lunes, 21 de abril de 2014

LA GRAN ESTAFA ESPAÑOLA

TODOS ENGAÑADOS
Viendo "La gran estafa americana", de David O. Russell (por cierto, en el único lugar de Oviedo en donde podemos ver los estrenos de cada semana: ¡qué tiempos aquellos en los que abundaban las salas de cine!), en mi mente se entrecruzaban constantemente circunstancias de la vida cotidiana con lo que veía en la pantalla, con recuerdos constantes de? "la gran estafa española", porque los últimos años de este país nuestro son la historia de una monumental estafa (estafar: "cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio", RAE), perpetrada por políticos, empresarios, medios de comunicación, etc., y consentida, en gran medida, por sus víctimas, los ciudadanos.
Generalmente, circunscribimos el término "estafa" al ámbito económico, pero es ampliable a otros muchos aspectos de la vida, con protagonistas muy diversos y con la corrupción como ingrediente fundamental. Bien es cierto que al citar a los "gremios" anteriores y generalizar la situación actual se cometen injusticias, pero sólo hay que pasear un poco por las ciudades (el mejor termómetro de la realidad) o acercarse a lo que expresan los medios, para darse cuenta de hasta dónde hemos llegado. Los casos de corrupción se producen a diestro y siniestro, de norte a sur y de este a oeste, con políticos, empresarios, medios de comunicación, etc. enfrascados en una lucha de poder frenética, en donde todo vale. Y hay corruptos porque hay corruptores, que se saltan sin ningún tipo de pudor los derechos y necesidades de los ciudadanos, habiendo dejado al país "hecho unos zorros", con situaciones que ya creíamos superadas: hambre, deficiente asistencia médica, dificultad en la formación, falta de vivienda? La corrupción campa a sus anchas y deteriora la "marca España": un reciente estudio de la Comisión Europea sitúa a España como uno de los países más corruptos de la UE y en donde, tras una encuesta del Eurobarómetro, un 95% de sus ciudadanos considera la corrupción una práctica generalizada.
Pero, como decía Jack "El Destripador", "vayamos por partes", y empecemos por los ciudadanos, víctimas? y victimarios, porque, en gran medida, han consentido los desmanes. Sí, manifestaciones, quejas del "sistema"?, pero llegan las elecciones y las víctimas de la corrupción y de la estafa vuelven a votar (que no "botar") a quienes los han llevado a la desesperación. Además, el propio ciudadano consiente las "pequeñas estafas", porque él, si puede, también estafa: falsas bajas laborales, aceptación de facturas sin IVA, tratar de pagar menos impuestos... Así lo reflejaba el editorial de LA NUEVA ESPAÑA del 9 de febrero, titulado "Todos perdemos con la economía sumergida", que empezaba así: "A nadie le agrada liquidar impuestos, y menos a los españoles". Igualmente clarificador (y preocupante) un reciente estudio del Real Instituto Elcano, que constataba un grave problema en la sociedad española de "reputación interna": los españoles nos consideramos, sobre todo, "corruptos" (así lo piensan el 86% de los encuestados) y "no fiables" (un 53%). ¡Vaya panorama!
Y, ¿cómo actúan los medios de comunicación? Algunos, cada vez menos, denunciando los desmanes y las injusticias; otros, sobre todo los audiovisuales, enfrascados también en otra lucha de poder, en la que también vale todo, y siempre con una visión unívoca y parcial de la realidad: o blanco o negro, sin matices; sólo hay que ver y oír las tertulias televisivas o radiofónicas tan habituales hoy en día, con tertulianos que nunca criticarán a "los suyos" y nunca ponderarán, si hay ocasión para ello, al "enemigo". Esto también forma parte de esa gran estafa en la que se ha convertido este país.
Si nos adentramos en el mundo de la política, el panorama no es mejor, empezando por la gran estafa de la "separación" de poderes. ¡Pobre Montesquieu! El poder legislativo es una mera correa de transmisión de los partidos políticos, que velan por sus intereses, no los de los ciudadanos ("partitocracia" versus democracia). Y si nos detenemos en donde más duele al ciudadano, el bolsillo, qué podemos decir, viendo determinadas situaciones: se habla siempre de los políticos españoles como los peores pagados de la UE; posiblemente, pero, ¿han sumado todos sus extras y prebendas varias? Otro ejemplo de estafa a gran escala es la cantidad enorme de "equipamientos" construidos para realce del político de turno, sobre todo en periodos electorales, que, tras años de abandono e indiferencia, siguen esperando ser puestos en marcha o, lo que es peor, ¡han sido derribados! Dinero? ¿tirado a la basura o para beneficio de unos pocos? No obstante, hay un rayo de esperanza, cuando vemos que, cada vez con más frecuencia, afloran los casos de corrupción y sus instigadores pagan las consecuencias.
