lunes, 11 de agosto de 2014

URDUNGARÍN TIENE UNA CARA QUE SE LA PUEDE PISAR Y HACERSE DAÑO

Urdangarin: "Estoy cada día más republicano"
La psique de Iñaki Urdangarin es una caja de sorpresas sin fondo. Todavía más impenetrable cuanto más se conoce los entresijos de lo que han sido sus años de dolce vita a la sombra de Zarzuela, de donde ha descendido a los infiernos de la clase cortesana. Vetado por Felipe VI y por la reina Letizia en Marivent, el duque consorte pasea sus lunes al sol por las playas de Bidart, en el País Vasco francés, a la espera de que el juez Castro resuelva su futuro más inmediato. Y mientras, quizás, entre paseo y paseo, tenga tiempo también para sentirse otra vez "cada días más republicano".
Los extremos se tocan. Aunque en el caso de Urdangarin, ese exjugador de balonmano del Barça venido a más a raíz de su matrimonio de cuento de hadas, esa actitud solo se justifique por su deseo de no sentirse acomplejado como hombre que le debe todo al estatus que ostenta. 
Desde luego, no sería la primera vez que el duque consorte haya pensado en eso de sentirse tricolor. Así se manifestaba, en privado, hace años, cuando se vendía a sí mismo como hombre hecho a sí mismo y como un hacha de los negocios. Cuando todavía podía sentirse impune para pertrechar sus sablazos a las empresas a las que ofrecía su asesoría o para montar sus foros deportivos en Baleares o en Valencia. Entones, claro, le irritaba que se pusiera en duda sus méritos por ser el marido de quien es y el yerno de Don Juan Carlos.
“Estoy cada día más republicano. Yo cumplo mi papel en la monarquía, pero estoy harto de que lo que consigo con mi esfuerzo se atribuya a mi matrimonio. La infanta Cristina y yo trabajamos duro y nos ganamos lo que tenemos”, llegó a decir hace años en conversaciones privadas.
La frase describe como ninguna otra su particular percepción de la realidad. La recoge, literalmente, el periodista José García Abad, director del semanario El Siglo, en un libro que publicó en 2008 y que ahora resulta más pertinente que nunca: El Príncipe y el Rey (Ediciones El Siglo). Según explica el veterano periodista, esta reacción de Urdangarin se produjo después del toque de atención que le dio el monarca tras la publicación, en el mismo semanario, de un reportaje titulado El yernísimo. A raíz de aquellos polvos, que han devenido en estos lodos, el Rey llamó al orden a su yerno y éste decidió dejar el Instituto Noos. Lo hizo de mala gana, claro, pues en privado reconocía que el matrimonio con Doña Cristina no hacía más que perjudicarle en sus negocios. Lo peor es que seguro que estaba convencido de sus propias mentiras. 
Aunque si de verdad quieren indagar en la psique y en las fechorías del personaje, es de lectura obligada La Intocable, de Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, donde se narran episodios no menos polémicos como las tretas de Urdangarin para tratar de quedarse by the face con los muebles de lujo que le puso Telefónica durante su destierro en Washington.
Es cierto... Nunca un solo hombre hizo tanto para el advenimiento de la III República.
COMENTARIO:
Iñaki: tienes que hacerte a la idea de que no eres nadie. No pontifiques sobre lo que no sabes, da la cara, devuelve el dinero y aguanta lo que te toque con un poco de dignidad, que hasta el momento no has tenido. Te refugias en las faldas de Cristina y éso no dice mucho de tu hombría. Casi era mejor que pemanecieses en silencio porque cuando hablas se nota mucho que te falta un hervor.
Debería darte vergüenza haber tirado por la borda la buena educación que quisieron darte tus padres y que hayas puesto tus apellidos a la altura de cualquier chorizo. Eres patético.
 







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