sábado, 14 de enero de 2017

CUANDO LOS SILLONES SON EL CENTRO DE LA POLÍTICA.



Mitin conjunto de Iglesias y Errejón a comienzos de 2015 en Valencia
                          Mitin conjunto de Iglesias y Errejón a comienzos de 2015 en Valencia
Las propuestas de Iglesias y Errejón constatan sus diferencias y evidencian un Podemos dividido.
El juego de mayorías en Podemos está abierto. La incompatibilidad entre anticapitalistas y errejonistas refuerza a Iglesias, que fomenta la unidad en torno a su persona como principal propuesta política.
Iglesias, Errejón y hasta los anticapitalistas. Ninguno tiene una fortaleza suficiente como para conducir bajo su hipótesis el rumbo de Podemos. Pero precisamente esa fragmentación de poder es la que hace que debilidades y fortaleza sean caras de una misma moneda. Todos hablan de la necesidad de acuerdo, pero todos han presentado documentos de máximos que sitúan el horizonte de esos pactos en un punto todavía lejano.
Si atendemos a la reciente consulta a las bases sobre el modelo de Vistalegre II, Iglesias y los suyos cuentan con un respaldo algo por encima del 40%, sin llegar a la mitad del electorado. Errejón roza ese 40%. Y los anticapitalistas superan ligeramente el 10%, un porcentaje modesto pero que puede ser clave. Si no hay pacto con Errejón, Iglesias los necesita para mantener el control. Esa es su fortaleza.
Solo así se explica que los anticapitalistas hayan planteado un «programa de ruptura» que insiste en la «resistencia». Lo hacen porque pueden. Saben que Iglesias tiene que amoldarse a sus propuestas. Y si no lo hace y gira hacia un acuerdo con Errejón, siempre les quedará la bandera que han agitado los dos últimos años: la coherencia.
Leyendo los documentos de anticapitalistas y errejonistas cuesta entender cómo caben en el mismo partido. Internamente se plantea que esa es «la grandeza» de Podemos, pero podría ser también su tumba. El pacto a tres parece imposible. Pero esa es la baza de Iglesias, que mientras juega esa baza refuerza su deteriorada posición al presentarse como pivote o piedra angular sobre la que pueden confluir todas las sensibilidades de Podemos.
Pero el pacto a dos tampoco parece sencillo. En base a los documentos, el de Iglesias con los anticapitalistas podría serlo. Pero ese pacto no pacifica Podemos. Eso solo llegará con un entendimiento de Errejón con Iglesias. Tras lo visto ayer, parece difícil.
Ayer no se pusieron de acuerdo en las formas. Pese a las pretensiones de Pablo Iglesias de presentar su propuesta política como un documento integrador en el que habría contado incluso con las aportaciones de Íñigo Errejón, éste ha rechazado cualquier vínculo con el texto de Iglesias: «Yo no he colaborado en más documentos que en el mío. El resto de documentos son responsabilidad de quien los firma». En este sentido, Errejón limitó su «colaboración» a haberle señalado a Iglesias «algunos artículos» en los que habría manifestado en los últimos tiempos sus tesis.

Iglesias mantiene su apuesta

El secretario general de Podemos presentó ayer su propuesta política de cara a Vistalegre II. Y lo hizo con un texto que confirma su intención de mantener la vuelta a los posicionamientos clásicos de la izquierda y en el que los anunciados «guiños» a las tesis políticas de Íñigo Errejón son apenas concesiones semánticas.
En su propuesta, titulada «Plan 2020: ganar al PP, gobernar España», Iglesias plantea como ejes básicos de su propuesta medidas que le hacen sintonizar más con la corriente anticapitalista, como cuando se refiere a «la regulación, el control democrático y la protección de nuestros sectores económicos estratégicos», en referencia a los sectores financiero y energético.
Consciente de que nadie ha planteado abiertamente que quiera arrebatarle la secretaria general, Pablo Iglesias trata de construir su campaña para Vistalegre II a partir de la apelación a la unidad en torno a él. Así, el secretario general insiste en equiparar a Errejón con los anticapitalistas en cuanto al peso y la influencia en el partido y en catalogarlos como «corrientes». De este modo él asume el oficialismo y una posición intermedia que puede ser la única de plantear un acuerdo a tres. «Hay quien dice que son dos extremos opuestos y que nosotros estamos en el medio», señaló ayer en el Congreso. «Voy a hacer lo posible para mediar».

