Ejecución en Estados Unidos
Una desastrosa ejecución en Oklahoma reaviva el debate sobre la pena de muerte
El reo Clayton D. Lockett se convulsionaba y murmuraba media hora después de administrársele la inyección letal.
El estado de Oklahoma suspendió este jueves una de las dos ejecuciones que se iban a llevar a cabo en la cárcel de McAlester después de que la primera de ellas se convirtiese en una desagradable chapuza. Media hora después de inyectársele el cóctel mortal, el reo, Clayton D. Lockett, se retorcía aún entre convulsiones y jadeos, por lo que el médico ordenó detener la ejecución. Pese a ello, Lockett fallecía unos 10 minutos después. Tras el despropósito, se suspendió la ejecución de otro reo, Charles Warner. La desastrosa ejecución pone de nuevo en la palestra el debate sobre la pena de muerte en EE UU y sobre las sustancias usadas para las ejecuciones.
Lockett falleció unos 40 minutos después de que se le administrase la inyección letal al parecer de un ataque cardiaco masivo
Portavoz del departamento penitenciario
Según el portavoz del departamento penitenciario del estado de Oklahoma, Jerry Massie, Lockett falleció unos 40 minutos después de que se le administrase la inyección letal al parecer de un ataque cardiaco masivo. A las 6.23 (hora local, siete más en España) se le administró la primera sustancia, que debía dejar incosciente al reo. Diez minutos después, el médico presente en la cámara de ejecuciones declaró inconsciente a Lockett, por lo que los funcionarios procedieron a suministrar las otras dos sustancias, una para bloquear la respiración y otra para detener el corazón. Entonces, la cosa empezó a ir mal: Lockett empezó a tener convulsiones, su cuerpo se retorcía y mascullaba. A las 6.37, según el relato de The New York Times, intentó levantarse y gritó. En ese momento, el director de la prisión ordenó correr la cortina y velar la escena a los testigos. Unos largos minutos de agonía después, el director ordenó detener la ejecución. A las 7.06, Lockett fallecía en la misma cámara de ejecuciones de un ataque al corazón.
Ziva Branstetter, testigo de la ejecución, ha declarado a la cadena MSNBC que el reo se revolvía y parecía sufrir. “Su cuerpo se agitaba y su mandíbula se tensaba. En varias ocasiones masculló frases ininteligibles”, ha dicho la testigo. Otro testigo asegura que el condenado dijo "Oh, man". Cuando era evidente que la ejecución no estaba saliendo bien, las autoridades decidieron ocultar la escena corriendo una cortina sobre la cámara de ejecuciones. "Ha sido una chapuza, ha sido difícil de presenciar", ha declarado David Autry, uno de los abogados de Lockett. "Era una tortura", ha dicho otro, Dean Sanderford, a The New York Times.
Se espera que la chapucera ejecución sirva al menos para encender de nuevo el debate sobre la pena de muerte y sobre las sustancias usadas en las ejecuciones. De momento, la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, ha declarado que ha pedido “al departamento Penitenciario una completa revisión de los procedimientos de ejecución para determinar qué ha pasado”.
Los abogados de algunos presos en el corredor de la muerte ya han alzado la voz diciendo que los nuevos cócteles de drogas usados para inyección letal en Oklahoma y otros estados causan a los condenados un sufrimiento indebido, por lo que viola las protecciones constitucionales contra la crueldad en los castigos administrados por el Estado. Patton, no obstante, sostiene que ha sido el procedimiento, no las drogas, lo que ha fallado en el caso de Lockett.
“Este puede ser verdaderamente un punto de inflexión en todo el debate, ya que la gente queda asqueada por esta clase de cosas”, ha declarado Richard Dieter, director ejecutivo del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, un organismo que vigila la aplicación de la pena capital. “Podría llevar a una suspensión de las ejecuciones hasta que los estados puedan probar que lo hacen sin problemas. Alguien ha sido asesinado esta noche por la incompetencia”, ha finalizado. Oklahoma ha cambiado recientemente las sustancias para las ejecuciones ante la retirada del mercado de las que venía utilizando hasta ahora.
El estado de Oklahoma utiliza tres sustancias: midazolam para provocar la inconsciencia; bromuro de vecuronio para detener la respiración y cloruro de potasio para parar el corazón
De hecho, la ejecución de Lockett y Clayton había sido aplazada varias veces por una batalla legal en torno a los nuevos cócteles mortales para las ejecuciones. Actualmente, el estado de Oklahoma utiliza tres sustancias: midazolam para provocar la inconsciencia; bromuro de vecuronio para detener la respiración y cloruro de potasio para parar el corazón, según su departamento penitenciario. Esta misma combinación se usa en Florida, pero con una dosis mucho mayor de midazolam. Los abogados en esta batalla sostienen que el estado de Oklahoma oculta información sobre los laboratorios que suministran las sustancias que usa. Sin embargo, el Supremo del estado dictaminó la semana pasada que tanto a Lockett como a Warner se les suministró la información necesaria sobre las inyecciones letales que debían recibir este jueves. En cualquier caso, la ejecución de Warner ha sido aplazada al menos dos semanas.
“Después de que Oklahoma se negase durante semanas a desvelar información básica sobre las sustancias usadas en la inyección letal de esta noche, Clayton Lockett fue torturado hasta morir”, ha declarado Madeline Cohen, abogada de Warner. Lockett fue condenado en 1999 por asesinato en primer grado, violación, secuestro y robo. Se le acusó de haber disparado a la adolescente Stephanie Nieman y de enterrarla viva.
EE UU lleva tiempo inmerso en un debate sobre los nuevos cócteles de sustancias usados para la composición de las inyecciones letales, ante la escasez de las drogas que se han usado durante décadas. Oklahoma y otros estados han estado intentando encontrar fabricantes y nuevas combinaciones después de que algunos grandes laboratorios, en Europa y en EE UU, dejaran de suministrar a EE UU algunos productos objetando que sustancias creadas con otros propósitos fueran usadas para la pena de muerte y ante el temor a ataques, políticos o físicos. Ante esa escasez, los estados recurren a laboratorios más pequeños -compunding pharmacies, pequeños laboratorios que sólo mezclan sustancias- y a cócteles no testados a fondo. Muchos estados imponen el secreto de los nuevos suministradores, lo que ha desencadenado batallas legales sobre la idoneidad de los laboratorios y la seguridad de los productos que suministran.
COMENTARIO:
De hecho debería haber un mundo para todos aquellos que defienden la vida y otro para aquellos que solo son capaces de idear matarse entre ellos... A ver si un día entendéis humanidad burra, que las cosas se logran sin violencia, tal es la herencia que estáis dejando.
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