Son sólo ejemplos de una gran estafa, muy centrados en lo económico, pero que se extienden a la precitada "separación de poderes". ¿Quién elige a los integrantes del Consejo General del Poder Judicial o a los del Tribunal Constitucional? Algunos dirán que los ciudadanos, representados por los partidos políticos. Sí, si esto fuera, verdaderamente, una democracia representativa. ¿Lo es? Tengo serias dudas. Pues bien, esto es una estafa al ciudadano. Qué mal suena cuando se habla del "juez conservador" o del "juez progresista", o del "juez próximo al partido X". ¡Qué gran estafa! La propia Constitución, nuestra Carta Magna, es también, en varios de sus artículos, una gran estafa, por el sistemático incumplimiento de muchos de los artículos que consagra (igualdad, derecho a una vivienda digna, a un trabajo?). En este sentido, es muy esclarecedor el artículo de Francisco J. Bastida, titulado "El Estado y la banda de ladrones" (LA NUEVA ESPAÑA, 9/2/2014), que, entre otras cosas, dice: "Cuando las expectativas derivadas de la Constitución no se cumplen y quienes ostentan el poder se valen de él para sus intereses particulares, la legitimidad del poder se resquebraja"? porque se está cometiendo una estafa. ¿Y qué decir de algunos nacionalismos periféricos, que inventan su propia historia? ¿Por qué hay comunidades autónomas con mejores servicios que otras, si la Constitución consagra la igualdad y la solidaridad como pilares básicos para la convivencia? La España de la Transición estaba llena de buenas intenciones y de buenos presagios? si los hubiéramos sabido llevar a buen puerto; hoy vemos, desgraciadamente, que se nos ha ido de las manos. Esa España de la Transición que buscaba la reconciliación ha terminado, hoy en día, rescatando con virulencia las "dos Españas" machadianas. Si unimos a ello como "guarnición" los nacionalismos cada día más virulentos en sus intenciones disgregadoras, todas aquellas "buenas intenciones" han sido una gran estafa. Recuerdo que, viajando por el Peloponeso, el griego Zanassis me dijo: "Ustedes, los españoles, son cuatro y mal avenidos". En vista de la actual situación griega, tal vez no sea un griego el que deba darnos ejemplo de comportamiento, pero?
Si pasamos al mundo empresarial, frente a muchos pequeños empresarios que arriesgan su patrimonio o se endeudan para crear empleo y buscar un medio de vida de forma honesta, otros falsean la cuenta de resultados, fuerzan despidos de trabajadores, activan, con la complicidad del político de turno, la recalificación de suelo y el consiguiente y nefasto, con el tiempo, "boom inmobiliario"? Pero ellos continúan con su alto nivel de vida (como alguno que llegó a estar en la cúpula de la CEOE y hoy, felizmente, ve amanecer con las rejas de por medio). Banqueros con sueldos estratosféricos y bancarios que pierden sus trabajos. ¿Y las antiguas cajas de ahorros? Totalmente politizadas, sirviendo a la voz de su amo (de derechas o de izquierdas) y hundiéndolas en la miseria? hasta que llega "papá Estado" al rescate. ¡Qué gran estafa! Recordemos las llamadas "preferentes", ejemplo de estafa planificada. Y, ¿por qué es España el país donde más abunda el, desconocido para la gran mayoría, billete de 500 euros? Seguro que sabe la respuesta, amigo lector.
Éste es, desgraciadamente, el panorama de nuestro país, donde la gran mayoría de sus ciudadanos, incluidos políticos, empresarios, periodistas?, son gente honrada y honesta; el problema surge cuando se "toca poder"? Pero vivamos en la esperanza, aunque con una gran preocupación, porque es el futuro de las próximas generaciones: España es un gran país, pero, ¿será o volverá a ser alguna vez un gran pueblo?

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