Actividad social

La propuesta de Iglesias insiste en que la presencia en los conflictos sociales debe ser la prioridad de Podemos en este ciclo. Cree que el trabajo parlamentario debe centrarse en «evidenciar las contradicciones del discurso del Gobierno y sus aliados». Y aquí reclama que «nuestros representantes en las instituciones no pueden convertirse en políticos». En ese sentido, defiende que «el papel de los cargos públicos no puede limitarse al trabajo en los diferentes parlamentos. Su principal debe ser la de ser activistas institucionales. Debemos estar en todos y cada uno de los conflictos sociales y escuchar a los movimientos».
Además, aunque sin mencionarlo, Iglesias apunta a la posibilidad de sumar a IU y que Podemos sea parte de «algo más amplio» porque «en el siglo XXI la forma partido clásica está prácticamente agotada».

La posición de Errejón

La reciente consulta a las bases y las primarias en la Comunidad de Madrid han demostrado que Íñigo Errejón puede arrastrar en torno al 40% de las bases, casi a la par que Iglesias. El secretario político mantiene la confianza respecto a la posibilidad de lograr redirigir el rumbo de Podemos hacia su hipótesis inicial: la de la transversalidad que permita superar el eje izquierda-derecha.
Esa confianza motiva que ahora sea él quien parece poner condiciones para alcanzar un acuerdo con Iglesias. Lo hizo ayer cuando se le preguntó por ello, y pese a asegurar que ese es «el mandato» de las bases, advirtió que no basta «cualquier acuerdo», sino uno encaminado a hacer «un Podemos más grande».
Para él, que Podemos crezca solo se conseguirá cumpliendo esta premisa: retomar la iniciativa política aprovechando un «Gobierno débil» para demostrar «desde ya» la utilidad de Podemos para «liderar acuerdos». Para ello demanda abordar la relación con el PSOE «de forma inteligente» en vez de «la negación obsesiva y el choque frontal».
La fuerza interna que Errejón siente tras de sí le impulso a poner encima de la mesa un texto muy contundente, en el que prácticamente viene a hacer una enmienda a la totalidad al rumbo del partido desde las elecciones del 20 de diciembre de 2015.

No al «resistencialismo»

Concretamente dos cuestiones cayeron a plomo sobre Iglesias. Errejón reconoce en su documento que fue «la gestión de las negociaciones de gobierno improductivamente y la percepción de inmadurez y soberbia por una parte importante de nuestro potencial electorado explican los resultados del 26-J». Pero además asegura que mantener el rumbo actual puede acabar con Podemos: «Podemos está perdiendo un tiempo precioso al no aprovechar la crisis del PSOE para formar una nueva mayoría en nuestro país. Si continuamos por la misma senda resistencialista que iniciamos tras el 20-D la restauración estará mucho más cerca. Si dejamos que el PSOE se recomponga habremos fracasado».
También se permiteó exigir a Iglesias que aclare «nítidamente» si Podemos «tiene que ser una fuerza autónoma o no», reivindicando él que pese a las posibles alianzas hay tareas que competen solo a Podemos.
TENÍA MUCHA ESPERANZA EN ESTE PARTIDO DESDE EL 15 M Y HE VISTO CON TRISTEZA QUE LOS BUENOS PROPÓSITOS DE REGENERAR LA POLÍTICA SE HAN DILUIDO COMO AZUCARILLOS EN AGUA CALIENTE.
ES  MUY TRISTE, QUE ANTES DE TOCAR CASI PODER, SE PARTAN LA CARA POR EL LIDERAZGO Y ESO OCURRE POR NO TENER UN PROGRAMA SERIO E IDEOLÓGICO DEFINIDO .
 POR EL CAMINO QUE VAN NUNCA LO VAN A LOGRAR.
UN PARTIDO QUE TENÍA QUE ESTAR PRESTANDO TODOS SUS ESFUERZOS A LOS PROBLEMAS SERIOS QUE TIENE ESPAÑA Y QUÉ HACE?.PELEARSE INTERNAMENTE, DANDO MUY MALA IMAGEN, CREANDO DESPRESTIGIO Y TRABAJANDO PARA EL ENEMIGO, SIN DARSE CUENTA.

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