miércoles, 14 de marzo de 2018

EL DECÁLOGO FEMINISTA, PROHIBIR EL FÚTBOL Y EL GÉNERO MASCULINO.


Breve decálogo de ideas para una escuela feminista.

DICE bell hooks, UNA AUTORA QUERIDA Y MAESTRA FEMINISTA de la que aprendemos, que el feminismo “es un movimiento para acabar con el sexismo, la explotación sexista y la opresión” (hooks, 2017, “El feminismo es para todo el mundo”).
 
Podríamos elegir muchas otras definiciones de feminismo, nos gusta la de hooks porque al hablar de sexismo y de opresión señala, radicalmente, a esas estructuras sociales patriarcales que nos atraviesan a todas, a todos, a todes, con las que hemos aprendido y en las que hemos sido socializadas. Nadie está a salvo de ellas, y esos prejuicios sexistas, aun cuando nos creamos a salvo, emergen en cada una de nosotras cuando menos lo esperamos. La escuela no es una excepción. Como dispositivo de poder-saber que es, eligiendo la terminología de Foucault, la escuela es una institución atravesada por el sexismo, al igual que por el racismo, el clasismo, y un largo etcétera plagado de “ismos”. En cuanto que tiene un papel de reproducción y legitimación de ciertas normas sociales, en tanto que somos educadas en y con dichas normas, la escuela nos enseña cómo comportarnos, cómo relacionarnos con otras personas y con nosotras mismas, cómo entender el mundo y nuestra posición en él. Y lo hace bajo esos mismos parámetros sociales que legitima y reproduce y que, por tanto, son sexistas, racistas, clasistas, colonialistas, capacitistas.

