plan de Inspección de Centros y Servicios Sociales que el propio Ejecutivo autónomo aprobó en el año 2016.
Aquel plan fue aprobado para acometer una oleada masiva de inspecciones. La Administración regional activó esa medida tras una primera tanda de inspecciones que se saldó con el cierre de 17 geriátricos y que, a su vez, fue consecuencia de la tragedia ocurrida en la residencia de ancianos Santa Fe de Zaragoza. En ese geriátrico privado murieron nueve ancianos en un incendio provocado por una interna, pero destapó un cúmulo de anomalías que puso en entredicho a la propia Administración autonómica.
Lo que el Gobierno aragonés no dijo cuando anunció el plan general de inspección es la acusada escasez de medios para ponerlo en marcha. Ahora, en una respuesta parlamentaria por escrito con la que ha contestado a Ciudadanos, reconoce que tiene una limitada plantilla formada tan solo por seis inspectores. La cifra contrasta con los más de 300 instalaciones que son objeto de inspecciones, entre geriátricos –más de 250- y centros asistenciales de diverso tipo y especialización, según consta en la web de la Consejería de Ciudadanía y Derechos Sociales, de la que depende esta materia.
En esa respuesta parlamentaria, el propio Gobierno aragonés reconoce implícitamente que esa corta plantilla conlleva importantes limitaciones y que eso ha obligado a «dar prioridad» a una parte del Plan de Inspecciones que se puso en marcha hace casi dos años. Se centra especialmente en controlar aquellos aspectos de funcionamiento de las residencias que son especialmente sensibles para garantizar la adecuada atención y seguridad de los internos.
LOS ANCIANOS ES EL ESTRACTO SOCIAL MÁS DESPROTEGIDO.MUCHOS SUFREN ABANDONO Y VIOLENCIA EMOCIONAL Y FÍSICA.
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