La familia Ojeda Artiles, Premio Nacional de Natalidad de 1969
Los nacimientos han bajado de 665.000 al año en los sesenta a los 380.000 en los noventa. La falta de políticas familiares lo agrava
Copular en julio, parir en abril.
Hubo un tiempo en España, y en otros países europeos, en el que los niños nacían sobre todo en abril. Un análisis de 33 millones de bebés españoles nacidos entre 1941 y 2000, elaborado en 2007 por el equipo del pediatra Jesús María Andrés, ha mostrado que, durante décadas, los nacimientos se concentraban en un gran pico alrededor del mes de abril y en otro más pequeño en septiembre. Las concepciones tenían lugar, por lo tanto, en julio y diciembre. En las décadas de los cuarenta y cincuenta, cuando no abundaban los métodos anticonceptivos eficaces, estos patrones estaban marcadísimos. En los noventa, desaparecen. “Las fluctuaciones tan marcadas que existían en otros tiempos se han ido limando y se ha perdido la estacionalidad, que aparentemente se ajustaba a ciclos de mayor actividad agraria”, explica Andrés, aunque en realidad la causa no está nada clara. Otros investigadores han apuntado a la euforia de los días libres de verano y navidades, aunque esa teoría no cuadra con la generalización de las vacaciones impuestas en determinadas fechas en España a partir de 1960, según el equipo de Andrés.
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