Espacio para la revolución social

Pero la escuela también es, puede ser y debería ser, un espacio para la revolución social, para la transformación y la subversión, para cuestionar y cuestionarnos, para preguntarnos por qué las cosas son de ciertas formas y cómo podrían ser distintas, para desechar todos esos prejuicios y normas que nos dañan y nos excluyen, para pensarnos otras y pensar el mundo y sus ficciones de maneras distintas y mejores. Por eso, creemos en el potencial revolucionario de la escuela, en su poder de transformación y subversión. En unas pedagogías radicales, feministas, queer, que vuelvan la escuela un lugar extraño, alejado de la normalidad en la que está inmersa.
Toda revolución empieza siendo pequeña. Nunca dejaremos de imaginar un mundo mejor. No nos conformamos con lo que tenemos, por eso proponemos este breve decálogo con algunas ideas para imaginar juntas una escuela feminista. Para soñarla y ponerla en pie. Y como imaginar, que diría Marina Garcés, es aprender a imaginar, y ese aprender ha de ser una acción colectiva, te invitamos a que pienses con nosotras cómo te imaginas una escuela feminista, ¿cómo quieres que sea? Hagámosla juntas.
(Si no entiendes alguna de estas propuestas o no estás de acuerdo con ellas, te sugerimos que leas autoras feministas que te ayudarán a entenderlas. Para empezar, te animamos a que leas a Remedios Zafra, bell hooks, Ángela Davis, Emma Goldman, Virgine Despentes, Chimamanda Ngozi Adichie, Judith Butler, Virginia Woolf, Gloria Anzaldúa, valeria flores, Audre Lorde, entre otras. Si después de leerlas sigues sin entenderlas, te animamos a que te centres en los propios prejuicios sexistas que te atraviesan, échalos fuera y empieza a pensar de otra manera).
1. Formar al profesorado de los centros en feminismo. Un programa básico de formación del profesorado en feminismo debería incluir, al menos, los siguientes contenidos: historia del feminismo; importancia del lenguaje inclusivo; uso de un lenguaje no excluyente; desaprendizaje de la competitividad, el machismo y el heterosexismo; consentimiento y maneras de relacionarse positivamente; toma de la palabra desde la escucha y el diálogo; cuidados y afectos.
2. Emplear en el centro por el conjunto del profesorado un lenguaje no machista, usando el femenino para hablar o el género neutro con la “e”, por ejemplo, “todes”.
3. Incluir, al menos, la misma cantidad de libros escritos por mujeres que por hombres en el currículum de Lengua y Literatura, porque la cantidad importa. Ejemplos de libros y/o autoras clásicas y modernas a incluir: Virginia Wolf, María Zambrano, Emily Dickinson, Marta Sanz, Jeannet Winterson, Ali Smith, Clarice Linspector, Sarah Waters, Alice Walker, Margaret Atwood, Alice Munro…
4. Incluir, al menos, la misma cantidad de mujeres filósofas que de hombres filósofos en el temario de Historia de la Filosofía (de nuevo, la cantidad importa). Ejemplos de mujeres filósofas a incluir: Marina Garcés, Judith Butler, Donna Haraway, María Zambrano, Hipatia de Alejandría, Mary Wollstonecraft, Hannah Arendt, Chantal Mouffe…
5. Feminizar la historia del arte y la cultura: existen artistas, cineastas, historiadoras del arte, fotógrafas. Nómbralas, da a conocer su trabajo. Aquí algunos nombres, para empezar: Dora Maar, Artemisia Gentileschi, Sofonisba Anguissola, Mary Cassatt, Claude Cahun, Esther Ferrer, Adriane Pipper, Zoe Leonard, Camille Claudel, Ana Mendieta, Tamara de Lempicka.
6. Cambiar el currículum en Ciencias, habla de ellas, de sus investigaciones y aportaciones a la física, la matemática, la medicina, la astronomía. Porque Marie Curie, Ada Lovelace, Rachel Carson, y otras muchas, existieron.
7. Eliminar libros escritos por autores machistas y misóginos entre las posibles lecturas obligatorias para el alumnado. Ejemplos de libros y/o autores machistas a eliminar de los temarios: Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y una canción desesperada), Arturo Pérez Reverte y Javier Marías (cualquiera de sus libros). Habla de la faceta misógina de ciertos autores legitimados como hegemónicos: explica qué dijeron acerca de las mujeres autores como Rousseau, Kant, Nietzsche, entre otros. Nos ayudará a tener otra perspectiva de la Historia y sus valores. Añade a tus currículo autores que apoyaron la igualdad y el movimiento feminista, Poullain de la Barre, J. Stuart Mill…
8. No separar los baños entre hombres y mujeres. Los baños pueden ser espacios comunes si se nos enseña a que lo sean. Pensemos los espacios de otras formas, no estigmatizándolos y convirtiéndolos en lugares posibles de conflicto.
9. El currículum de Educación Física debe ser común al conjunto del alumnado. Los criterios de evaluación podrán ser diferentes en función de muchos factores pero, en ningún caso, porque la persona que vaya a ser evaluada sea mujer u hombre (supuestamente). Incluyamos otras formas de entender el cuerpo y de vivirlo.
10. Desheterosexualizar la escuela. No des la heterosexualidad por supuesta, plantéate que el mundo es enormemente diverso, y una escuela también.
11. Tener asignaturas específicas de educación sexual, así como de equidad de género en todos los cursos de todas las etapas. Estas asignaturas específicas contemplarán, además, la formación obligatoria del profesorado en estas materias. Porque los prejuicios y los estereotipos también nos atraviesan en tanto que docentes. Porque somos parte fundamental en la perpetuación y legitimación de un sistema patriarcal y heterosexista.
12. Prohibir el fútbol en los patios de recreo. Hagamos del patio un espacio amigable, donde todo el mundo pueda ocupar, transitar y habitar ese espacio común. Dejemos fuera esos juegos competitivos que monopolizan los espacios y excluyen a quienes no participan en ellos. ¿Por qué pistas de fútbol y no pistas de baile?
13. Eliminar los códigos de vestimenta. Enseñar, mediante talleres y en las clases, tanto al profesorado como al alumnado, a respetar a las personas, independientemente de cómo vayan vestidas. Desechemos ese prejuicio misógino de pensar que ciertas personas visten para provocar a otras. Entiende que la vestimenta, y lo que hagamos con nuestros cuerpos, forma parte de la libertad individual de cada cual, y no tiene nada que ver contigo. Asúmelo.
14. Eliminar la asignatura de Religión católica, porque una escuela feminista es una escuela, necesariamente, laica.
15. Cambiar el currículum de Historia, que ha de contar la historia de las mujeres y los colectivos minorizados. ¿Dónde están esas otras historias que no nos cuentan?
16. Prohibir las canciones machistas en la banda musical del centro. Porque la misoginia, el sexismo y la homofobia son insultos, no deben tener presencia en nuestros centros.
17. Emplear música feminista en los centros de enseñanza. Por ejemplo, se pueden escuchar cantantes como Rebeca Lane, Crudas Cubensi, Kumbia Queers, Viruta, Alicia Ramos, La Tía Julia (busca más en Youtube, Spotify, pregunta, escucha, aprende).
18. Cambiar los nombres de los centros educativos. Eliminar todos aquellos nombres de centros que sean católicos o hagan referencias a militares, políticos o juristas y sustituirlos por nombres de mujeres representativas del movimiento feminista o por nombres de elementos de la naturaleza. ¿Qué tal si empezamos a encontrarnos un mundo donde los nombres de ellas cuenten, donde estén presentes?
19. Haz tu propia biblioteca feminista en tu centro. Lee el libro Una habitación Propia, de Virginia Woolf, y lo entenderás. Compra libros escritos y protagonizados por mujeres. Establecer a través del claustro que en el plazo de tres cursos académicos tiene que haber una cantidad similar de libros escritos y protagonizados por mujeres que de protagonizados por hombres en la biblioteca del centro.
Este es un decálogo abierto, envíanos tus propuestas y las añadiremos. Imaginemos juntas la escuela feminista que queremos.
EL PROBLEMA DEL FEMINISMO ES QUE HAY PERSONAS QUE TIENEN UNAS IDEAS TOTALMENTE FUERA DE LUGAR Y RÍDICULAS Y ESO PERJUDICA MUCHO AL MOVIMIENTO.HAY QUE SER MÁS SERIAS SEÑORAS Y MENOS PÁJAROS EN LA CABEZA.

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