Hungría usa gases lacrimógenos para frenar a los migrantes
Un grupo de refugiados arroja botellas y piedras a los policías húngaros.
La policía húngara ha empleado gases lacrimógenos y un cañón de agua contra los migrantes concentrados en la frontera con Serbia, según ha informado Reuters. Las fuerzas de seguridad húngaras han denunciado que un grupo de migrantes "agresivos" había conseguido romper la puerta del paso fronterizo desde Serbia. Un grupo de refugiados ha arrojado botellas y piedras a los policías. 20 agentes y dos niños han resultado heridos durante los enfrentamientos. "La policía está adoptando medidas legales y proporcionadas para proteger la frontera estatal húngara y la frontera exterior de la Unión Europea", ha argumentado el cuerpo de seguridad en un comunicado. Las autoridades serbias han comunicado que Hungría les ha informado de que el principal paso fronterizo con Serbia, en la localidad de Röszke, donde se encuentran más de 2.000 refugiados que exigen entrar a suelo húngaro, quedará cerrado durante los próximos 30 días.
Las autoridades húngaras han interceptado a 519 refugiados por cruzar de forma ilegal la frontera con Serbia desde la medianoche del lunes al martes, a partir de cuando el simple cruce ilegal de la frontera es considerado un delito que puede ser penalizado con entre uno y tres años de cárcel, y hasta con cinco años en caso de que se haga armado o se dañe la valla construida para detener a los inmigrantes. De momento se han abierto procedimientos penales en 91 casos por cruce ilegal de la frontera, según dijo György Bakondi, asesor de seguridad nacional del Gobierno húngaro. En los días previos a la entrada en vigor de esta ley, habían llegado a Hungría varios miles de personas cada día.
Ante el cierre de la frontera húngara, los refugiados bloqueados en Serbia han empezado a buscar rutas alternativas hacia Europa Occidental, sobre todo a través de la vecina Croacia, con el objetivo de llegar a Europa Occidental. Muchos de ellos han llegado este miércoles en autobuses a la ciudad serbia de Sid, cerca de la frontera con Croacia, en un primer indicio de que las rutas de los inmigrantes hacia Europa Occidental han empezado a desviarse debido a la imposibilidad de entrar en Hungría. Croacia ha destinado unos 6.000 efectivos a sus fronteras exteriores, mientras que expertos en desminado han sido enviados a la frontera con Serbia ante la amenaza que pueden suponer las minas antipersonas dejadas atrás durante la guerra civil (1991-1995).
El primer ministro croata, Zoran Milanovic, ha afirmado este miércoles ante el Parlamento que todos los refugiados que acudan a su país podrán atravesarlo en su camino hacia Alemania. "Van a poder pasar por Croacia, nosotros les vamos a ayudar en ello", ha indicado, después de que los primeros grupos de inmigrantes cruzaran esta mañana la frontera croata-serbia. El ministro del Interior croata, Ranko Ostojic, ha asegurado que 277 migrantes han entrado en el país desde Serbia después de que Hungría cerrara su frontera. "El número está creciendo", ha añadido. El primer ministro planea reunirse con el canciller austriaco, Werner Faymann, para tratar la crisis migratoria. El encuentro probablemente se celebre el jueves. "Está claro que estas personas no quieren quedarse en Croacia", ha declarado el mandatario croata. "Tendremos en mente ante todo los intereses de Croacia, su seguridad, pero tampoco olvidaremos que somos personas, en su mayoría cristianos", ha declarado el mandatario croata.
En Austria, las fuerzas de seguridad han iniciado esta mañana controles en tres pasos fronterizos con Hungría, y se espera que se extiendan a otros diez puntos fronterizos, según han informado fuentes oficiales. Por el momento, estas inspecciones se concentran en la frontera con Hungría, aunque no se descarta que se amplíen también a la frontera con Eslovenia, en los estados de Estiria y Carintia, más al sur. La policía austriaca es asistida por cientos de soldados del Ejército federal en la zona fronteriza, no solo para labores de control, sino también para ofrecer ayuda humanitaria a los refugiados. Mientras, unos mil refugiados han partido a pie desde Salzburgo hacia la frontera con Alemania después de esperar en vano para poder subirse en algún tren, según informan fuentes oficiales.
El primer ministro de Eslovenia, Miro Cerar, ha anunciado este miércoles que su país seguirá el ejemplo de Austria y que impondrá controles temporales en la frontera con Hungría.
El Gobierno rumano ha convocado este miércoles al embajador de Hungría para expresarle su malestar por la decisión de las autoridades húngaras de levantar una nueva valla en la frontera con Rumania, un proyecto que considera "contrario al espíritu europeo". El Ejecutivo de Orbán pretende ampliar la valla fronteriza con Serbia para que abarque también la frontera con Rumania. Militares, policías e ingenieros húngaros han comenzado este miércoles a marcar la zona donde se levantará esta nueva verja.
UNA VERGÜENZA HUMANA DE LA POLÍTICA INTERNACIONAL
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