El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, fotografiado en su despacho del Paseo de Gracia de Barcelona
La confesión de Pujol pone en jaque su fundación dedicada a la ética
El centro de estudios del expresidente suspende sus actos públicos
El portero de la finca situada en el Paseo de Gracia, 39 de Barcelona no es de los que pasa la mañana de agosto apurando el ventilador de su habitáculo. Está parapetado en la puerta, cerrando el paso. Atento para que nadie acceda al edificio donde está situado, todavía, el despacho del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol y la sede de la fundación que lleva su nombre: el Centro de Estudios Jordi Pujol, dedicado al fomento de la ética y los valores. El piso en el que trabajaba Pujol está vacío, y la semana pasada hubo muy poco movimiento. En el teléfono del despacho no responde nadie, y el de su fundación remite a un móvil con el buzón de voz saturado desde hace una semana. En la antigua sede de la fundación, a pocos metros del despacho, tampoco hay rastro de actividad.
Pujol acudía prácticamente a diario a su despacho, en el coche oficial asignado por el Gobierno catalán, hasta que confesó que durante 34 años tuvo una fortuna escondida en Andorra. Tras la confesión, Pujol ha perdido los privilegios como ex presidente de la Generalitat, y la continuidad de su fundación queda en el aire.
El Centro de Estudios Jordi Pujol es privado, por lo que su futuro no depende de ninguna decisión gubernamental. Fundado en 2005, el centro ha servido para catalizar la prolífica actividad política de un Pujol que, pese a su teórica retirada, seguía con una intensa actividad. Hasta la semana pasada tenía programados seis actos, que canceló en cuanto confesó su secreto. Con el objetivo de difundir la obra política de Jordi Pujol, el Centro de Estudios se ha multiplicado para encabezar proyectos relacionados con el estado del bienestar, los valores, y la ética, todos con la figura de Pujol como referente.
El ex presidente de la Generalitat debe convocar al patronato de su fundación para decidir su futuro. El director del Centro de Estudios, Miquel Calsina, admitió ayer en el diario El Punt Avui que el nombre del ex presidente catalán "está muy tocado" por lo que el futuro de la fundación no es halagüeño. Sobre la mesa quedan tres opciones: seguir con la actividad actual, una opción muy remota dado la caída en picado del prestigio de Pujol; desvincular al ex presidente de la entidad y seguir con la actividad con un cambio de nombre, algo difícil porque toda la fundación pivotaba alrededor Pujol, que incluso aportaba dinero; y la tercera, cerrar y poner fin a los proyectos en marcha, la más plausible.
La fundación se nutría hasta ahora de financiación privada y de subvenciones públicas para algunos de sus proyectos. Según el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC), entre 2011 y 2013 el Centro de Estudios recibió 150.000 euros de la Generalitat. El Departamento de Presidencia es el principal remitente de dinero. En 2013 y 2012 otorgó 40.000 y 45.000 euros, respectivamente, para "el fomento del conocimiento de la realidad catalana y europea", y en 2011 55.000 euros, por tres proyectos de actividades de promoción de los valores democráticos, la ética, y la justicia social. El Departamento de Bienestar Social concedió en 2012 10.000 euros por la colaboración con el proyecto "Jóvenes con IVA", con el que la fundación promovía a jóvenes que definían con "ideas, valores, y actitudes".
Con el futuro del Centro de Estudios Jordi Pujol en el aire, también es incierto el futuro de algunos de los proyectos que estaba desarrollando. Además del dedicado a promocionar la juventud, la fundación estaba redactando un código ético y tenía un foro para repensar las políticas sociales. El Centro también entregaba una beca a los proyectos destinados a desarrollar la trayectoria de Pujol.
COMENTARIO:ESTO ES SUPERIOR AL SENTIDO COMÚN
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