Alvaro Nadal, ministro de Energía
El mercado eléctrico se parece a una 'burbuja'.
El modo actual de casar los precios entre oferta y demanda de electricidad es una carrera sin freno para encarecer el recibo de la luz.
Ocultos tras la fanfarria y el teatrillo esperpéntico del procés, felizmente en trance de disolución, los precios de la luz —recuérdese, un input estratégico para la producción de bienes y servicios y un coste ineludible para los consumidores— seguían su gloriosa escalada hacia el disparate consentido, fuera de cualquier control de las fantasmagóricas estructuras del mercado eléctrico. El 23 de octubre, a las 19.00, se disparaba una alarmante punta del precio: 182,54 euros MWh; subió abruptamente más de 60 euros respecto al precio de horas anteriores (en torno a los 120 euros). Daño inmediato, aunque momentáneo, para el PVPC, precio voluntario para el pequeño consumidor). La pulsión del precio, una explosión súbita como un destello, ilumina hasta sus últimos recovecos las miserias del mercado eléctrico y sus artificiosos componentes; y explica por qué los precios de la luz siguen y seguirán creciendo en España, ajenos a la lógica del mercado.
La explicación de la escalada hasta los 182 euros es como sigue: en un entorno de baja demanda (llamativo, ¿no?) y con mucha oferta eólica, el operador del mercado quiso garantizarse la seguridad de oferta por si fallaba el viento traidor; a tal efecto, activó el mercado de ajustes (distinto del diario e intradiario) y pidió precios a las compañías; éstas, en su papel, explicaron que los costes de arranque de las centrales son muy elevados y que no se podían recuperar con periodos de suministro inferiores a cinco o seis horas; las opciones de ajuste se fueron cayendo una a una hasta que sólo quedó en pie el grupo de Bahía de Vizcaya; el impacto del precio de ajuste sobre el del mercado provocó los 182 euros.
Una aclaración adicional: el precio en el mercado de ajustes, a diferencia del diario e intradiario, no tiene límites. Sería conveniente que los tuviera, pero, vaya por Dios, el Ministerio de Energía no ha encontrado el momento oportuno para fijarlos. Al margen del sofocón de los 182 euros, el quid del precio de la electricidad en España no está en los desajustes negligentes entre los mercados que controlan los agentes (empresas) y los que controla el operador, sino en la propia naturaleza de una estructura de casación de precios que parece ser un mercado y que en realidad es un trampantojo. El agente (compañía) puede ofrecer producción al precio que le plazca, aunque los kilowatios que ponga en el mercado soporten bajos costes variables (nuclear, hidráulica). Así, el mercado (o rastrillo) se convierte en una carrera sin freno para encarecer el recibo final, con absoluta independencia de la oferta y la demanda. El mercado eléctrico opera en un riesgo permanente de burbuja.
En los meses de septiembre y octubre, el mercado eléctrico español ha marcado el precio más alto de Europa. Asegura la CNMC que investigará el repunte de la luz del 23 de octubre. Que no pierda el tiempo. El mercado de la electricidad, en su concepción y su funcionamiento actual, es lo que hay que investigar; y, a ser posible, cambiarlo por otro que refleje mejor los precios y los costes.
SE PARECE A UNA BURBUJA QUE NO EXPLOTA NUNCA Y CRECE Y CRECE....PERO EL BOLSILLO DE LOS CONSUMIDORES MENGUA Y MENGUA.... Y COMO ES UN BIEN DE PRIMERA NECESIDAD NO TINEN DEFENSA ALGUNA MÁS QUE LA DE DEJARSE ATRACAR.
¿QUÉ HACEN LOS ENCHUFADOS DE DERECHAS E IZQUIERDAS DE LAS PUERTAS GIRATORIAS A PARTE DE COBRAR UNOS SUELDOS EXTRAORDINARIOS POR TRABAJAR UNA HORA Y MEDIA CADA MES Y CON DERECHO A VACACIONES POR EL ESTRÉS.
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