¿Cuál es su dirección, por favor?
Su salida de pata de banco, al pedir a quien critique sus expulsiones en caliente de inmigrantes que le dé su dirección y se los envía, ya ha sido con razón criticada. Debería dimitir, porque esa sandez de patio de colegio no es tolerable en un adulto, ni siquiera con el margen extra de tolerancia a la estupidez que es necesario conceder a los ministros. Es usted el responsable, no quien le critica. Hasta los novelistas, pese a nuestra merecida fama de fatuos y engreídos, nos sonrojaríamos si respondiéramos a una crítica diciendo: pues escribe tú la novela, a ver qué tal, ya que tanto criticas.
Puestos a responder como un crío, quizá habría quedado más airoso con el que me imagino que sería su plan B: a mí eso tú no me lo dices en la calle.
Para acabar de arreglarlo, afirma: "que me den esa dirección y que enviamos a esta gente, eso sí, con el compromiso de que les van a mantener y que les van a dar un puesto de trabajo adecuado a su dignidad y a sus competencias".
Esto ya es de carcajada. ¿Acaso su Gobierno le da a los propios españoles “un puesto de trabajo adecuado a a su dignidad y a sus competencias? ¿Les garantiza acaso el derecho a la vivienda siquiera?
Mi pregunta es sencilla y lógica: ¿cuál es su dirección, por favor? ¿Y la de Fátima Báñez, ministra de Empleo, si la tiene a mano?
Lo pregunto porque, ya que ni usted ni su Gobierno consiguen resolver ciertos problemas, pues le vamos a hacer caso y les vamos a enviar a cierta gente a sus domicilios particulares.
Para empezar, varios millones de parados, espero que tengan sitio para acogerles como se merecen y darles trabajo “adecuado a su dignidad y a sus competencias”.
Dirigiremos a su casa también a las víctimas de desahucios, vaya preparando habitaciones y cuartos de baño.
Y, por supuesto, imagino que estará encantado de recibir a las mujeres amenazadas, para ver si en su casa puede garantizar su seguridad, en vista de que en la calle no consigue hacerlo.
Ni usted ni yo, individualmente, podemos resolver estos problemas, ya lo sé. Pero usted es ministro y miembro de este Gobierno, y por eso debe responder, en lugar de decir como un chiquillo que le enviará el problema a quien ose criticarle.
Sólo por curiosidad, otra pregunta: ¿no se le ha pasado por la cabeza dimitir de un puesto para el que muestra manifiesta y testaruda incompetencia y de un Gobierno que ni siquiera puede dar trabajo, vivienda o protección a sus ciudadanos?
Prefiere ayudar a los bancos, ¿verdad? Seguro que trae más cuenta.
COMENTARIO:
Pensando en esto que ha dicho el ministro y en otras muchas cosas de nuestra pesadilla cotidiana a veces me pregunto si llegarán en un futuro a prohibirnos el sentirnos frustrados, desdichados, puteados, deprimidos, asqueados de esta gente y el sistema que han pergeñado para tenernos bien sujetos. Sería el último paso ya que este mismo ministro acaba de prohibirnos bajo pena de multa y lo que sea el protestar.
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