El líder del UKIP, Nigel Farage, saluda en Beggin Hill (Inglaterra) tras conocer los primeros sondeos que le ponen en cabeza
El populista UKIP confirma su espectacular avance en Reino Unido
Sus resultados en las municipales auguran su triunfo también en las europeas
Los laboristas no avanzan lo necesario para confirmar sus aspiraciones de volver al poder.
El populista Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP en sus siglas en inglés) ha sido el gran triunfador de las elecciones municipales inglesas. Aunque no ha conseguido el control de ningún municipio, los resultados escrutados a lo largo de la noche en 58 de los 161 consejos municipales de Inglaterra que votaron el jueves hacen pensar que el partido de Nigel Farage probablemente ha sido el partido más votado en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas también ayer en Reino Unido, que no empezarán a escrutarse hasta el domingo, coincidiendo con las votaciones en el conjunto de la Unión Europea.
El auge del UKIP ha dañado a las tres grandes formaciones políticas del país y esta mañana se tenía la sensación de que la política británica, tan apegada tradicionalmente al bipartidismo de conservadores y laboristas roto desde hace ya tiempo por los liberales-demócratas, se ha convertido ahora en un sistema de cuatro partidos, como proclamaron desde el coordinador electoral laborista, Douglas Alexander, hasta el presidente del UKIP, Steve Crowther.
Los laboristas no han materializado el avance que necesitaban desesperadamente para confirmar sus aspiraciones de volver al poder en las legislativas del año que viene, lo que probablemente va a abrir serios interrogantes en torno a su discutido líder, Ed Miliband. Los conservadores de David Cameron han sufrido fuertes retrocesos y han perdido el control de un tercio de los ayuntamientos que ganaron en 2010, año electoral de referencia en un sistema político en el que cada año se renuevan una parte de los consejos municipales.
Los liberales-demócratas han perdido también a muchos votantes, que aparentemente han elegido esta vez al UKIP como estandarte del voto protesta, lo que tiende a confirmar el temor del partido a perder casi todos, sino todos, sus eurodiputados cuando se conozcan el domingo los resultados de las europeas.
Si se confirma el triunfo del UKIP en las europeas, la política británica entrará en una fase de gran inestabilidad en el año que queda hasta las generales. Anoche empezaron ya las críticas internas en el laborismo, el debate sobre el liderazgo de los liberales-demócratas y, sobre todo, el debate sobre si los conservadores han de ir a las urnas en 2015 enfrentados al UKIP o aliados con él.
Nada de eso preocupa a Nigel Farage, que esta mañana ha proclamado que “el UKIP es el zorro que se ha metido en el gallinero de Westminster”. Y auguró que el partido es ahora “un serio contendiente” en las generales. El sistema electoral le ha impedido hasta ahora conseguir diputados en Westminster. Pero su irrupción este jueves en la política británica hace pensar que está en condiciones de conseguir el peso específico necesario en términos de votos para empezar a ganar escaños en un sistema en el que has de ser el candidato más votado de una circunscripción para poder ganar el escaño.
Escrutados 58 de 161 consejos municipales de Inglaterra en los que había elecciones, los laboristas habían ganado 28 (tres más que hasta ahora), los conservadores 16 (ocho menos), los liberales-demócratas 2 (uno menos) y 16 están sin el control mayoritario de ningún partido (seis más que hasta ahora). En términos de concejales, los laboristas han ganado 623 (+102), los conservadores 550 (-95), los liberales 182 (-98) y el UKIP 87 (+86).
COMENTARIO:
Los delirantes populismos amenazan la estabilidad de Europa. En Gran Bretaña, ni los laboristas ni los conservadores han sabido apostar fuerte por una Europa unida. Cameron no ha sido claro, e incluso ha alentado con sus ambigüedades respecto a Europa, el avance de formaciones antieuropeístas. Si el fin del bipartidismo, reivindicado por diversas formaciones políticas va a tener como resultado la segmentación del panorama político en una "confitería" de opciones diferentes, abundando los populismos, con la secuela lógica de la ingobernabilidad, "virgencita que nos quedemos como estábamos".
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